Be Prog My Friend Festival 2016 – Poble Espanyol de Barcelona – 1 y 2 de Julio 2016.
Crónica: Pablo Martyr
Fotos: Aránzazu Peyrotau
Una vez más, Diablorock estuvo viviendo el que sin duda es, uno de los mejores festivales que se puede disfrutar en España, esta vez en su tercera edición. Este año la organización se decidió por un formato de dos días, ambos en el maravilloso enclave del Poble espanyol, tras decidir mover la primera jornada de la Apolo en previsión de que la sala se quedara pequeña.
Antes de comprobar si el festival seguía en plena forma y corregía los pequeños errores de ediciones anteriores, teníamos una parada en la prefiesta de presentación que tuvo lugar en la sala Rocksound de la misma Barcelona. En este pequeño pub cercano a Razzmatazz vivimos el jueves la descarga de dos veteranas bandas nacionales, los locales Moonloop y los vascos Quaoar. Llegamos a la sala cuando Moonloop apenas habían comenzado y quedamos encantados con ellos. Sonido, ganas y actitud en un concierto que se pasó volando. Es cierto que su único disco publicado hasta la fecha es excesivamente deudor de Opeth, pero la calidad que tienen es indiscutible. Dejaron paso a los más rockeros Quaoar (han llegado a tocar en el Azkena) que dieron un muy buen show con un sonido casi perfecto y una intensidad que mantuvo lo que habían empezado los catalanes. En definitiva, un perfecto aperitivo para lo que serían los próximos dos días.
Llegamos el viernes pronto al Poble (no habían abierto las puertas aún) y prácticamente nada más llegar les tocó la dura tarea de abrir a los locales Exxasens. Desde este primer concierto pudimos ver que el sonido iba a ser prácticamente perfecto y que además, el volumen iba a ser suficiente incluso para las zonas más alejadas. Los post rockers dieron un buen concierto con una colaboración de lujo de Bruce Soord de Pineaple thief, que se cantó un tema con ellos. Al ser un grupo muy ambiental, probablemente les habría venido mejor tocar de noche, pero sin duda cumplieron. Con un sol de justicia tocaron los segundos representantes nacionales, Obsidian Kingdom, que basaron su setlist principalmente en su nuevo disco A year with no summer. Supieron ganarse al público con su original propuesta, pese a lo tempranero de la actuación y tocar alguno de los temas más inclasificables del nuevo disco.
Era el turno para el último grupo confirmado para el festival, Iamthemorning, que a priori parecían fuera de lugar en un festival más orientado a las guitarras que los sonidos más clásicos (clásicos en el sentido más estricto de la palabra). Puedo decir que no creo que me los pusiera en casa, pero dieron un buen concierto y el público se lo reconoció (ellos mismos parecían los primeros sorprendidos). Tras este interludio más calmado, les tocó a los, para mí, ganadores de la noche. Los islandeses Agent Fresco que se vaciaron totalmente en el escenario. No es fácil clasificar su estilo pero recuerdan a los The Mars Volta más frenéticos. Sonido perfecto, con una batería de ritmos casi imposibles, y quizá excesivamente triggereada – por poner alguna pega. El cantante había padecido recientemente una neumonía pero eso no le frenó para dejarse la piel en el escenario. Después de semejante exhibición, venía el teórico plato fuerte de la noche, The pineapple Thief, grupo de culto donde los haya. Puede que les penalizara la exhibición de Agent Fresco, o que el setlist no fuera el más adecuado para un festival, el concierto se quedó un poco a medio gas. Bueno, pero no memorable. El día dejó buenas sensaciones y terminó a buena hora para los que teníamos que coger metro.
Llegamos el sábado al Poble esta vez un poco después de que abrieran las puertas, con Anneke ya empezada bajo el cálido sol barcelonés. Fue un concierto con mucha energía, con ella llenando el escenario (junto a su corista). No es que The gentle storm sea algo que me mate, pero en directo creció. Una pequeña pega a llevar todos los teclados grabados, pero claro, para 40 minutos… Continuaron los alocados y frenéticos Between the Buried and Me. Tenía mis dudas sobre si iban a ser capaces de reproducir todo lo que hace en disco, pero vaya si lo consiguieron. Empezaron con el tema inicial de su último albúm y dieron un repaso a otros lo que el tiempo asignado y la duración de las canciones elegidas permitió. La única pega, pues como en disco, pueden poner bastante nervioso si no se escuchan en el momento adecuado. A continuación tocaron la que probablemente vaya a ser la banda más original que tocará en este festival así se hagan 40 ediciones. Magma mostraron estar en bastante buena forma y el público pareció disfrutarlos. A los que no terminamos de entender del todo su propuesta, nos quedó la sensación de haber disfrutado de una leyenda viva del rock progresivo.
Y llegaba el momento más esperado, el doblete que había preparado la organización, sendas actuaciones de dos horas de los cabezas, Opeth y Wilson. Opeth estuvieron francamente muy bien, pero no nos pilló de sorpresa pues ya fueron de lo mejor de la primera edición. Set list equilibrado (queda la maldición de los dos primeros discos), solo una de Pale communion y dos (!!) de Heritage. Solo le puedo poner dos lunares al concierto, repetir varias canciones que tocaron hace dos años (Demon of the fall, Deliverance…) y no aprovechar las 2 horas que la organización les dio (les sobraron unos 20 minutos para un último tema). Steven Wilson simplemente se salió. Es muy difícil hablar de música, pero en caso así parece casi absurdo hacerlo. Lleva una banda con un calidad descomunal, está de voz espléndido, llena todo el escenario. He visto muchos conciertos, pero pocos como este. Si podéis, no lo dudéis, puede ser de las cosas más espectaculares que se puedan ver a día de hoy sobre un escenario. Se tocó prácticamente todo el Hand.Cannot.Erase, 4 temas de los añorados Porcupine tree (con homenaje a Bowie en Lazarus) y aun así le dio tiempo a rescatar un tema de cada uno de los otros discos. En contraposición a Opeth, Steven sí aprovechó el tiempo con creces.
Y para finalizar la agotadora jornada, Textures, que a pesar de la impetuosa hora y en cansancio que todos sufrimos fueron capaces de hacer un show contundente que sirvió para poner el broche final a la jornada. En resumen, un festival con unas prestaciones que mejoran cada año, en un marco perfecto, con un nivel de masificación que permite ver los conciertos bastante cerca sin tener que hacer proezas, con unos precios razonables. Esperamos con ganas el anuncio de la cuarta edición cuanto antes.