No sabéis lo difícil que se me hace hablar de Type O Negative, mi banda especial, mi banda preferida. No puedo hablar del apego sentimental que me une a ellos, porque me tendría que detener en la primera noche que dormí junto a mi mujer, o en el nombre que le pusimos a uno de nuestros hijos, y tendría que hablar de mis miserias, que quedaron impresas en muchos de estos temas, y no es cuestión. Si opto por distanciarme sentimentalmente, siendo breve me parece un texto deficiente, y si quiero extenderme me parece aun más incompleto, otra contradicción que encuentra para mí sentido en la banda de Brooklyn. La putada es que es el 20 aniversario de October Rust, y no podía hacerse el silencio, y menos en nuestra casa. Así que a ver qué sale.


Como todos los discos mágicos, October Rust es el resultado irrepetible de un momento concreto, fruto del estado de ánimo de un músico, más que de meras inquietudes o influencias musicales. Ya sabéis de quién hablo, del gigante, de Peter Steele, único responsable de todo lo que rodea October Rust: concepto, letras, composición, sonido, artwork, etc. Type O Negative venían de haber conseguido disco de oro con Bloody Kisses. Peter, con 34 años, acababa de cambiar legalmente de nombre. Petrus T. Ratajczyk había muerto, aquel larguirucho inseguro y tímido se convertía en un poderoso y magnético adonis, con una renovada autoestima que usó para regalarnos esta auténtica obra maestra.

En el sótano de la casa de sus padres, o lo que es lo mismo, su residencia, Peter estuvo componiendo a mediados de los 90, y con su inseparable teclado eléctrico, un disco llamado 1313. Posteriormente siguió trabajando en él mientras estaba de gira. El disco cambio de nombre, pasó a ser Octobers Rust (Sí, al principio era en plural), aunque finalmente, antes de entrar a grabar en los Systems Two Studios de Brooklyn, fue bautizado definitivamente como October Rust. Peter se sentía tan fuerte que mandó a paseo a su sello discográfico, Roadrunner Records (con quienes siempre tuvo una extraña relación de amor-odio), cuando éstos le exigieron escuchar las demos. La banda tenía una situación de fuerte poder frente a Roadrunner tras el éxito cosechado con su anterior disco, por lo que se permitieron también rechazar el productor y el estudio que el sello les indicó. Peter ahora sentía la seguridad que siempre necesitó, y no iba a retroceder un milímetro sus planes.

Aunque en su día fue tachado de un producto más comercial, October Rust suena a muchas cosas y a ninguna, y nadie será jamás capaz de acercarse a algo así. Peter perdió toda vergüenza y recurrió sin miramientos a la nostalgia y a la delicadeza si hacía falta, dejando atrás la violencia con la que se había expresado en el pasado. El concepto del disco es morir follando, bueno eso y el otoño. Pero el principal era el de seducir, y la idea de que Peter acabase ardiendo en un lecho mientras practicaba sexo, algo que casi consiguieron las numerosísimas fans que Peter cosechó, lo que motivó que el tema del «mete-saca» desapareciera en el posterior World Coming Down, para mí su mejor disco, aunque no por ese motivo. En cualquier caso la palabra otoño se afianzó en la banda para siempre. Como decía Peter tenía muy claro el concepto del disco, siendo el máximo responsable (que no autor) de la portada e imágenes del artwork, que encajaban asombrosamente bien con su contenido. Peter incluso llegó a inventarse la tipografía utilizada para las letras de las canciones en el interior del disco, la cual llamó “neo-rúnica”.

October Rust es desde su inicio peculiar, arranca con una broma en la que se escucha un acople de altavoces, tras ello los cuatro miembros se presentan a sí mismos y al disco, tras lo cual comienza Love you to Death, tema que te arrastra al bosque del que no saldrás en más de 70 minutos. Este tema fue el escogido como primer sencillo, aunque October Rust es un disco sin un single claro, como así le recriminó Roadrunner Records a la banda. El sello esperaba otro single como Black Nº1, aunque finalmente no les hizo falta algo así para alcanzar el disco de oro, algo que además sucedió mucho antes que en su anterior Bloody Kisses.

Desde el primer momento que el sonido del disco se te echa encima percibes a un Peter que ha crecido extraordinariamente como compositor, productor y vocalista. Él es el gran protagonista, con su impetuoso bajo y su asombrosa voz. Encontramos un Peter en un momento de seguridad rebosante con un bajo saturado que se apodera más que nunca de la guitarra de Kenny, quien en este disco suele estar en segundo plano en casi todo momento. El apartado vocal es un capítulo interesante del que podría estar horas hablando. Mientras que en todos los discos de Type O Negative Kenny Hickey canta en numerosas estrofas, en October Rust es Peter quien acapara absolutamente todo el disco -sin tener en cuenta la discreta aportación de Val Ium de PistOn en In Praise of Bacchus-, incluso en los registros agudos y rasgados naturales de Kenny, teniendo en cuenta que Peter llega a unos graves imposibles. Y no sólo eso, estamos ante una lección de amplitud de registros vocales, cubriendo un rango de 3 octavas y 2 notas, una auténtica salvajada. Incluso en ciertos compases de Red Water hay ciertos coros femeninos que no es otro que Peter cantando en falsete, algo que contrasta con el poderío y la masculinidad barítona, que cautiva y empequeñece a cualquiera. Imposible no señalar en este aspecto el derroche de potencia en varios momentos de Die with Me.

Ese deseo por parte de Peter de querer acapararlo todo lo encontramos también en un dato que muchos desconocen, y es que las baterías de este disco son también a cargo del gigantón. Así es, ¿sorprendido? Pese a que Johhny Kelly contaba con todo el respaldo como batería en la banda, Peter recurrió a programar todas las baterías en estudio, algo que repitió de aquí en adelante a excepción de Dead Again, donde sí participó Johnny. Ello no es más que otro ejemplo del tremendo talento de Peter, quien no solo estuvo magistral en este apartado sino que consiguió que nadie se diera cuenta, ya que si bien las baterías parecían tratadas de alguna manera por su peculiar sonido, nadie dudó que fuesen artificiales.

La producción es infinitamente mejor que en el pasado de la banda, consiguiendo algo muy curioso, y es que aunque trates de ecualizar tu equipo a máximo de graves el sonido de este disco nunca se hará bola, y eso teniendo en cuenta la afinación por los suelos de las guitarras y el bajo. Temas como Be My Druines o My Girlfriends Girlfriend (que siempre odió el teclista Josh Silver) tienen un sonido muy pop, donde las guitarras pasan a un discreto segundo plano en beneficio del bajo y los teclados. El disco doble acaba con una cara D que para mí esconde lo mejor del álbum. No hay mejor tema que Wolf Moon para ser expuesto como definición exacta de lo que eran Type O Negative: Riff simples que con su peculiar producción te hace menguar, tempo pesado, teclados envolventes como órganos de catedral, tambores militares, coros fantasmagóricos, efectos cinematográficos, púas rasgando cuerdas por el mástil, bajo con distintos efectos… y la voz de Dios, con un Peter creyéndose la letra…(las letras de esta banda mejor las tratamos otro día), susurrando y aullando como nadie es capaz, y culminando con un final inesperadamente luminoso acompañado de una imposible voz en falsete. Para terminar el disco tenemos Haunted, que con ese inicio, teclados y bajo saturado… ya ni me molesto en intentar describir de un modo mínimamente acertado. Lo que sí diré es que Haunted, oscura pesada y retorcida -y esta vez con mucha más presencia de guitarras-, daba las pistas adecuadas de por dónde irían los tiros en World Coming Down, donde “With a Little Help from my Friends” (drogas, por si hay despistados) la banda encontró su cenit creativo, en mi humilde opinión, pero de eso hablamos dentro de tres años, cuando ese disco cumpla 20.

October Rust, es para mí el inicio de una trilogía perfecta, un disco hecho para evocar, para seducir, con momentos pesados que te aturden, y otros tremendamente paisajísticos que te hipnotizan. Es un disco escurridizo, cada día lo atrapas de una manera, algo por lo que personalmente no lo encumbro -como hacen muchos-  como el mejor de la banda. Según el día suena embriagador, bello, o quizá demasiado pomposo. Lo que está claro es que si te pilla en luna llena y con la guardia baja estas perdido. Estar con la oxitocina a tope y ponerse October Rust es la puta felicidad.

Aunque la peor broma de todo esto…está al final. El disco acaba con Peter diciendo:

“Espero que no haya sido tan decepcionante, nos vemos en el tour”

¿Nos vemos en el tour? Peter, me cago en la puta…


 

 

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Interior de la edición limitada en vinilo de 2013

Interior de la edición limitada en vinilo de 2013