Crónica y fotos por Rafa Diablorock.

Meshuggah – 2016 European Tour

Madrid – 29 de noviembre de 2016 – Sala Riviera

Banda invitada: High on Fire

Promotora: Madness Live


Si por sí solos Meshuggah eran suficiente atractivo para acudir a esta cita, presentando en gira propia su excelente y recién publicado The Violent Sleep of Reason (Nuclear Blast 2016), el añadido de High On Fire como banda invitada era el complemento perfecto. Dos conceptos diferentes de patear traseros que pusieron la sala madrileña La Riviera patas arriba.


Cuando vi que High on Fire eran la banda de apertura para la gira de Meshuggah este año, tanto en EEUU como Europa, me hizo recordar cuando en los años 90 Napalm Death ponían música techno a su público en los minutos previos a sus conciertos; una decisión meditada y con la que intentaban conseguir un efecto de contraste a base de antítesis musical, de manera que la irrupción de su agresivo Grind Metal tuviese un mayor efecto. Algo así debieron tener en mente los suecos a la hora de elegir a unos músicos con un concepto tan distinto al suyo, aunque evidentemente sean una banda no solo de su agrado, sino digna de su admiración. El trío capitaneado por Matt Pike salió puntual a escena con la intención de no dejar títere con cabeza. Black Pot, tema que abre su último Luminiferous (E1 Music, 2015), dejaba ya claro que no se habían contagiado del método sesudo y milimétrico de los dueños de la gira. Los americanos siguen a lo suyo, un desmedido derroche de saturación, velocidad y ruidismo valvular. Mientras el bajo y la batería nos percutían el pecho, Matt Pike metía todo el ruido que podía tanto con su rasposa guitarra como con su ronca voz. Un derroche de actitud que muchos de los presentes no acababan de entender. Temazo tras temazo, Mr. Pike empapado en sudor no paraba de escupir y de actuar como lo que es, un macarra capaz de aclararse la garganta de esputos en todo el micro; actitud en sintonía con su metal sucio, orgánico, descontrolado y -como suele pasar en estos casos- demasiado desordenado en los temas más veloces. Las infalibles Rumors of WarTurk, junto a las más novedosas Serum of LiaoSnakes of Divine como cierre épico, son garantía de disfrute por parte de los seguidores de esta banda de culto, pero dudo mucho que High On Fire hiciesen en esta ocasión nuevos seguidores. Ser tan impermeables y genuinos a veces tiene ese inconveniente.

Fotos de High On Fire (pulsar para ver en mayor tamaño)

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Me resulta hasta cómico oír que Meshuggah son padres de un sonido o de un estilo de música. Por un lado es cierto que de su huella creativa surgieron muchas bandas, incluso una manera de construir sonidos, pero resulta irrisoria la distancia que separa a los precursores de todo ese saco de sucedáneos. Muestra de ello son las piezas que encontramos en todos sus discos, y sobre todo, la dimensión que cobran en sus interpretaciones en vivo. Meshuggah volvieron a demostrar en la Sala Riviera que le sacan cinco cuerpos al mejor de sus discípulos, gracias a los cinco monstruos que toman el vistoso escenario en cada una de sus actuaciones. Tras décadas puliendo y engrasando su sonido, llegan a 2016 a un estado de forma, nivel, división… o como se le quiera llamar, estratosférico. En una total oscuridad, Meshuggah ocupaban sus puestos en el escenario para, con destellos sincronizados de luz, empezar su hipnotizante y convulsiva Clockworks, tema que abre su último disco a base de sus ya representativos ritmos sincopados. Las siluetas de los músicos imponían como figuras sobrenaturales, en un escenario ataviado con elementos de la portada de su último álbum, formando un conjunto realmente portentoso que gran parte del público trato de hacer suyo con el móvil, incrédulos de lo que estaban contemplando. El espectaculo visual de la banda es tan sofisticado como su música, y tremendamente dificultoso de capturar por los fotógrafos bajo el escenario, ya que está ideado para ser contemplado a varios metros del mismo. Una vez me ubiqué a cierta distancia, encontré también un sonido de mucha mayor definición, por no decir perfecto. La muestra del poder sonoro se mantuvo de principio a fin de una actuación en la que las cuerdas de Fredrik Thordendal y Marten Hagstrom dibujaban sus desquiciantes sonidos apoyados por la compleja y milimétrica precisión de Tomas Haake a la batería. Mientras, Jens Kidman como siempre derrochó tablas y garganta con su agresivo registro. Me quisiera detener en la labor de Dick Lövgren, quien además de estar imponiéndose como fuerza compositiva fundamental en la banda, en buena parte de la actuación sostuvo el peso de los riffs con su bajo, especialmente en la fase central del repertorio con temas más pesados como Perpetual Black SecondStengah. En las piezas más frenéticas, como Lethargica y Bleed, Tomas Haake fue quien nos hizo llevar las manos a la cabeza por su habilidad, precisión y potencia. Nostrum nos caló hasta el tuétano con su pesada atmósfera gótico-futurista, sumada a la presencia de un juego de lasers que terminaban de dotar al conjunto de una extraña irrealidad. Demiurge y Future Breed Machine terminaron de desatar a un público extasiado. Tras una gran ovación final, nos frotamos ojos y oídos a la vez que nos preguntamos cuál era planeta del que procedían aquellos músicos que abandonaban el escenario.

Fotos de Meshuggah (pulsar para ver en mayor tamaño)

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