Segunda entrega de este especial 1997-2007 de Rush, celebrando que “Vapor Trails” y “Snakes & Arrows” cumplen 15 y 10 años respectivamente. Geddy Lee, Alex Lifeson y Neil Peart, tres titanes y una historia que merece ser contada.

Texto por Carlos Kashmir.


A pesar del bombazo que supuso Vapor Trails por tratarse de ser el inesperado regreso del trío canadiense, no vendió todo lo que se esperaba para la expectación que hubo. Pero eso no fue óbice para que su gira fuera un éxito arrollador, había ganas de Rush, muchas ganas. De hecho en esta gira empezó a fraguarse el salto definitivo a las masas de aquella reputadísima banda de culto cuyos fans tenían más en común con los de Star Wars que con los de cualquier grupo musical. La primera piedra fue el glorioso dvd Rush In Rio que se publicó en octubre del 2003, y que se trataba del último concierto de la gira (en la que por primera vez que pisaban suelo sudamericano) en el Estadio de Maracaná de Rio de Janeiro. No puedo más que recomendar exacerbadamente este documento para quien quiera aproximarse al universo Rush, ya que es en sus directos donde se puede comprobar la verdadera dimensión de estos tres colosos. Para muestra un botón: nunca podré olvidar un día que tenía este dvd en mi casa a toda castaña, y mi padre pasó de largo por delante del televisor; algo llamó su atención ya que regresó, empezó a contar y me dijo con cara de incredulidad  <<¿sólo son tres?>>. Efectivamente, es alucinante ver de lo que son capaces en directo, y por suerte, siempre han cuidado mucho este apartado, publicando desde que empezaron como banda un directo de cada etapa de su carrera, y a partir del citado dvd de cada gira también un registro audiovisual con grandes realizaciones.

En los dos siguientes años celebraron su 30 aniversario publicando otro directo grabado en Frankfurt llamado R-30, y un fabuloso EP, Feedback, grabado en los suburbios de Toronto y que contiene ocho versiones a su manera de artistas que influenciaron de manera capital en sus comienzos como Cream, The Who, The Yardbirds, Love, Blue Cheer o Buffalo Springfield.  Ya en 2006 se ponen manos a la obra con la composición de su siguiente placa. Para Snakes & Arrows no quieren volver a equivocarse en la producción como en Vapor Trails, cuentan con un joven e increíblemente prometedor Nick Raskulinecz, que con Rush da y recibe una masterclass, dejando una producción exquisita, y a partir de ahí la gloria: Foo Fighters, Alice In Chains, Deftones, Mastodon, etc.

No podría tener mejor comienzo el decimoctavo disco de estudio del power-trio con “Far Cry”, un temarral tan contundente como pegadizo, que entra a las mil maravillas, pero a pesar de ser accesible, como lo pueden ser Rush en general, cuenta con esas huellas misteriosas y omnipresentes que reafirman a la banda como objeto de culto. “Far Cry” se instala cómodamente entre tantos clásicos, como pude comprobar en directo en el 2011 (aún tengo pelillos de punta que no se me terminan de bajar), y con la que  me hicieron flotar de principio a fin. Y así van sucediendo “Armor And Sword”,  “Working Them Angels” o “The Larger Bowl”, grandísimas canciones que nos conducen a las atmósferas de su etapa más prolífica y diferencial (1976-81, desde 2112 a Moving Pictures) con quiebros oscuros y estribillos luminosos y místicos, guitarras que cambian continuamente de paisajes, acústicas que dibujan colores, arreglos maravillosos (mandolinas, mellotrones, secciones de cuerda,..), el poderoso bajo que sostiene los temas y los lleva por todas las curvas de ritmos habidas y por haber, las voces que dan más carga trascendental a unas letras ya de por sí asombrosas.

Y por último, y no por ello menos importante, la majestuosa batería que marca la diferencia en cada segundo, en cada momento; ‘The Professor’ hace que no te pierdas un solo instante porque puedes descubrir algo realmente especial.  Son tres maestros, los mejores en lo suyo, pero siempre al servicio de las canciones, nunca veremos ejercicios masturbatorios a pesar de que podrían hacerlos con la gorra. En Rush existe una sinergia y un feelin’ trabajado a lo largo de las décadas sobre la chispa que hay entre ellos y que se convierte en llamas. Escuchas el disco y tienes la sensación de estar los tres tocando en la misma habitación al mismo tiempo. Los sonidos, tanto duros como suaves, se combinan maravillosamente como ocurre en la enrevesada y espléndida “Spindrift”. Vacilan en el borde de un abismo con un ojo en ambos lados, donde nunca pierden el control, pero esa tensión que construyen hace que Rush nunca haya sido una banda fría y distante, todo lo contrario.

Uno de los puntos (y fuertes) del álbum es que encontramos tres instrumentales, destacando “The Main Monkey Business”, una pieza por la que matarían por componer hoy en día unos desdibujados y perrísimos Tool, mezcla de la intensidad de 2112 y la musicalidad de Vapor Trails. “Hope” alude a las raíces folklóricas de Lifeson, donde toca una guitarra de 12 cuerdas con cierto tono medieval. Y la tercera instrumental es la breve y descarada “Malignant Narcissism”, que hace referencia a la peli “Team America” de los creadores de South Park, Stone y Parker, estando nominada en el 2008 al Grammy por la mejor performance instrumental de rock. “The Way The Wind Blows” es un blues metálico donde nos presentan la religión y la guerra como causa y efecto, la religión fanática nos conduce a la guerra, tema que planea en más momentos del álbum. La delicada “Faithless” es un highlight, una de esas pistas de Rush en las que los contrapuntos vocales contra las guitarras y las líneas de bajo crean ese sonido único que se encuentra en su punto máximo en directo, y en este caso lo puedo corroborar. “Bravest Face” y “Good News First” nos retrotraen a los Rush más noventeros de Roll The Bones o Test For Echo. Y llegamos al cierre con “We Hold On”, una canción edificante que expresa la suma total de todas las luchas que la vida ofrece y sostiene, y que contiene unas guitarras enmascaradas, Peart jugando con sus típicos y alucinantes breaks, y el bajo de Lee que sustenta el caos junto con un latido palpitante constante que guía los varios cambios musicales.

Snakes & Arrows son trece canciones muy generosas, en los que los muchos estilos de Rush están representados, con muchos matices y melodías muy cuidadas. Lee, Lifeson y Peart, tres músicos tan vibrantes como creativos, con una visión y tesón envidiables, que dejaron sus imbatibles cualidades técnicas, genio, ingenio, alma y corazón en esta placa. Repitieron hito 5 años después en Clockwork Angels (pero eso es otra historia), y dieron otro paso más hacia la cumbre con el imprescindible documental Rush: Beyond The Lighted Stage. A día de hoy sus fans, que cada día que pasa somos más, los echamos inmensamente de menos. Ojalá Neil Peart se recupere de sus problemas físicos y al menos nos sigan regalando algunos años de trayectoria con algún disco más y conciertos, aunque fuesen más puntuales que largos tours. La música no puede permitirse el lujo de prescindir de RUSH, más cuando seguían estando a un nivel sobrenatural. Desde DiabloRock imploramos este regreso y los homenajeamos recordando estos 10 años de trayectoria y los aniversarios que cumplen con tan buena salud Vapor Trailsy Snakes & Arrows.


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