Cheap Trick.
Gira:  2017 European Tour.

Manchester Academy (Manchester) – 28/06/2017.

Artista invitado: Stone Broken.

Texto y fotos: Carlos Kashmir.


En un miércoles nublado y lluvioso de una mustia Manchester, Cheap Trick fueron un rayo de luz que nos atravesó con energía y diversión a raudales. DiabloRock y el menda vuelven, tras el concierto de King’s X, a tierras inglesas en menos de dos semanas, para cubrir y descubrir en directo a una de las bandas de rock más veteranas que en mayor estado de gracia se encuentran hoy en día.


No ha pasado apenas un año desde el fantástico Bang, Zoom, Crazy… Hello, cuando nos encontramos con otro nuevo álbum de los de Rockford, el flamante We’re All Alright, publicado hace pocas semanas. Sin duda me atrevo a decir que poquísimas bandas de su generación siguen tan en forma, vigentes y con tantas cosas por decir a día de hoy como ellos, publicando con pasmosa facilidad fabulosos discos y rockeando de cojones en directo. El año pasado les llegó un gran y merecidísimo reconocimiento introduciéndolos en el Rock And Roll Hall Of Fame, tras más de 40 años de carrera. Personalmente podría decir que eran la última gran banda clásica, de mis favoritas, que me quedaba por vivir en directo. Como leíamos en los finales de pantalla de los videojuegos: mission accomplished.

Que en esta ciudad tan futbolera y cuna de importantes bandas como Oasis, Joy Division, The Smiths, Foghat o los míticos Take That, en pleno verano haga esta mierda de tiempo… ¡esto no es vida! Poco que envidiar a los brexitanos, ni su meteorología, ni lo estirados que son, ni su porquería de comida; quizás de lo poco sería su historia musical o que tengan recintos como el del Manchester Academy, una sala en condiciones, cómoda, de generosas dimensiones y con un sonido perfecto. Abrieron fuego Stone Broken, unos británicos de nacimiento pero que musicalmente se inclinan por el rock made in America de Nickelback, Puddle Of Mud o Alter Bridge. Y aunque no son el tipo de bandas que me gusta seguir ni por el forro, por algún extraño motivo me producen cierto gancho. Lo que en estudio suena frío y prefabricado como una hamburguesa de McDonalds, en directo hacen y nos hicieron pasar un rato cojonudo (así se los hice saber al final del concierto), levantando el puño y coreando temas que desconocíamos, aunque no una mayoría, porque había bastante gente entre el público que parece que sí los seguían. Buen aperitivo, aunque los nervios y la comida de uñas eran por lo que se nos iba a avecinar.


Tras una sobria intro sin ninguna parafernalia, solo un audio de un par de minutos, presentándolos entre carcajadas del público el mismísimo Homer Simpson, aparecen en escena con el aplomo y carisma que les caracteriza. Entonces es cuando se nos dibuja una enorme sonrisa esperando el habitual y mítico primer tema de saludo de cada concierto, «Hello There»… ¡y la primera en la frente! Nos atacan con una impensable «Just Got Back», temazo de la vida que apenas rescatan para sus directos, y claro, nos dejaron con el culo totalmente torcido. La primera sensación de casi decepción por no ver la esperadísima «Hello There» se desvanece al instante por semejante gozada de sorpresa, y presentir que esa noche íbamos a vivir más momentos especiales e inesperados como este. Coincide esta mini gira europea (Rock the Ring, Azkena y tres fechas en UK: Londres, Manchester y Bristol) con la publicación de We’re All Alright, y lógicamente nos presentan pronto el primer single del mismo, «Long Time Coming», y un poco después «You Got It Going On», dos pelotazos que dan ritmo y encajan perfectamente ante tanto clásico, al igual que la magnífica “No Direction Home” de su anterior disco. Pero los de Rockford (no se puede ser de un sitio con un nombre más molón) fueron a la yugular desde el principio y con “Clock Strikes Ten” y “He’s A Whore” pusieron patas arriba la sala. Tan pronto y ya querías explotar de felicidad y adrenalina.

La primera toma de contacto no podría haber sido mejor, porque no sólo como banda sonaban rocosos y enérgicos, si no que uno por uno ya ibas tomándoles la matrícula y embobándote con sus cualidades. Robin Zander iba ataviado de su icónico uniforme blanco radiante, gorra incluída, de la Policía del sueño; el título del hombre de las mil voces no es para nada gratuito, y excepto un par de momentos que igual le costó bajar algún tono (la exigencia es máxima) dio una auténtica exhibición vocal. Dudo que haya apenas cantantes de su generación, e incluso posteriores, que mantengan tan altísimo nivel (Glenn Hughes y… ¿Glenn Hughes?). Rick Nielsen es todo un guitar-hero, maestro de ceremonias y derrocha tanto carisma como guitarras saca a relucir y puas hace llover al público. No para quieto un segundo el tío, movimientos anárquicos, saltos a lo Pete Townshend (quien tuvo retuvo), caras cachondas, complicidad con los fans y bromas continuas. En las antípodas del grillado de Nielsen está Tom Petersson, su magnética silueta se mueve por el escenario como si flotara a cámara lenta. Tom es LA CLASE, tras sus gafas de sol, gran abrigo, sombrero de ala ancha y pedazo pañuelo hay un aura entre romántico loser y sobrado de la vida. Daxx Nielsen, el hijísimo, es el último elemento de la ecuación; lleva siete años en la banda tras la partida del añorado Bun E. Carlos, y aunque se echa mucho de menos esa milimétrica elegancia en su pegada, Daxx, al que le falta a veces esa seguridad, ha insuflado a la banda juventud y energías renovadas.

Partiendo de la base de que para quedar medio satisfecho con el repertorio deberían haber tocado al menos cuarenta temas, repasando los set lists británicos, puedo decir que el gordo nos tocó a nosotros. Lástima no haber podido ver los tres conciertos, porque en las tres noches apenas repitieron canciones con los dedos de una mano (como si eso solo fuera patrimonio de Pearl Jam, ¡ja!), y aunque en Manchester fue un poco más corto en número de temas, como digo, para mí fue, afortunadamente, el mejor repertorio. Como muestra un botón: me preguntó mi parienta si tocarían “Need Your Love”, favorita de ella, y le dije que lamentablemente se olvidara de tamaño temarral, contadísimas eran las veces que lo hacían. Pues al momento sonó esa oscura intro y se nos quedó cara de tontos, ¡Cheap Trick son amor! Continúan las sorpresas con “Taxman, Mr. Thief” de su debut, o una “Voices” en las que se me escapó alguna lagrimilla y Zander nos dejó cantar a capella en uno de los momentos más emotivos de la noche; como lo fue también la bellísima “If You Want My Love”. Tras la pegajosa “Never Had A Lot To Lose” llegó “Stop This Game”, un tema perfecto que sonó cañón y con la que flotamos. Y es entonces cuando llegó el turno de Mr. Petersson, cogiendo las riendas del cotarro, marcándose con su preciosísimo y saturado bajo Gretsch de 12 cuerdas un solo muy apañado, y su típica y chulesca versión de “I’m Wainting For The Man” de la Velvet Underground; seguida también con su voz de la vibrante“I Know What I Want” que corearon hasta en Old Trafford. A apartir de aquí, el despiporre, con el trío final de melocotonazos que encontrarás en todo jukebox que se precie de cualquier pub clásico, esto es, «I Want You To Want Me», «Dream Police» y «Surrender». Aquello se convirtió en una auténtica fiesta por todo lo alto, el golpe de gracia definitivo a un concierto fabuloso que se estaba pasando como un suspiro. Aún así les dio tiempo a regalarnos otro sorpresón con «Gonna Raise Hell», un tour de force de alrededor de un cuarto de hora, en el que Daxx hizo un minisolo muy aplaudido, y todos se desbocaron hasta rozar momentos muy intensos e incluso heavymetaleros. Menudo puñetazo en toda la jeta para los que piensen que Cheap Trick son poppies, porque de pop tienen esas melodías contagiosas, pero vienen cargadas de guitarras prendidas y hard-rockeras; una fórmula que patentaron, perfeccionaron y siguen liderando ellos, y que a su vez han ido cogiendo el testigo nuevas generaciones de bandas como Green Day o Foo Fighters a la cabeza actualmente. Con «Goodbye» y la Uncle Dick guitar (la guitarra de doble mástil con forma de Rick en cuerpo entero) se despiden triunfalmente de nosotros, esperando que esta primera vez no sea la última. O eso al menos pedí mirando a las nubes de Manchester.