Sello: Ipecac Recordings
Producción: Ross Robinson
Crítica por Manuel J. González.
Siempre me he mostrado reacio frente a este tipo de formaciones: Las Superbandas. Normalmente, integradas por músicos que en cierto momento no tienen demasiado que decir, y que aúnan fuerzas con otros de su especie para parir trabajos habitualmente pretenciosos, aburridos e innecesarios. No es el caso de Dead Cross; bofetada en la cara de la mano de dos grandes del Rock como son Mike Patton y Dave Lombardo; y de un tal Justin Pearson, conocido fundamentalmente por liderar a los excéntricos y frenéticos The Locust.
El impactante nombre de la banda nace un día de camino al ensayo, cuando Lombardo y compañía se topan con uno de esos puntos negros a las afueras de Los Angeles donde han muerto un gran número de conductores, y ¡voila! Dead Cross has born. Decir también que Patton se convierte en el nuevo vocalista de la formación estadounidense tras la marcha de Gabe Serbian [también en The Locust, y otras bandas como Cattle Decapitation y los atrevidos italianos de Zu], que considera que no está preparado para el tute que piensa afrontar la banda tras la grabación de su primer trabajo. Finalmente, las partes vocales son grabadas por un Patton en estado de gracia, que escribe las letras desde cero. ¿El resultado? 27 minutos de histrionismo compulsivo y hermosa arrogancia punk. El polvo perfecto entre el hardcore y el punk. Aunque la definición se quedaría corta sino citamos ingredientes como el thrash metal más clásico, el crossover de formaciones legendarias como los seattleianos The Accüssed [se puede leer sobre ellos en “Everybody loves our Town” de Yarm] o el alternative rock más genuino.
Unas veces es más Faith no More, otras Slayer y otras The Locust. En todo caso, el music shake es preciso, acertado, natural; convirtiendo este breve trabajo en uno de esos discos que pones una y otra vez. Altamente, recomendado en esos momentos en los que uno necesita ser zarandeado. Decantarse por uno u otro tema es burdo ejercicio, ya que desde el azote inicial de “Seizure and Desist”, y continuando con la paranoica “Idiopathic”, el torbellino que supone esta colección de 10 temas es orgásmico. Mención especial a la espectacular versión del “Bela Lugosi’s Dead” de Bauhaus, con la que Dead Cross consiguen sonar a un híbrido de Sisters of Mercy y Killing Joke. Espeluznantemente impactantes. Músicos curtidos rindiendo pleitesía a esos sonidos que extirparon el acné de sus feas caras cuando la pretenciosidad no existía y tan solo la música con actitud importaba. El mítico Ross Robinson [Korn, Limp Bizkit, Machine Head, entre otros] se encarga de producir un artefacto que podría haber sonado de mil maneras diferentes, pero que hace diana desde el segundo 0. ¿Es posible adivinar cómo sonará “Grave Slave” en directo? ¿Es magia conseguir que el ‘metal’ vuelva a sonar creíble y poderoso? Yo creo que sí.
Cualquier amante de la música que se tercie debería acercarse a un trabajo que consigue que vuelvas a enamorarte de aquellos sonidos que hicieron crecer los pelos en tu hispánico pecho. Si después de finalizar la escucha de la destructiva y épica “Church of the Motherfuckers” no sientes la necesidad de hacer sonar de nuevo este disco, deberías revisar tu equipo, tus auriculares o directamente acercarte a tu otorrinolaringólogo más cercano.