Producción: Tucker Martine.
Sello: Caroline Distribution.

Por Carlos Kashmir.


Vaya por delante que servidor opina que The Sword es una de las mejores cosas le han ocurrido al metal en este siglo, y que incluso a pesar del volantazo a sonoridades más psych-rock setenteras en el anterior “High Country”, los vi con unas más que loables intenciones de evolucionar y madurar su sonido. Tras varias golosinas como el citado “High Country” en versión acústica (el prodigioso “Low Country“), su primer álbum en directo “Greetings From…”, y un homenaje al “Dark Side Of The Moon” de los Floyd (uno de los seguros culpables de su cada vez más uso de synths y bajada de revoluciones) en “Doom Side Of The Moon”, regresan con este “Used Future” en el que ahondan más lo expuesto en el anterior disco de estudio. ¿Y eso es bueno o malo? Pues muy a mi pesar más lo segundo que lo primero. Al final creo que se están quedando un poco en tierra de nadie, porque para hacer lo que hacen Black Mountain ya están los propios canadienses. Sin duda lo que más echo de menos es a aquella banda a la que se le caían de los bolsillos riffacos a cascoporro, construyendo temas a base de un hachazo detrás de otro, ya fuera sobre un colchón heavy, stoner, rockero, metalizado o más psicodélico y sofisticado… pero siempre con varios riffazos en cada canción que te partían en dos el pecho.

Otro punto débil de este álbum es el abuso de temas instrumentales, y sobre todo el orden de las mismas. Vale que empieces con un preludio y al cuarto tema metas una instrumental, ¿pero justo la siguiente también? Encima llamándose Intermezzo debería estar situada en el intermedio, no en la quinta. Al séptimo corte volvemos con otra instrumental y ya el disco se nos va haciendo un poco insípido, porque tampoco son precisamente exuberantes. Y para rematar el disco, penúltimo tema ooootra instrumental, y el último un reprise que, sí… habéis adivinado, ¡es instrumental!

No todo son malas noticias, entre los temas que no son instrumentales los hay con gancho y reconociendo a los The Sword que me suben la bilirrubina, como en Deadly Nightshade o Twilight Sunrise, y más inspirados en esta faceta nueva con Sea Of Green. Pero hablando de inspiración veo que flaquean más en ello que el anterior.

Valoro a las bandas que se quieren quitar el corsé y desatarse, pero no es el caso de nuestros protagonistas, porque en cada disco siempre han logrado hacer un camino con sus curvas y cambios de paisajes. Simplemente pienso que este coche no lo conducen tan bien, y deberían coger otros en los que aceleren con mucho mejor tacto y no frenen bruscamente. Mientras tanto yo espero a los tejanos aquí en boxes, con el garaje abierto de par en par, porque tienen todo el derecho a probar lo que quieran. Ya volverán con La Espada más afilada.