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Escrito por Jaime Taboada.


La vida ha sido muy injusta con una banda como Junkyard. Relegados al ostracismo tras dos grandes discos, sus miembros han logrado sobrevivir como buenamente han podido aunque, salvo en el caso de Brian Baker (miembro de Bad Religion), siempre en bandas underground viendo con incredulidad como una sucesión de mediocridades triunfaban mientras ellos a duras penas podían llegar a fin de mes. Por ese motivo, el que podamos hablar de un disco nuevo de Junkyard en pleno 2017 es increíble. Casi casi milagroso.

En primer lugar es justo decir que deberíamos haber hablado antes de él ya que lleva unos meses en la calle. La saturación de información y novedades, el que haya sido lanzado con poca promoción y también algo de despiste por mi parte ha hecho que se haya producido esta demora. Pero como se suele decir, nunca es tarde si la dicha es buena. O sea que, ¡allá vamos!
En este tipo de reuniones o retornos, siempre suenan las alarmas. ¿Estarán en forma? ¿Habrán cambiado con los años? ¿Se esforzarán o tan sólo querrán aprovechar el tirón del nombre para tratar de sacar unos dólares? Dudas razonables ya que hemos visto de todo a lo largo de los años. Dudas que, por otra parte, quedan despejadas desde el momento en que el disco empieza a sonar con esa barbaridad titulada Walk Away. A los quince segundos de iniciarse el tema ya podemos decir que Junkyard han regresado y por todo lo alto. Y que parece que nunca se hubiesen ido.

Duros, potentes, rudos, directos a la yugular y sin concesiones. Temores disipados de un plumazo y constatación de qué lo que vimos en la gira de reunión de 2008 (y en alguna posterior) no fue flor de un día. Hace cerca de 10 años pudimos ver a esta banda vaciándose en los escenarios españoles con un Dave Roach simple y llanamente pletórico. Y ahora podemos asegurar que no sólo no han perdido un ápice de energía si no que a nivel de sonido y composición, el nivel es similar al de su disco de debut y a Sixes, Sevens & Nines. En definitiva, que podría haber sido grabado y publicado justo a continuación de éste último. De hecho parece el sucesor natural. Como si los 26 años que median entre uno y otro no hubieran existido.

Como ha comentado antes, el disco se inicia con un veloz y duro Walk Away en el que Roach (este hombre está cantando mejor que nunca) se deja la garganta, para a continuación proseguir con Faded que perfectamente podría haber figurado en su disco de debut. Un riff muy AC/DC y un estribillo melódico con un gran potencial. Una combinación que ellos dominan como pocos. En un mundo ideal, estaríamos hablando de un hit en toda regla. Pero no todo se queda en un inicio fulgurante. Los nueve temas restantes son dinamita pura. Estamos hablando de una banda que domina el rock en su sentido mas amplio. Y que pese a debutar en la California de los años 80 y del sleazy, siempre estuvieron más cerca de AC/DC que de Faster Pussycat. Y siempre tuvieron mas presentes a Lynyrd Skynyrd que a L.A. Guns. Huele a carretera y neumático quemado en W.F.L.W.F mientras que nos puede venir a la cabeza un mugriento club perdido en alguna carretera en el culo del mundo cuando suena Hellbound. La música de raíces tiene cabida en esa pequeña joya de poco mas de dos minutos que es Don´t Give a Damn, que tanto debe a Speedbugy USA como a Social Distorsion. Cuando bajan un poco las revoluciones, alcanzan cotas muuuuuy altas. Styrofoam Cup es una joya que huele a clásico por los cuatro costados. Y el tema que da título al disco es otra maravilla que muchos grupos matarían por tener en su repertorio. Una de esas canciones secas, sin concesiones, qué sin necesidad de riffs cortantes, o estribillos con grandes coros suenan con un poderío tremendo.

Y así podríamos seguir desmenuzando tema a tema. Aunque no tiene demasiado sentido. No hablamos de un disco de singles, si no de uno de esos de la vieja escuela de escuchar de un tirón de principio a fin. Un álbum perfecto con la producción adecuada. Austera y sin adornos, con las guitarras echando fuego y con un Roach poniendo el 100% de si mismo. Quizás mientras grababan este High Water la banda sabía que estaba antes su última oportunidad y echaron el resto. Fuese como fuese, aceptaron el reto y han salido airosos. De aquí a final de año no sé lo que sucederá, pero estoy convencido de que estamos hablando de lo que será uno de los discos de este 2017. Tan solo espero, eso si, que este espectacular retorno tenga continuidad y no tengamos que esperar dos décadas por un nuevo disco.
En definitiva, Junkyard están de vuelta. Y por lo escuchado, han venido para quedarse. Let´s rock!

1. Walk Away
2. Faded
3. Cut From The Same Cloth
4. Styrofoam Cup
5. Hellbound
6. W.F.L.W.F.
7. Don´t Give A Damn
8. Hell Or High Water
9. Wallet
10. ´Til The Wheels Fall Off
11. Kidness To The Dead.