ESCRITO POR CTHULHU.
Sello: Doom Dealer
Producción: Will Storkson y Theo Mindell
1.- Eyes Behind The Wall
2.- Capricorn
3.- Black Funeral
4.- Masters Of It Al
l5.- Down Into The Earth
6.- He Who Walks Alone
7.- Cosmonaut Of Three
8.- Electric Father
9.- Albatross
Capricorn es el debut de este cuarteto de San Francisco, y a su alrededor se habían generado unas tremendas expectativas merced al espectacular EP que sacaron hace ya más de un año. Aquella presentación en sociedad dejó pasmado a más de uno por la maestría con que los californianos recogían el legado de Black Sabbath, sin modificarlo un ápice pero añadiéndole unas composiciones dignas de cualquiera de los primeros clásicos de la mítica banda inglesa. Pues bien, con su debut Orchid han dado un enorme paso adelante , tanto que media crítica internacional ya está rendida a sus pies… mientras que otra media les desprecia argumentando que no son más que simples clones de los de Birmingham. Escuchando Capricorn, me da a mí que a Theo Mindell (Voz, Percusión), Mark Thomas Baker(guitarras), Nickel (bajo) y Carter Kennedy (batería) no les podrían importar menos esas críticas.
Porque es verdad, Orchid son clones de Black Sabbath, pero la copia genética es tan perfecta que a ella se ha adherido gran parte del genio creativo de los ingleses, haciendo de Capricorn una puñetera obra maestra que podrías colocar sin pudor en tu colección al lado del Paranoid, Masters Of Reality o Vol. 4. ¿Afirmación herética? Antes de que me queméis en la hoguera, pegadle una escucha a los nueve cortes que componen el álbum. Os aseguro que cambiaréis de idea. Capricorn huele a clásico por los cuatro costados, en todos los sentidos de la palabra. Tanto por unas composiciones perfectas, insuperables, como por la sensación que tiene el oyente en todo momento de estar frente a una joya nacida en algún momento de la década de los 70.
Barriendo el suelo con los rostros de Witchcraft y The Sword, Orchid han conseguido de un sólo gancho tumbar por K.O. a todas las nuevas bandas de sonido revival que habían surgido en los últimos años. Mientras que con otros combos uno siempre tiene la sensación de que se encuentra ante un grupo «homenaje» o en el mejor de los casos frente a alumnos aventajados de la clase de historia musical, con Orchid todas esas consideraciones desaparecen, obrándose un viaje temporal en toda regla a aquellos maravillosos años cuando Black Sabbath llenaban estadios y henchían corazones. La voz de Theo Mindell rebosa carisma por los cuatro costados, la sección rítmica suena como un tiro, desplegando robustez y técnica por igual, y a todo ello se le suma el trabajo de Mark Thomas Baker a las seis cuerdas, simplemente impresionante. Como poseido por el fuego creativo del gran Iommi, la colección de riffs que nos regala el norteamericano es para caerse de espaldas. Talentos varios y excepcionales que se conjuran en Capricornpara, a lomos de la excelencia, cabalgar al exclusivo reino de la magia, ese mundo habitado por músicos y obras cuya trascendencia y magnitud no pueden explicarse con palabras porque beben de fuentes más allá del simple y plano raciocinio.
Imposible no rendirse ante hits tremebundos como el que da título al disco, uno de los temas del año y que en 1970 habría hecho que estadios enteros se rindieran a los pies de Orchid. Éste es el corte de brillo más evidente (tiene un gancho y unos riffs para caerte de espaldas), pero los otros ocho que lo acompañan no tienen nada que envidiarle en cuanto a genio compositivo. Black Funeral es otro misil temporal, probablemente el tema más cercano a Black Sabbath de todos y que no desentonaría nada al lado de clásicos como Electric Funeral. Masters Of It All, Down Into The Earth y He Who Walks Alone componen el eje vertebrador del álbum, en el que se ponen sobre la mesa las grandes virtudes del cuarteto, que no son otras que unas guitarras ganadoras y unas melodías infecciosas capaces de grabarse a fuego en tu mente, todo ello regado por brillantes momentos de lisergia psicodélica. Éste último aspecto se hace más evidente en el single Cosmonaut Of Thee, una verdadera joya de proto-doom psicodélico que contiene en sí misma todas las armas que encumbraron a bandas como Pentagram o Trouble (que junto a los Sabbath formaron el gran triunvirato de la época en cuanto a sonidos densos). Sería injusto cerrar la crítica sin mencionar la canción con la que se cierra el álbum, Albatross, ya que es la más atípica pero refrenda el genio creativo de Orchid. Un tema relajado, que despliega sus oscuros encantos sin prisas, y que es la melodía ideal para encender unas velas, relajarse entre penumbras e idear alguna suerte de hechizo herético.
Como historiador del arte o analista sesudo, podría dedicar líneas y lineas criticando la falta de originalidad o la futilidad de sacar un disco como Capricorn pasadas más de tres décadas de la edad dorada del rock. Como amante de la música, que la siente con el corazón antes que con la cabeza, no puedo calificarla como menos que una obra maestra atemporal. Que cada uno decida cual es su bando. Yo mientras volveré a darle al play y emocionarme como un niño.
Crítica invocada por Cthulhu