Por Candy.
Sello: Nuclear Blast
Innocence & Decadence es el cuarto trabajo de esta gran banda de rock revival setentero. Estos suecos se han ganado ya su puesto de honor en el panorama rock actual gracias a tres sólidos álbumes que rozan la brillantez sonora. Pero no solo la prensa musical se rinde ante ellos y su enérgico directo, sus logros también los respaldan, fueron ganadores de un Grammy en su país natal, mejor banda de rock por su álbum «Hisingen Blues«, en 2011, y han aparecido en varias ocasiones en los top de ventas musicales de varios países europeos, nada fácil en los tiempos que corren. Su anterior larga duración supuso un punto de inflexión en su manera de crear canciones, y es que la banda se niega a caer en la reiteración y la monotonía compositiva. «Lights Out«, publicado en 2012, supuso una desaceleración en su rock de alto octanaje, un cambio de rumbo, hacía un oscuro intimismo y madurez aprensiva, a veces iracunda, víctima inocente de todos los males de una sociedad hipócrita y clasista que nos rodea.
Este nuevo disco continúa esa misma tónica, pero haciendo más patente que no son siervos de un mismo estilo. Melómanos confesos, en este «Innocence & Decadence» hacen gala de una versatilidad estilística que mezcla rock setentero, psicodelía, stoner, blues o incluso Jazz. Una montaña rusa musical que viaja en espiral a través del tiempo y el espacio, y que tiene como único destino el hogar, la casa de donde procede el Rock. Algunos lo tacharán de simple revival, de no aportar nada nuevo. Pero estos salvajes instrumentistas traen hasta su terreno todas esas melodías, y pasadas a través de su lóbrego filtro, parecen engendradas desde sus mismas entrañas.
«Magnetic shunk» es la encargada de abrir el disco haciéndonos recordar a unos Doors embriagados de Groove, potente y rabiosa, bajo la jefatura de una batería que es golpeada con precisas incisiones, y que marca el ritmo cabalgante de una exultante expresión de euforia. «The apple and the tree» nos recuerda que lo que nos hace diferentes es la realidad que tenemos delante, ni siquiera nuestros pecados importan, para nosotros, nuestra única salida es continuar hacia adelante. El tema empieza con un ritmo suave y elegante de bajo, que poco se desborda intensificándose hasta alcanzar un climax de pura rabia contenida. Aquí nos damos cuenta de que Joakim Nilsson es una verdadero camaleón modulando su voz. Este tema bien podría haberlo firmado el mismísimo Phil Lynott. «Exit 97» es como una marcha fúnebre, los teclados anuncian con solemnidad el hecho de que este mundo esta abocado a inundarse en la oscuridad, pero quizás exista, a pesar de todo, esa persona a que estamos dispuestos a entregarle todo. Después de una caída al más árido de los abismos, despegamos nuevamente. Cuando arranca «Never theirs to sell» podríamos jurar estar ante unos Mc5 jugando a hacer stoner. Rápida y directa a la yugular.
El cuarteto intenta que nuestra atención no decaiga ni un solo segundo. «Can´t Walk Out» es un viaje cósmico a un paraje psicodélico, impulsados por poder de combustión de unas guitarras que nos arrastran irremediablemente hacía un frenesí del que no podemos escapar. Un riff magistral que termina en un punteo asesino pone fin a nuestro delirio. Llegamos al ecuador de esta exuberante andadura, «Too much is not enouht» marca el punto álgido de este disco. Nada más empezar oímos el suave arrullo de la voz de Nilsson, acompañado de un fino compás de guitarra, y ¡oh! un coro de voces angelicales nos baña de sensualidad. El Soul también tiene cabida en este viaje a veces pretencioso. El cuarteto puede moverse cual todoterreno, a sus anchas, por cualquier tipo de contorno, y su sonido macera, lentamente, convirtiéndose en un brebaje emocional totalmente reparador.
Pero no hay tiempo para bajar la guardia, «From a hole in the wall» un tema con un ritmo stoner inquietante, melodías machacantes de guitarra que desembocan en una sonora explosión metalera, es solo un instante, pero los suecos saben que no hay lugar ni motivo para la reincidencia sonora. Con «Cause & defect» volvemos a navegar por mares setenteros, quizás nos acordemos de Cream, o Zeppelin, ¿por qué no?. Esta vez Joakim Nilsson nos canta con una voz provocativa y arrogante pero a la vez capaz de mostrar cierta fragilidad, ¿es posible?. «Hard headed» es un otro tema potente y electrizante, con un excelente trabajo de percusión y guitarras que rugen sobre un compás que roza lo jazzístico. «Far too close» nos arrastra a las orillas del Mississippi, pero esta vez, es un río gélido, con un caudal lleno de dolor. No sabemos a quien se llora en esta canción, solo que navegamos rodeados de tiniebla. Al final dice «Cantaré contigo desde allí arriba». Es un blues cantado desde el más allá, y en busca de una repuesta. Pero aún queda tiempo para el amor, una voz seductora «Stay for a song» nos invita a quedarnos. Se nos promete una canción más, ya no tenemos nada que perder, cerramos los ojos al escuchar la señal luminosa. Todo es un sueño, un viaje donde seremos abducidos por un ente casi lovecraftiano y abusaremos de drogas desconocidas por el hombre.
Graveyard firman así su álbum más personal y sofisticado, mostrando una madurez insólita, y dejando entrever que su futuro es de lo más esperanzador.