Una de las “cult movies” por excelencia, que, mas de cuarenta años después de su estreno, sigue provocando malestar a muchos de los espectadores que por primera vez se tropiezan con ella. Que sigue siendo objeto de reediciones en diversos formatos (la última, en Blu ray 4K), y que continúa generando un imparable merchandising en forma de figuras, posters, camisetas, etc. Si, todos tenemos en mente un nombre. Leatherface. Incluso gente que no conoce la película, en cuanto ve una foto, o un dibujo, sabe identificarlo y relaciona su nombre con una palabra. Motosierra. Pero, vayamos por partes.
En los años 70´s se estaba produciendo una pequeña revolución en Hollywood. El sistema de producción de los grandes estudios, estaba siendo puesto en tela de juicio. Directores, guionistas y, en general, toda la parte artística de cualquier película, reclamaba cada vez con mas fuerza el control de su obra. De lo que querían hacer y de cómo querían hacerlo. Algo que, productores y ejecutivos, habían atesorado desde que el cine era cine, el poder de decisión, era puesto ahora en tela de juicio. Pero el cambio era imparable. Se formaron nuevas productoras comandadas por directores y guionistas. El cine independiente, producido al margen de los canales tradicionales de Hollywood se abría paso y el público demandaba cada vez más otro cine. Si, El Coloso en llamas era un gran éxito, pero paralelamente, un gran número de espectadores, reclamaban otro cine. Más real, menos espectacular, pero mas directo y menos basado en grandilocuencia y grandes presupuestos. Y un buen número de cineastas se echaron al monte y, con reducidos equipos y pocos medios, empezaron a cubrir esa demanda de otro cine.
Aquí es donde hace acto de presencia un señor llamado Tobe Hopper, que en 1969 había dirigido una película titulada Eggshells que no vio casi nadie. Este joven, había escrito un guión junto con Kim Henkel y, sableando a familiares y amigos y recurriendo a ciertos personajes de dudosa reputación y abultaba ficha policial, consiguió reunir los fondos necesarios para empezar un súper precario rodaje de la historia que tenía en mente y que había plasmado en un guión y que era, ni mas ni menos, la historia de unos excursionistas que se quedan tirados en Texas en medio de ningún sitio y en mitad de ninguna parte, y que se ven perseguidos por un extraña familiar comandada por un deforme ser con una máscara de piel humana que manejaba con destreza una motosierra con la que despiezaba a sus víctimas cual experimentado carnicero. Pura magia Disney, ¿verdad ?
En fin, el presupuesto era casi casi inexistente. Casi todo se fue en comprar equipo (cámaras, celuloide, luces, etc), quedando la parte destinada a sueldos y salarios reducida a la nada. Vamos, que Hopper, definitivamente no podría contar con Steve McQueen u otra estrella de la época. Pero este hombre, no vió en su estrechez financiera un problema, sino una oportunidad y se aplicó aquello de “menos es mas” (en realidad no le quedó otro remedio). Reclutó a conocidos y a actores que, a falta de otras ofertas, trabajarían casi gratis. Planificó un rodaje basado casi al 100% en exteriores y escenarios reales. Y, ante la falta de medios, no trató de diseñar ningún tipo de efectos especiales que hubieran dado risa y rebajado la crudeza de la película. Al contrario, casi casi, anticipándose al movimiento Dogma, el director impregnó todo el metraje de realidad. Por momentos, casi parece el rodaje de un documental. Tan seco, áspero, sin virguerías visuales. Desde el minuto uno, la atmósfera, mas que de tensión, es de repulsión. Hay algo en ese paisaje, en ese entorno solitario que es DESAGRADABLE. Es difícil explicar el qué, pero ahí está. Ya desde el inicio, antes de que suceda nada reseñable, el espectador es introducido en un ambiente incómodo, Una especie de desierto, una carretera eterna sin coches, calor. Definitivamente, un paisaje que no es precisamente idílico. Y en los primeros minutos, ciertamente, no sucede nada, pero (y ahí radica gran parte del mérito de la película) el espectador sabe que algo va a suceder, Y que ese algo va a ser duro, de apartar la vista por momentos, de poner a prueba la resistencia del espectador. Y bueno….el que haya visto la película ya sabe cómo se desarrolla y no quiero destripar nada. Pero durante hora y media, la experiencia es de las que marca. Y no es broma. La mayor parte de los espectadores que han visto la película, independientemente de que les haya gustado o no, ya no la olvidan nunca. Algo que sucede con pocos títulos. Y que ese realismo, esa “pobreza” visual, el terror perfectamente encarnado por la actriz Marilyn Burns, que pasó a ser considerada una de las Scream Queens mas importantes de la historia y, como no, la aparición de “LA FAMILIA” han quedado grabadas a fuego en la memoria de todos.
“LA FAMILIA”? Si, no todo son sagas a lo Corleone en el mundo del cine. Tobe Hopper ideó una familia que pasa por ser una de las mas extrañas, macabras y retorcidas que hayan aparecido alguna vez en la pantalla. Liderada por un inolvidable abuelo (nada que ver con el de Heidi, ojo), son los amos del lugar y practican una poco saludable dieta que nada tiene que ver con la mediterránea. Todos los miembros adoran al abuelo y viven felices hasta que unos molestos excursionistas perturban su paz. Es en ese momento cuando hay que restablecer el orden. Y para ello, nada mejor que encargar esa tarea al benjamín de la familia. Un mastodonte que, armado con una motosierra, un delantal y una máscara de piel humana, se dedica a la cacería de excursionistas, con una crueldad hasta entonces casi inédita en una película. Si, ya sabéis que hablo de Leatherface, uno de esos iconos inmortales del cine. Darth Vader, Indiana Jones. King Kong, Godzilla, etc. Son personajes que han trascendido a las películas que les dieron a conocer. Y Leatherface entra en esa categoría. Con el añadido de que, al igual que otros muchos casos, eclipsó al actor que lo encarnó. Por desgracia para él, muy poca gente sabe quién es Gunnar Hansen. Pero todo el mundo, desde niños a abuelos, saben quien es Leatherface.
No me enrollo más. Como es habitual, la película no fue un taquillazo estilo Tiburón de salida. Poco a poco fue cobrando popularidad, gracias a pases en autocines, sesiones nocturnas, etc. Y en la bendita década de los 80´s, con la popularización de los videoclubs, el culto alcanzó su cima, en la que se mantiene hasta hoy. Ha habido secuelas, precuelas, reboots, remakes y demás. Poco importan desde luego. Tob Hopper llegó a dirigir importantes y taquilleros títulos, como Poltergeist, antes de volver de nuevo al mundo de la serie B. Y el cine de terror nunca volvió a ser igual. Con poco, se podía hacer mucho. Bastó con que Hopper lo consiguiera para que detrás, se animasen otros muchos. Unos años después, un tal Sam Raimi, con pocos medios, pero muchas ganas, rodaría una película titulada Posesión Infernal. Os suena….? Pero esa es otra historia de la que hablaremos otro día. Por ahora… ¡que ruja esa motosierra!
Título: The Texas Chainsaw Massacre (La Matanza de Texas)
Año: 1974 Director: Tobe Hopper. Guión: Tobe Hopper & Kim Henkel