Por estas fechas, coincidiendo con el periodo de nominaciones y entregas de premios varios (Globos de Oro, Oscars, premios de críticos de prensa, etc.) se suelen estrenar una serie de títulos, lo cuales, independientemente de su calidad, hacen de dichas nominaciones y premios, la base de su campaña publicitaria para captar la atención del público. A veces, en vista de lo vacío de las propuestas, este gancho puede ser lo único que haga que el público acuda en masa a la sala de cine. Sin embargo, en ocasiones, esta estrategia publicitaria, por desgracia, oscurece y eclipsa un brillante contenidos. Es el caso de Spotlight, que tiene nominaciones a todo cuando premio cinematográfico existe. Y no seré yo quien diga que son inmerecidas, pero creo que es el aspecto menos destacable de una brillante película que debería brillar por si misma, sin ningún tipo de apoyo externo.
Spotlight es una historia real. Y reciente en el tiempo. Hablamos del año 2001 y 2002. El título se refiere a un grupo de reporteros del periódico The Boston Globe, que se dedican a realizar reportajes de impacto, tras largas, sesudas y concienzudas investigaciones. A raiz de la llegada de un nuevo director al periódico, comienzan a indagar en una serie de denuncias de abusos por parte de sacerdotes católicos a niños en la Diócesis de Boston. Hasta aquí, podría ser este el argumento de muchas películas de investigaciones periodísticas. Pero Thomas McCarthy, habilmente, opta por abordar con una óptica muy realista del proceso de investigación. Si bien nos pueden venir a la memoria títulos como Todos los hombres del presidente, creo que la referencia mas adecuada, puede ser la de la serie de TV The Wire. El tratamiento que se le da a la trama, la despoja de cualquier tipo de glamour o heroicidad, humanizando al 100% a todos los personajes. Tanto a los que investigan, a los que tienen dudas y a los que son objeto de dicha investigación. No hay escritores de historias que pasen tres días son dormir haciendo vigilancias, ni “hombres de negro” del servicio secreto, ni siniestros personajes siguiendo disimuladamente a los protagonistas. Ni siquiera hay pinchazos telefónicos, ni nada que podamos identificar con el género policial o el thriller. Lo que vemos es la realidad, casi siempre menos glamourosa que una adornada ficción. Pero realidad al fin y al cabo. Ni siquiera se intenta ennoblecer mas de la cuenta al gremio periodístico, que tambien recibe algún palo y tirón de orejas (no voy a revelar nada). Es este equilibrio y esta naturalidad lo que eleva a Spotlight bastante por encima de la media de este tipo de títulos.
A nivel visual. McCarthy se pone al servicio de la historia y no al revés, como pueda hacer alguien como Tarantino. Ambos enfoques son válidos, pero en este caso, se requiere tras la cámara a alguien que no se haga notar demasiado, pero que desempeñe su labor de director haciendo que todo encaje y que sin exhibiciones, ni espectaculares planos o travellings, la historia avance con fluidez. Y lo logra. No es una película en la que haya persecuciones, peleas o momentos de acción. Y sin embargo, no hay un segundo de parón o de respiro. Se apoya todo esto en un reparto que cumple con solvencia (en especial Keaton y un brillante Liv Schriber). Quizás Mark Ruffalo aparezca un tanto sobreactuado, pero bueno, nada que moleste. Cabe incluso que el personaje real en el que basa su interpretación actuase así en su vida.
Recomendado título, desde luego. Una película disfrutable por todo tipo de públicos, sin duda. Puede que no vaya a cambiar la historia del cine (seguro que no), pero creo que nadie saldrá decepcionado del cine.
Título: Spotlight Año: 2015
Director: Thomas McCarthy Guionista: Thomas MacCarty & Josh Singer
Reparto: Michael Keaton, Mark Ruffalo, Rachel McAdams, Liev Schreiber, John Slattery, Stanley Tucci.