Hoy que nos enteramos del adiós de George Martin es de justicia recordarle por lo que mejor hizo y lo que más nos ha alegrado la vida a muchos: la producción y el sonido en los discos de ya sabéis quiénes.
Y nada mejor que Rubber Soul, para muchos el punto de inflexión en la carrera de The Beatles hacia unos arreglos más complejos, hacia la idea del disco como obra total en lugar de una serie de canciones sin relación entre sí y, en definitiva, al paso de la música popular hacia algo mucho más…ejem… «adulto». Y no seré yo quien lleve la contraria a esas afirmaciones. Aunque la experimentación ya venía coleando en canciones anteriores es aquí donde empiezan a ser verdaderamente conscientes de hasta dónde pueden llegar. Hasta donde quieran.
Es alucinante que hayan pasado cincuenta años de este Rubber Soul, de Revolver, de Sgt. Pepper…porque sigo pensando que por mucha tecnología que haya ahora es imposible sonar así y hacer todo aquello con los medios que tenían. Y ahí Martin tuvo mucho que ver.
Que suene Rubber Soul, y que suene esa In my life con el maravilloso solo de piano del propio Martin…