Muy sorprendido con esta gente. Es complicado que una banda novel autofinanciada llegue a ofrecer un debut de este calibre. Los mallorquines Taste my Sweet Revenge presentaron The Last Sent a finales de 2015, un nutrido álbum de variopinto Metal Moderno, con mucho groove y una excelente producción, a cargo de Miguel A. Riutort (Mega). El trabajo posee una rica temática, representada en su portada, letras y hasta un videojuego promocional.
Personalmente no soy demasiado amigo de algunas nuevas fórmulas de Metal combinado con electrónica, breackdowns, etc, pero me he sorprendido haciendo headbanging con la valiente apuesta de Taste My Sweet Revenge. Demuestran que cualquier elemento, ya sea electrónico o melódico, si es bien introducido, se tiene arresto, mojo y buen sentido compositivo, puede resultar positivo. La mezcla de influencias de metal actual, temática ochentera, y la electrónica 16bit de videojuego retro ha sido el calzador definitivo -en buen sentido- para que cuajen todos los elementos de su propuesta. Las guitarras del disco son formidables, y se atreven con solos y desarrollos técnicos clásicos incluso entre bits y arreglos techno-retro, por extraño que pudiese parecer. El derroche guitarrero llama la atención ya sea inclinándose por la melodiosidad o cuando optan por la contundencia, aunque lo que más destacaría del disco es la pegada riffera, el martillo pilón a medio tiempo, que recuerda mucho a los primeros Chimaira. Destacaría los temas Captain Of The Undead y Human Transmutation, que define perfectamente el sonido de la banda y que cuenta con un riff que pudiese haber firmado Head de Korn en Follow The Leader. La voz de Mikel se mueve en diferentes registros, y aunque con un inglés algo apurado, muestra grandes cualidades.
Un debut fabuloso, potente y atractivo, que puede gustar a seguidores de Trivium, In Flames, Korn o Chimaira. Una extraordinaria presentación de una banda que esperemos se asiente, porque ya ha demostrado determinación y cualidades de sobra para darnos muchas alegrías.