Texto y fotos chungas por Rafa Diablorock.
Segunda ocasión en la que el fabuloso grupo jiennense Santo Rostro visita Córdoba. En esta ocasión presentando su último disco, «II: The Bleed«, acompañados por la formación vasca Tutan Come On, y la banda local Vahido. Triple cartel que se dio lugar en la sala Ambigú Axerquía, el pasado «Sábado de Gloria», según denominación cristiana.
Córdoba es una ciudad muy complicada para llevar a cabo este tipo de eventos, algo que no parece suficiente obstáculo para los chicos de la joven promotora Strain Music, responsables del evento y a quienes hay que agradecer la ilusión y determinación con la que trabajan.
Vahido abrieron la velada con sus creaciones de Rock clásico con trazas de stoner y garage, y gracias a jugar en casa, ciertamente contaron con el publico más numeroso de la noche. Buen ambiente y buen concierto.
Tutan Come On salieron directamente a matar. Conde, su guitarrista/voz, no dio tiempo a calentamientos y presentó los primeros riffs de su actuación completamente desatado y con un sonido atronador. Para ellos era un concierto difícil, siendo una banda poco conocida y que tocaba en la ciudad por primera vez, pero sorprendieron con un directo ganador al que el público quedó rendido.
Tanto en su euskera natural como en su único corte en castellano, «Toro sentado», el público estuvo totalmente metido en la actuación, sobre todo los más jóvenes y cercanos a primera fila, quienes crearon un ambiente muy movido y apropiado. El potente dúo mostró tablas, buen repertorio, y sobre todo, plena confianza a su propuesta, motivo principal de su victoria.
Llegó el turno de Santo Rostro, con una reducida formación en trío, donde Antonio además de la voz cumple con las exigencias de las cuatro cuerdas, tras la salida definitiva del bajista de la banda. El combo jiennese mantiene su pesado sonido pleno en distorsión, donde Miguel reparte riffs y blues con pasmosa facilidad. El guitarrista brilló especialmente, dando muestras de un feeling y un rollo enorme; es de esos músicos que parece ya nacieron con el instrumento en sus manos.
La banda pidió al público la misma implicación que en la anterior actuación de Tutan Come On -con los que compartían cartel, gira y equipo-, y así sucedió, volviéndose a ver bastante movimiento de cuellos y pogos. Sobre el veloz doble bombo de la batería de Alejandro llegó incluso a verse un wall of death por parte de la chavalada. En definitiva, y aunque con un repertorio reducido por imperativo del horario de la sala, Santo Rostro volvió a dejar sobre un escenario cordobés la huella de una banda gorda, engrasada, con personalidad y de grandes músicos. Quienes luego estuvieron atendiéndonos, y de cuya charla me quedo con una frase: «nosotros nos sentimos pagados con poder tocar de esta manera«. Pues genial, nosotros con que únicamente vengáis a tocar vuestro temazo «Cannonball» nos sentiríamos satisfechos.