Después de noquearnos de manera sorpresiva con su furioso debut, esta joven banda noruega debía revalidarse con este «Meir«. Algo siempre difícil, incluso para alguien tan joven, talentoso e inquieto como ellos habían demostrado ser en su homónimo «Kvelertak«(2010).
Es sencillo, pero a la vez muy complicado, tener tan variadas fuentes de inspiración (Death/Black/Punk/Hardcore y Hard Rock…) y no parecer un refrito. Sin embargo estos cabrones no soltaron el acelerador y siguieron con su peculiar sonido, haciéndolo rodar a hostia limpia sin estar sujetos a regla alguna excepto el desparrame. «Meir» es un disco que complementa perfectamente su debut, con el mismo gancho y redondeando ese punto molón ya característico de Kvelertak. Definitivamente demostraron ser el eslabón perdido entre el Death/Black de la primera escena escandinava y el Rock de garaje, o de guitarra “en toda la cara”.
Directo, potente, y muy rico bajo esa aparente sencillez. Con una genial producción de Kurt Ballou (brillante sonar tan guarro con tres guitarras y que el bajo esté ahí delante), Meir entra bien de primeras gracias a su sencilla molonidad, pero tiene detalles que lo enriquecen notablemente. Los temas se alargan de manera brillante con puentes instrumentales algo mas luminosos en cuanto a guitarras (ojo con eso, que el avance del tercer disco parece que tira aún más por ahí). Son 50 respetables minutos a “carajo sacado” que no dejan tiempo al aburrimiento. No sabría decir si es mejor o peor que su debut, es igual de contundente, eléctrico, pegadizo y cojonudo.