Por Carlos Salvador.
Sello: Alone Records.
Muchas cosas han pasado en el entorno de los sevillanos Orthodox durante los cuatro años que separan la publicación en 2011 de Baal y el reciente Axis, entre ellas seguramente la más notable haya sido el paso de trío a dúo en la formación por la salida del guitarrista Ricardo Jiménez, dejando a Marco Serrato (bajo/voz) y Borja Díaz (batería) como núcleo alrededor del cual gira la actividad del grupo.
Cuatro años en los que sin embargo no ha faltado actividad en ellos; tanto los proyectos a título personal de Marco Serrato como formaciones de contenido más experimental (Hidden Forces Trio más enfocados al free jazz y la improvisación, o Arconte en colaboración con el dibujante Antonio Ramírez, por citar sólo dos) han dado momentos bien interesantes.
Pero se empezaba a echar de menos material bajo el nombre de la banda madre, además del interés en saber cómo les habría afectado el formato dúo, más aún siendo la guitarra a priori el instrumento principal dentro de este tipo de formaciones. Claro que Orthodox nunca han sido lo que se entiende una banda convencional. Y con la colaboración de varios músicos de bandas afines, Axis no decepciona.
Desde la inicial Suyo es el rostro de la muerte…, con ecos de los Celtic Frost de To Mega Therion y homenaje a los King Crimson de Red, queda claro que siguen sonando imponentes y densos, juntando doom y jazz oscurísimo, en este caso con la excelente colaboración en los arreglos de viento de miembros de Hidden Forces Trio y los esotéricos Pylar.
Sigue Crown for a mole, primer tema en el que Orthodox se presentan únicamente con el formato de bajo y batería. Y tengo que reconocer que, pese a la apabullante y enérgica base rítmica, en una primera escucha se me hacía raro el sonido, faltaba algo, echaba de menos una guitarra o al menos uno de esos solos retorcidos que solían haber. Pero es que Orthodox nunca ha sido un grupo que muestren todo a la primera, requieren su tiempo, y yo sólo puedo aplaudir la valentía y el riesgo que han tomado.
En la larga Medea se encuentra la única guitarra que suena en el disco, gracias a la colaboración de Carlos Pérez de Monstermind. Comienzo melódico recordando a las bandas sonoras de spaguetti western del gran Ennio Morricone, creando un ambiente cada más asfixiante que desemboca en uno de esos finales atmosféricos marca de la casa.
En la segunda parte del disco vuelve la energía bruta del dúo con Portum Sirenes, y aunque para algunos quede mejor citar a Cliff Burton o High on Fire, yo me acuerdo de Joey DeMaio y los primeros discos de Manowar, de ese sonido crudo y cavernario que aquí suena en todo su esplendor. Igual que no pueden evitar reflejar la experimentación de sus otros proyectos en los siguientes temas. Free jazz e improvisación en Axis/Equinox, influencias africanas en la hipnótica ¡Io, Sabacio, Io, Io!, de nuevo con colaboraciones amigas. Y es que pese a lo diferentes que han sido siempre sus discos entre sí, hay algo en todos ellos tremendamente enraizado en su tierra, algo primitivo que revolotea por su música, ya sea por la asimilación de antiguas civilizaciones del Mediterráneo o de Andalucía y sus tradiciones, paganas y cristianas… por extraño que pueda parecer. Canícula es la tercera de las canciones de bajo y batería del disco, las más heavies, incluyendo un retorcido solo de saxo. Al igual que en las anteriores, tremendo el trabajo a la batería de Borja Díaz y un Marco Serrato más expresivo que nunca a las voces.
Para finalizar,…Y a ella le será revelado, continuación del tema inicial en clave más jazzística y dando la sensación de disco cerrado, de trabajo con inicio, desarrollo y fin. Porque han salido los nombres de Ennio Morricone y de Celtic Frost, la música africana, el doom metal y el free jazz,…y lo que en cualquier otro grupo sonaría a pastiche ellos lo asimilan y lo hacen propio. Todo vale en su disco más ecléctico, y los límites en la música están para romperlos. Tal vez no alcance el nivel de Amanecer en puerta oscura o Sentencia, en mi opinión sus dos mejores trabajos y dos discos como nunca nadie ha hecho, pero Axis sigue a un nivel alto, altísimo por momentos.
Y es que siguen siendo únicos, y eso es muy grande.