Hace años que pienso que David Davidson, guitarrista/vocalista de Revocation, está entre los mayores talentos que han podido existir en el metal extremo. Es un trabajador incesante, guitarrista virtuoso, que se ha dejado la vida en esto desde aquel niño prodigio hasta el axeman que es hoy. Formado en estudios clásicos, pilotando metal progresivo y jazz… son ya numerosos los trabajos en los que nos ha deleitado con sus magníficas creaciones. Un año hacía que Revocation publicaba su disco homónimo cuando, como si les fuera la vida en ello, en tan solo 12 meses vuelvía con un nuevo disco, Deathless. Ya se podría esperar la máxima dentro de la progresión de la banda, que no es otra que traer un álbum superior al anterior en todos los aspectos posibles, lo cual era ya casi imposible. Pues he de decir que sí, y los de Boston volvieron a hacer algo inalcanzable para la mayoría; sorprender. Tanto, que recuerdo la primera escucha que hice al disco; esperaba una nueva bofetada en la cara y lo que recibí fue la estampida en manada de todo el equipo de los Broncos de Denver.
Parece como si lo hicieran sin esfuerzo, y no quiero ni pensar el trabajo sobrehumano para conseguir transcender de semejante manera en una escena con tanta competencia. Logran darte la colleja inesperada con el riffs más robusto, o te dejan pasmado con un nuevo detalle técnico. Deathless es la solidificación del Death, Thrash, Groove y el progresivo, y digo solidificación porque cualquier otra banda que lo intente lo que va a conseguir es un batiburrillo chusquero. Con una genial producción, y una banda (sobre todo el batería) al quite de todas las locuras que se les antoje hacer a Davidson, en su cenit -hasta la fecha- de creatividad y virtuosismo. El ejemplo lo tenemos en el genial final de A Debt Owed to the Grave, tema que abre el disco, donde toda la banda acompaña de la manera mas sobrecogedora un excepcional desarrollo guitarrero. Deathless es una progresión desde el primer segundo hasta el último de estructuras imposibles, ahí tienes Madness Opus, que ya ni se como clasificarla. Pasmado me quedo con los continuos acordes y arpegios marcianos del disco, o con el descolgado riff de The Blackest Reaches.
Deathless es una vertiginosa montaña rusa de mamporros, sin orquestas ni adornos artificiales (hola Machine Head, eso va por vosotros). No encuentro calificativos para el continuo embobamiento que causa el escuchar este disco, un derroche de talento que desborda por las 7 cuerdas de Davidson, capaz de dislocarnos el cuello con el pesadisimo riff final de Labyrinth of Eyes, y luego en la instrumental Apex machacarnos el cerebro con los desarrollos instrumentales más inesperados. Deathless es un viaje sin espacio para el relleno, de obligatorio estudio para cualquier amante de el genero y de Metal en general. Revocation siempre hacen pupa, con cada disco nos abren una una brecha en la crisma, y aunque los conozcas bien, ellos tienen la tremenda habilidad de encontrar la manera en que no sepas encajar sus golpes. ¡Deseando escuchar su nuevo disco que ya tienen grabado!