Como pasa el tiempo. Tal día como hoy, hace la friolera ya de 25 años fallecía en un hotel de New Orleans un tipo llamado John Anthony Genzale Jr. Dicho así, no parece que sea un hecho merecedor de ser recordado en pleno año 2016. Pero lo vemos desde una perspectiva diferente si apelamos al “nombre de guerra” del fallecido. Hoy toca recordar al único, inigualable e irrepetible Johnny Thunders!!!!!

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En 1991 en un mundo sin internet, para cualquier adolescente de 17 años (servidor) Thunders era, debido a la escasez de información, visto como una especie de figura mítica con ese aura de malditismo que alimentaba todo tipo de rumores acerca de su figura. Rebuscando entre revistas musicales, se podían ver de vez en cuando algunas fotos suyas y parecía encarnar lo mas cool del rock. Siempre a medio camino entre lo elegante y lo harapiento, su look a lo Keith Richards cautivaba. Esos pelos que ya no recordaban la última vez que un peine había pasado por ellos, las botas, sus trajes, sus ojos ocultos bajo unas gafas de sol y siempre empuñando con estilo una guitarra. Era ver una foto e imaginar con claridad como sonarían sus discos. Y cuando pudimos acceder a ellos, pudimos comprobar que las imágenes no nos mentían. Aquellas fotos prometían rock´n´roll en estado puro. Y eso fue lo que Thunders nos legó.
Siempre recordaré el primer disco suyo que me agencié. Un disco muy curioso titulado Bootlegging the Bootleggers, que era básicamente un directo, en el que se recopilaban temas en directo de Thunders, rescatados de discos no oficiales. Y cada canción era presentada por el propio Johhny. Por otra parte, un reflejo fiel de lo que era este personaje en los 80´s. Entrañable buscavidas, siempre a salto de mata y aprovechando cualquier oportunidad para sacarse unos dólares. Tras eso, pronto llegaron a mi casa los dos discos de New York Dolls y Que sera sera. Llegado ese momento (hablo de 1994) yo ya era fan total.
Pero me apetece recordar otra anécdota que tuvo lugar en el verano de 1994 o 1995 (no lo recuerdo con precisión). En un catálogo de venta por correo (en aquella época no había ni Amazon ni nada por el estilo), un amigo y yo vimos que se ponía a la venta una reedición en vinilo del mítico disco L.A.M.F. acreditado a Johnny Thunders & The Heartbreakers. L.A.M.F. era uno de esos discos que solo poseían aquellos que realmente estaban en el ajo. No era precisamente Revolver de The Beatles ni Exile on Main Street de los Stones, discos localizables en cualquier tienda. No, hablamos de algo que a mediados de los 90 era legendario, considerado como una referencia del punk rock mas canalla y que ostentaba la condición de disco de culto. Lo que en aquel momento equivalía a disco casi imposible de conseguir. Por eso, cuando vimos anunciado en aquel catálogo una reedición en vinilo, ambos, echando mano de nuestros maltrechos ahorros, pedimos una copia. Por alguna razón, el envío del disco se demoró mas de lo esperado y, de la expectación, pasamos a los nervios, hasta que finalmente, el ansiado item llegó a nuestras casas. Creo que pocas veces me he emocionado tanto con un disco como la primera vez que pinché L.A.M.F. en mi casa. Al crepitar de la aguja del tocadiscos al caer sobre el vinilo, le siguieron los primeros guitarrazos de ese himno titulado Born to Lose. Ya desde el minuto uno lo consideré como uno de mis discos de cabecera. Y algo mas de 20 años después sigue siéndolo, desde luego. Además del mencionado Born to Lose, el disco contiene clasicazos como I wanna be loved, One Track Mind o Pirate Love que hacen que sea imposible que alguien no disfrute con esta obra maestra.

Y volvamos a dar un salto en el tiempo y regresemos a 23 de abril de 2016. Han pasado 25 años ya. Y aunque pocos recordamos a Johnny, los que lo hacemos, lo hacemos con cariño, respeto y admiración.
Podría contar docenas de historias relacionadas con drogas, conductas erráticas, groupies, broncas, situaciones absurdas (las hay a patadas) y leyendas mas o menos reales o mas o menos deformadas, que él mismo alimentó (no sé si de manera consciente o no) durante años y años.
Pero creo que, por una vez, le debemos a Thunders el mejor tributo que lo podamos ofrecer. Y como músico que era, creo que el mejor homenaje que le podamos rendir es el reconocimiento de su obra, por encima de chascarrillos, cotilleos y factores extramusicales.
Porque no nos debemos engañar. La discografía de Johhny está repleta de momentazos magistrales. Ya desde sus inicios discográficos con New York Dolls, dejó claro que esa cabeza loca escondía un talento natural para el rock and roll. No todo el mundo puede presumir de haber participado en uno de los mejores discos de debut de la historia!!!!! Y no todo el mundo puede presumir que algunas de sus primeras composiciones discográficas plasmadas en vinilo sean Personality Crisis, Subway Train o Jetboy. Casi nada…
Y no, no fue flor de un día ya que el segundo disco de los Dolls, titulado Too Much Too Soon, aunque siempre ensombrecido por la fama de su antecesor, contenía himnos como Babylon, Human Being o Chatterbox, composiciones todas ellas en las que participaba el bueno de Thunders. Que gran tándem formó con el también enorme Sylvain Sylvain!!!! Aún hoy en día, mientras unos guitarristas tratan de dotar de gran complejidad a sus composiciones, otros tratan de buscar ese sonido tan básico, esa esencia que había en las guitarras de los Dolls. Y pocos lo consiguen. Lo sencillo no siempre es fácil y reproducir ese sonido crudo y básico no está al alcance de cualquiera por curioso que pueda parecer.
Los Dolls pronto fueron historia ya que, desde su mismo nacimiento, había sido un grupo destinado a ser como un relámpago. Intenso y luminoso, pero poco duradero. Ya desde sus primeros días, drogas, muertes, malas decisiones y luchas de egos lastraron una trayectoria que, si bien fue breve, dejó una huella indeleble en la historia del rock. Pero como rezaba el título de su segundo disco, Too Much Too Soon.
Pero la llama de Thunders no se apagó con la disolución de la banda. No estaba hecho para un trabajo “normal” ni para ser un disciplinado músico de estudio ni para ser el dócil lugarteniente de ningún cantante. Lo suyo fue una huida hacia adelante sin frenar hasta el final del trayecto.

La trayectoria en solitario de nuestro protagonista solo puede recibir un calificativo. El de caótica. Pero dentro del caos, hubo MAGIA. Y en mas de una ocasión. Johnny fue un furibundo punk rocker en L.A.M.F. Un elegante y talentoso músico en So Alone, un desgarrador cantautor en Hurt Me e incluso un elegante buscavidas en Copy Cats. Es cierto que pocas de sus bandas fueron estables (Johnny y la estabilidad eran como el agua y el aceite), que sus tratos discográficos fueron en muchas ocasiones ruinosos y que no siempre se escogió a managers capacitados. Además, el propio Thunders no solía aterrizar en la lucidez con frecuencia. Pero lo cierto es que eso no impidió que grabara alguno de los mejores discos de la historia. ¿Exagero? Pues no. Digo eso de So Alone y me quedo tan ancho. Una obra al nivel de cualquier clásico básico del rock que se os pueda ocurrir. Pongo a la altura a Hurt Me. Mucho antes de la MTV y de la fiebre de los Unplugged, Johnny ya había grabado este desgarrador disco en el que él y su guitarra acústica nos ponían y nos siguen poniendo los pelos como escarpias.

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Quizás otros títulos como Que sera sera o Copycats sean mas discretos, pero siempre se las arreglaba para grabar grandes canciones incluso en los momentos mas bajos a nivel personal. En Que sera sera la nómina de colaboradores incluía a Wilko Johnson o a su amigo Michael Monroe, mientras que Copy Cats, grabado a dúo con Patti Paladin está un tanto infravalorado, por aquello de ser un disco de versiones, pero yo creo que es un título imprescindible por dos motivos. En primer lugar porque se ve que Thunders estuvo inspirado y mas o menos centrado en las sesiones de grabación y en segundo lugar porque nos sirve como guía de sus influencias y nos vale para entender mejor a un artista a través del repertorio escogido para el disco. Desde Screamin´Jay Hawkins a Elvis. De Memphis a New Orleans. Desde mediados de los 50´s hasta finales de los 60´s. La música que escuchaba un crío de origen italiano de Queens. Cuando hacia finales de la década de los 80´s triunfaba la MTV, Johnny eligió mirar atrás y recrear las canciones con las que creció. Una mirada nostálgica con una notable dosis de melancolía que demostraba que cuando se liberaba de sus demonios interiores, el neoyorquino era capaz de emocionarse y emocionar y de llevarse a su terreno unas canciones en las que se nota que pone el 110% de si mismo.
Tras ese Copy Cats, la larga travesía en el desierto. La falta de contratos discográficos, las giras maratonianas para poder subsistir, los intentos vanos de rehabilitación, siempre parecía que iba a caer, pero siempre se levantaba. Cayó finalmente en 1991. Había formado una nueva banda, The Oddballs (con Stevie Klasson de segundo guitarrista). Estaba en forma como demuestra el disco en directo Add Water and Stir grabado en su última gira por Japón en ese mismo año. Y además, tenía en mente grabar un disco de blues. Pero, una vez más sus deseos chocaron con la realidad y un fatídico 23 de abril de ese mismo año, fallecía en New Orleans. Solo tres días antes había grabado junto a la banda alemana Die Toten Hosen una versión de su Born to Lose. Solo contaba con 38 años de edad y siempre nos preguntaremos como hubiera sido su carrera su hubiera continuado vivo, convencidos muchos de nosotros de que aún le quedaban mucho grandes momentos por ofrecer.
Su hueco aún no lo ha llenado nadie. Y dudo que alguien lo haga en el futuro.

A él recurrieron los mencionados Die Toten Hosen para grabar su versión de Born to Lose. The Nomads también le invitaron a meter su guitarra en su canción Beyond The Valley of The Dolls, en una época en la que Thunders vivió en Suecia.
Muchos grandes lo versionearon como Michael Monroe, Guns´n´Roses o Ronnie Spector. Duff McKagan le dedicó su canción So Fine, Dogs D´Amour hicieron lo mismo con su tema Johnny Silvers. Su amigo Willie DeVille compuso Chemical Warfare pensando en él. Y estos son solo unos cuantos ejemplos de tributos y homenajes rendidos por músicos que le admiraban.
No está mal para un chico de origen italiano que soñó con ser una estrella de rock. Su sueño tornó en pesadilla en ciertas ocasiones, pero su legado y su obra perdura y perdurará eternamente.
Al fin y al cabo, no a todo el mundo le dedican canciones artistas tan diversos como los que he nombrado ni cualquiera pude presumir de haber grabado varios discos dignos de figurar entre los mejores de la historia del rock.
Nunca fue ídolo de masas y su popularidad no pasó de ciertos círculos bastante underground, pero algunos aún seguimos disfrutando con su música y no dejaremos de hacerlo jamás. Siempre sonreiremos al recordar su mirada melancólica y su característica voz nasal. Pese a que él mismo nos advirtió que no podíamos abrazar un recuerdo, continuamos aferrándonos al suyo.

So long Johnny. Nunca te olvidaremos.