Tal como habíamos comentado en la segunda parte del repaso a su carrera (click en Rory Gallagher. En la cima del mundo – Parte II: 1973-1974), 1974 había finalizado con Rory Gallagher tanteado como sustituto de Mick Taylor en los Rolling Stones y 1975 comenzaba como cualquier otro año, de manera desenfrenada. Giras y más giras que sólo se detenían para entrar en los estudios de grabación para registrar las composiciones que el guitarrista creaba con pasmosa facilidad.
Tras la publicación de Tattoo y del disco en directo Irish Tour 74, el irlandés se había hecho acreedor de una merecida popularidad que se traducía en un aumento de sus ventas de discos, además de una cada vez mayor presencia en festivales, así como conciertos en recintos con, cada vez, mayor aforo. Debido a esto, el año empezaba con Rory en una nueva compañía discográfica. Chrysalis Records, que tuvo que ceder y concederle al artista la capacidad de decidir qué canciones entrarían en los discos y qué temas quedarían fuera. Además, también tendría la última palabra acerca de los singles que se publicarían. No era un artista multimillonario. Pero sacrificaba cierta tajada económica con la condición de mantener un estricto control sobre los aspectos artísticos de su carrera. 1975 fue, a su vez, el año en que Rory pisó España por vez primera (posteriormente tocaría con bastante frecuencia en nuestro país). Algo que para él quizás no supusiera nada fuera de lo común pero que para sus fans españoles fue un auténtico shock ya que con el franquismo aún estaba dando sus últimos coletazos, pocos eran los músicos de rock que tocaba en en este país. Pero Gallagher estaba hecho de otra pasta y tras haber pasado por la convulsa Belfast el año anterior, nada le echaba para atrás. Fue el día 7 de marzo de 1975 cuando tuvo lugar el histórico concierto en el Teatro Monumental en Madrid. Miles de fans asistieron extasiados al habitual derroche de adrenalina del irlandés. Uno de esos fans, era un joven Rosendo Mercado, uno de los mayores fans de Gallagher en este país y que fue el poseedor de la primera entrada que se vendió para el concierto, tal como recuerda en esta entrevista de hace unos años.
-P (entrevistador): ¿Cómo es un concierto de rock en un teatro?
-R (Rosendo): Mira los primeros conciertos de rock & roll que yo vi en Madrid fueron en teatros. En el Teatro Monumental y en el Alcalá Palace.
-P ¿Quiénes tocaban?
-R: Santana, Chicago…yo que sé. Los primeros que tocaban por aquí. Gallagher. Mira la primera entrada que vendió Rory Gallagher en Madrid la compré yo y fue en el Monumental.
-P: ¿La primera entrada?
-R: La primera entrada la compré yo. Estuve haciendo cola como un cabrón desde tempranito. Era mi ídolo.
Extracto de la entrevista hecha por Jorge Aldea el 13 de mayo de 2012 en la Cadena Ser.
En este contexto, Rory se mete en el estudio de grabación, rodeado de sus fieles escuderos Gerry McAvoy, Roth De´Ath y Lou Martin, para dar forma a su siguiente grabación. Against The Grain se titularía el disco resultante que aportaría de nuevo algunos himnos más a su repertorio.
Against The Grain
Un dato que llama la atención es que, al contrario que en discos anteriores, en este Against The Grain, no hay el habitual pleno de composiciones propias que había en las obras anteriores. En esta ocasión, hay hasta tres temas ajenos, algo que hasta ese momento no se había producido. Pocas novedades, por lo demás, lo cual en el caso que nos ocupa, no es algo negativo, más bien lo contrario. El inicio, con Let Me In y Cross Me Off Your List, como es habitual, da una pista de por donde van los tiros. El primero de los temas es un potente rock´n´roll y el segundo muestra las inclinaciones más blueseras y jazzísticas del irlandés. Son, en esta ocasión, los temas más lentos y acústicos lo que en mi opinión destacan especialmente. Ain´t Too Good y Lost At The Sea son dos grandes canciones de corazones rotos y gargantas empapadas en whiskey en las cuales mientras que Out on The Western Plain, de Leadbelly es una de esas joyas en las que Rory da rienda suelta a su pasión por la música, la épica y la América más tradicional de cowboys y paisajes desérticos.
Además del Out on The Western Plain de Leadbelly, en esta ocasión se rescata un tema de The Mississippi Sheiks, escrito por Bo Carter titulado All Around Man y el I Take What I Want, popularizada por Sam & Dave poco tiempo atrás. All Around Man es el tributo de Gallagher a The Mississipi Sheiks, una poco conocida banda de folk blues por la cual el irlandés sentía profunda admiración. Admiración que hizo que en una de sus siguiente obras llegara a bautizar una de sus canciones con el nombre del grupo. Por otra parte, Rory hace una lectura en clave rockera del I Take What I Want, cantada con furia y con la banda desbocada. Es en canciones como ésta en las que se da uno cuenta de la importancia de contar con escuderos de lujo como Lou Martin que se luce a las teclas. La cara amarga del disco la pone el tema Bought & Sold, con mucho de autobiográfico, acerca de la cara oculta de la industria y de sus contratos, managers, ejecutivos, etc. Rory siempre culpó a estos factores de la amarga separación de Taste, según él debido a manipulaciones externas, y siempre arrastró una profunda desconfianza a todo lo que rodeaba al mundo discográfico. En esta canción expresaría su lamento y la incomodidad de sentirse a veces solo como un producto comercial en lugar de ser tratado como un músico.
El público y la crítica recibieron con entusiasmo un disco que seguía manteniendo al artista como una referencia del blues rock, sobre todo en Europa. Y pese a recurrir a varias versiones para completar el disco, no parecía esto fruto de ningún tipo de bloqueo compositivo o algo por el estilo, ya que alguna composición propia finalmente se descartó, incluyéndose posteriormente en la reedición del disco de 1999. Fueron las canciones Cluney Blues y My Baby Sure, con un nivel similar al del resto de canciones. Sin embargo, seguía siendo época de cambios y para su próximo trabajo, por vez primera desde el inicio de su carrera en solitario, el guitarrista se planteó recurrir a un productor externo, que pudiera aportarle una visión complementaria y que le ayudara a conseguir el sonido que tanto le gustaba; nítido, pero siempre conservando ese punto de aspereza que caracterizó durante toda su carrera a la mayoría de sus canciones. Lo que hoy en día sería catalogado como sonido “vintage”, para él era lo más actual del mundo y nunca se apartó de él. Y pese a tener muy claro lo que quería, no dudó en abrirse a otra visión.
Calling Card
En 1976, con un puñado de canciones frescas y en las que confiaba ciegamente, Rory y sus fieles escuderos se desplazaron hasta los estudios Musicland de Munich, propiedad del músico Giorgio Moroder. Y allí se encontraron con Roger Glover, el ex bajista de Deep Purple, elegido por Gallagher para co producir del disco. Glover y él se habían conocido en el pasado cuando había ejercido de telonero de Blackmore y los suyos en algunos conciertos. El bajista había quedado impresionado con la energía y la calidad del irlandés y le había expresado su deseo de trabajar juntos en el futuro. El guitarrista irlandés, por su parte, era fan de Purple y eso pesó en su decisión de trabajar con Roger Glover.
Durante el mes de septiembre de 1976, Rory, su banda y Glover se encerraron en el estudio alemán y el 24 de octubre de ese mismo años, veía la luz el resultado de ese trabajo conjunto, en forma de un memorable disco titulado Calling Card en donde no sobra ni falta nada. El disco se abre con el tremendo Do You Read Me con claras influencias soul y funk y en él hay desde elegantes baladas, como I´ll Admit You´re Gone, trallazos hard boogie como Country Mile, o temas folk blues de bar como ese alegre Barley & Grape Rag. En la lista también figuran canciones que pasarían a ser clásicos del repertorio del autor como Moonchild o el que da título al álbum, Calling Card, una canción con aromas jazzy, de blues oscuro, que evoca humeantes night clubs, mujeres fatales y ambiente de cine negro. Una canción inolvidable con muchísima clase. Es especialmente destacable también Edged in Blue ya que además de ser una gran canción generó una anecdótica situación que reflejaba muy bien el carácter del irlandés y su tendencia a nadar contracorriente. Es un tema con un halo de tristeza y melancolía y muy melódico. De esos de los que se componen muy pocos. De los que lo tienen todo. Cuando el presidente de Chrysalis lo escuchó, le sugirió a Rory que fuese el single que sonase en las emisoras de radio, asegurándole que así llegaría a ser disco de platino. Para su disgusto, Gallagher (que tenía la última palabra en cuanto a la elección de cuál sería el single) en un alarde de cabezonería, se negó y eligió la canción que titulaba el disco. Muy buena, pero sin ese potencial comercial. Una anécdota que refleja el complicado carácter del guitarrista que recelaba de cualquier sugerencia que no proviniese de su más estrecho círculo de confianza.
Finalmente el disco, recibió elogios unánimes de todo el mundo. Roger Glover, desde entonces siempre ha comentado que ha sido uno de los trabajos más gratificantes de su carrera. Además ha comentado que nunca había visto a una banda tan unida y tan dedicada a un líder como la que formaban Martin, De´Ath y McAvoy. El productor siempre ha destacado el compañerismo, la camaradería y la dedicación que todos pusieron en el estudio. Sin haber vivido la experiencia, creo que escuchando esta obra maestra, se da uno cuenta de que había un vínculo especial entre todos los músicos que, de alguna manera, se plasmaba en el vinilo.
San Francisco Days
Y tras haber grabado con Glover, aún sin haber quedado del todo satisfecho (su perfeccionismo podía llegar a ser un tanto obsesivo) Rory se vuelve a animar a trabajar con un productor externo. Y no solo eso, sino que aprovechando su creciente popularidad en Estados Unidos, tras una extensa y exitosa gira norteamericana, se decide a grabar nada más y nada menos que en San Francisco. De la mano del productor Elliot Mazer, las sesiones comenzaron en diciembre de 1977, con los músicos que le habían acompañado durante los últimos 5 años. Pero algo se torció durante aquellas sesiones que hizo que se llegara a un punto de no retorno. Por algún motivo, cuando la grabación estaba finalizada, Gallagher expresó su descontento con el resultado final, se peleó con el productor y manifestó que le desagradaba la mezcla final que se pretendía lanzar al mercado. Tras el típico tira y afloja, finalmente tomó la decisión de guardar las cintas en el cajón y descartarlas, mientras, posiblemente, el presidente de Chrysalis Records sufría una crisis nerviosa al enterarse de tal decisión.
Curiosamente, en 2011, finalmente, el disco vería la luz, con el beneplácito de su hermano y guardián de su legado musical, Donald. Se titularía Notes from San Francisco y venía acompañado de un potente directo, pero hablaremos de él más adelante. Unos años antes, en 1999, ya se habían podido escuchar dos temas, Rue The Day y una primeriza versión de Public Enemy no.1 titulada B Girl, que fueron incluídos en la reedición de Calling Card en CD como bonus tacks. Lo peor de este incidente norteamericano, no fue el descarte del disco en sí, sino que una de las consecuencias que tuvo fue la decisión del guitarrista de regrabar el disco en Europa, pero…..ay!!!!! Sin Lou Martin ni Roth De´Ath. Rory quiso darle algo de crudeza a su sonido y recurrió al batería Ted McKenna y volvió a operar en formato trío, junto a éste y a su inseparable Gerry McAvoy. Sin teclista.
Photo-Finish
Ya en Europa, donde consideraba que su música y su manera de trabajar era mejor comprendida, se encerró en los Dierks Estudios de Colonia (propiedad de Dietr Dierks, productor de varios discos de Scorpions entre otros) y empezó a dar forma a lo que finalmente sería el disco titulado Photo-Finish, junto a su nueva banda y el co-productor e ingeniero Allan O´Duffy. El disco se inicia con Shin Kicker un cañonazo hard rock en el que se aprecia que la banda suena más ruda que antes, con un Rory desatado y un McKenna sobrado de pegada. Uno de esas canciones ideales para iniciar sus conciertos. Y el final de la canción da paso a Brute Force & Ignorance otra canción que pasaría a formar parte de sus directos, una canción cuya inspiración, al menos en parte, fue el caótico concierto de unos decadentes Sex Pistols en la sala Winterland de San Francisco al que Gallagher asistió. Fue una de las canciones que había grabado previamente en la ciudad californiana y que volvió a grabar de nuevo en Europa. En ella, además, se puede escuchar cómo tras la guitarra, en un segundo plano, suena la mandolina (que el propio guitarrista se encargó de tocar) que hace que sea un tema con un sonido tan especial. Otra canciones que recuperó de su periplo estadounidense fue The Mississippi Sheiks. En Against The Grain ya había versionado una de sus canciones (All Around Man) y ahora rendía tributo a la banda de ese nombre, a la que admiraba profundamente. Asimismo Cruise On Out, Cloak and Dagger y Overnight Bag fueron recuperadas de las sesiones de San Francisco y regrabadas en Colonia. Tres grandes canciones y muy diferentes entre sí. Rory seguía tocando muchos palos y siempre con gran brillantez. Del poderío rockero de la primera al tono más melódico de Overnight Bag pasando por el sonido más oscuro e incluso pantanoso de Cloak and Dagger. Fuel To The Fire, que cerraba el disco, también fue repescada de aquellas infaustas sesiones. Curiosamente los que a mi juicio son los mejores temas, fueron sin embargo compuestos para la ocasión. Tanto Shadow Play como The Last of The Independents me parecen dos himnos en los que es apreciable el inmenso talento del irlandés. Como escritor de canciones, cantante y guitarrista. Shadow Play hablaba de su “doble vida”, afable, tranquilo y relajado en su día a día y una especie de caballo salvaje desbocado en escena. Una canción rockera pero melódica y sobre todo memorable. Por el contrario, The Last of The Independents es un rock´n´roll muy clásico, con un aire casi 50´s por momentos. Y un título que refleja a la perfección lo que fue su autor. Casi casi, el último de una estirpe, independiente hasta las últimas consecuencias. En 1999, el disco se reeditó en CD y fue publicado con dos bonus tracks. Earl Warning se adentraba en el hard rock sin sutilezas de ninguna clase. Jukebox Annie, por el contrario se decanta por un sonido sureño y parece increíble que Rory nunca llegara a publicar la canción en vida.
Cuando el disco se publicó fue bien recibido, pero las ventas, respecto a anteriores obras experimentaron un cierto descenso. A nivel crítico fue recibido también con una cierta frialdad. Lo cierto es que, aún siendo un gran disco, si que puede representar, dentro de la carrera del autor, un título de transición. Una banda recién formada, tocando en formato trío muchas canciones que en principio fueron pensadas para interpretar como cuarteto y un nuevo co productor son factores que posiblemente influyeron de manera un tanto negativa en el resultado final. Por supuesto, nada ni remotamente parecido a un mal disco, pero claro si tenemos en cuenta la trayectoria anterior del guitarrista y lo que estaba por venir al año siguiente, pues es cierto que Photo- Finish, está un peldaño por debajo.
Top Priority
Rory, sin embargo no se preocupa demasiado de cifras de ventas ni de modas ni de estéticas. Para él lo único importante es tocar música, grabar discos y salir de gira. El mundo había visto ya el nacimiento del punk, de la new wave, la música disco y para él, sin embargo nada había cambiado. Y así, en abril de 1979, junto a McAvoy y Ted McKenna se encierra de nuevo en los Dierks Estudios de Colonia y vuelve a confiar en Allan O´Duffy para las labores de co-productor. De esas sesiones de grabación surgió otro de los títulos básicos de la discografía de nuestro protagonista. Hablo, por supuesto, de Top Priority. Es un disco al que le tengo un cariño especial por un motivo, digamos que sentimental. Fue el primer disco que me compré de Rory Gallagher. Un vinilo que aún conservo y del que no me desprenderé en mi vida. En un plano más objetivo y artístico, imagino que cualquier fan estará de acuerdo en que es uno de esos discazos inolvidables. Para mi gusto, tras sus dos discos anteriores, con éste, volvía a subir el nivel. Con la banda totalmente acoplada, el sonido ha vuelto más sobrio y aguerrido. La ausencia de alguien como Lou Martin quizás ha hecho perder algo de versatilidad al sonido y las influencias del jazz o del soul quedan ahora casi al 100% eliminadas. A cambio, sin embargo, McKenna y McAvoy se complementan a la perfección y la Stratocaster de Rory echa fuego. En Top Priority lo que suena es una combinación de hard rock y blues hipervitaminado con una excelente producción que hace que la guitarra del irlandés, especialmente, suene crujiente y caliente. El inicio, con el riff de Follow Me, es demoledor. Y no le va a la zaga el siguiente tema, Philby, en donde Gallagher, además de la guitarra toca un sitar eléctrico propiedad de Pete Townsend (The Who). Como curiosidad, apuntar que la canción trata sobre el célebre Kim Philby, espía británico del MI5 que fue descubierto mientras ejercía de topo para los soviéticos en plena guerra fría, dentro de los Servicios de Inteligencia británicos. En el disco hay algún blues lento como ese Keychain, el clasicote Off The Handle (en el que Rory se deja las cuerdas vocales) o la maravilla que es Bad Penny. Y por supuesto, rugidos rockeros como un At The Depot en el que el trío suena como una manada de caballos desbocados dándole al boogie como si no hubiese un mañana. Un tema de esos que alegra el día con solo escucharlo. Curiosamente, el disco se cierra con otra canción recuperada de las fallidas sesiones de San Francisco de 1977. Allí se tituló B Girl, y para Top Priority fue regrabada y retitulada como Public Enemy no.1, con un tempo más rápido y ganando en crudeza. Guinda ideal para un pastel de lujo que hacía que nuestro irlandés favorito terminara la década siendo nuevamente aclamado por la prensa y los fans que, unánimemente, volvieron a reconocer el enorme talento del artista cuando se publicó Top Priority. En 1999, aprovechando la reedición del disco en CD, se añadieron dos canciones, al listado de temas, Hell Cat y The Watcher, dos temas correctos, siendo muy curioso el segundo debido a su sonido muy pop y un tanto 80´s.
Se terminaban los 70´s. Empezarían unos 80´s que traerían muuuuuchos cambios al mundo del rock en general de y de Rory en particular. Y pocos para bien. Pero no es momento de adelantar acontecimientos. La nueva década, sus cambios, triunfos, tragedias, alegrías y sinsabores, serán materias a tratar mas adelante.
Continuará……
Rory Gallagher. Los cimientos de la leyenda – Parte I: (1948-1972)