Bien es cierto que Porcupine tree ya eran conocidos en el mundillo prog-rockero de finales de los 90, no fue hasta la edición del In absentia (2002) lo que los catapultaría a un buen nivel de popularidad. No era para menos. Un salto de calidad tanto a nivel de composiciones como de sonido, con canciones mucho más directas y potentes que las de sus discos anteriores. Destaca la nueva incorporación a la batería del excelente Gavin Harrison.
¿Qué decir del tema Trains? Es el fiel reflejo de cómo suena Porcupine tree. Con una duración bien estudiada para no aburrir al personal, y donde dan rienda suelta a todos los registros que tan bien dominan.
Una canción que podemos catalogar como un in crescendo constante, desde las desnudas notas iniciales hasta la apoteosis final. Steven Wilson es un maestro en esos pasajes calmados. A su buen hacer a las seis cuerdas se le une su bella y sensible voz, con esa mezcla de melancolía y positivismo a partes iguales. Le añadimos una contundente base rítmica para los momentos más desenfrenados y ya tenemos la fórmula completa. Parece fácil. No lo es. Pocas bandas han sabido mezclar unas buenas melodías pop y llevarlas a un terreno de rock contundente pero sin perder su frescura u originalidad.
Particularmente Trains me evoca tantísimos sentimientos, recuerdos, lugares, personas… que después de más de 14 años de fiel compañía, se que en el futuro seguirá ahí, fiel.
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