Escrito por Jaime Taboada.
Sello: Chapa Records
Pienso que Volumen Brutal es el mejor disco que haya grabado nunca una banda española de rock. Podría empezar y terminar este artículo con esta frase y quedarme tan ancho. No soy partidario de ser categórico. Y yo mismo no termino de creerme la frase. Es más, no creo que se pueda aplicar a un solo disco, sea el que sea. Pero creo que habría unanimidad al decir que el de Barón Rojo es uno de los mejores discos que ha parido el rock nacional, y me atrevería a decir que el internacional, en toda su historia. Pero dejemos los juicios de valor para más adelante y empecemos por el principio.
Barón Rojo subsisten como buenamente pueden en 2016, tocando allí donde cuentan con ellos y publicando discos de vez en cuando, con -desgraciadamente- poca repercusión. Pero muchos años atrás, eran una banda en la cima. Las ventas de sus discos se contaban por centenares de miles en España y Latinoamérica, en sus conciertos llenaban grandes recintos y su fama trascendía el mercado hispano, llegando a alcanzar cierto grado de popularidad en Gran Bretaña actuando en el Festival de Reading en 1982, algo casi impensable para cualquier grupo español en aquel momento. 1982 es el año clave en la trayectoria del Barón. Si 1981 representó su Big Bang, el 82 vino a ser como el comienzo de su edad de oro, que se prolongaría hasta más o menos 1986, cuando comenzó el ocaso. El año anterior, la banda había debutado en el mercado discográfico con Larga Vida al Rock and Roll, un debut que incluía futuros clásicos de la banda como Con Botas Sucias, Anda suelto Satanás (compuesta por Luis Eduardo Aute, por cierto), el tema que daba título al disco y Barón Rojo, que daba nombre al grupo y se convertiría en clásico instantáneamente.
El álbum se convirtió en un éxito y puso a la banda al frente del sector más rockero de la música española, llegando a obtener el disco de oro. En contraposición a la tan cacareada movida, los Barones, junto a Leño, Obús y un largo etc abanderaban el sector más heavy y agresivo que caló muy hondo en esa parte de la juventud que no se identificaba con Alaska o Golpes Bajos, sino que trataba de canalizar su descontento y su rabia por una España que vendía una imagen de transformación y cambio social, pero que a la vez notaban que esa transformación y ese cambio los dejaba de lado a favor de unas élites que mutaban en su forma para perpetuar su posición. En el aspecto musical, tras recorrerse toda la península de arriba abajo, el grupo -en colaboración con Chapa Records– se lía la manta a la cabeza y se van a grabar su nuevo disco a Londres, concretamente a los estudios Kingsway, propiedad de Ian Gillan (Deep Purple). Coincidiendo con ello, el grupo realizó una pequeña gira por Gran Bretaña, contando en algunas fechas con invitados de la talla de Michael Schenker, quien subió al escenario a tocar alguna canción con ellos.
Parecía que todo salía a pedir de boca y los hermanos De Castro, Sherpa y Hermes estaban en el sitio justo y en el momento oportuno. Tenían gran confianza en sí mismos y en sus composiciones, sabían que estaban grabando un material destinado a perdurar y no contentos con ello, además de grabar el disco en castellano, paralelamente, se grabaría también una versión con las letras en inglés, de cara a su lanzamiento internacional con la clara intención de aprovechar el tirón y tratar de conquistar el mercado anglosajón. Tras dos semanas en el estudio en noviembre de 1981, debido sobre todo a lo ajustado del presupuesto, en febrero de 1982 se ponía a la venta Volumen Brutal, destinado a ser un clásico desde el momento mismo de su edición. Desde el primer instante, con el estruendoso inicio de la mano de Incomunicación, sus poderosísimas guitarras y una premonitoria letra, el disco destila calidad y contundencia por los cuatro costados. Solo se destinaron quince días a la grabación, pero que dieron mucho de sí, a juzgar por cómo suena el disco. La producción, acreditada a Barón Rojo y Chapa Discos, ahorra en adornos y va al grano, acentuando la contundencia de unas canciones que requerían precisamente esa inmediatez, sin pompa, adornos o grandilocuencia. En ningún caso da la impresión de falta de medios o de tiempo, si no de recursos muy bien aprovechados. Como compositores, tanto los hermanos de De Castro, como el tándem Sherpa/Carolina Cortés, están simplemente sublimes. Tanto a nivel musical como con las letras el nivel es brillantísimo. Desde el retrato del aislacionismo social (algo totalmente en vigor hoy en día en el que vivimos pegados a tablets, smartphones, etc.), a la ácida crítica de Son como hormigas, muchas de las canciones tocan temáticas de plena actualidad. Son como hormigas concretamente es una canción de 1982, pero que por temática podría haber sido compuesta ayer mismo (“Y si protestas/te acusarán de antisocial/joven melenudo/acate usted la autoridad”, “Cuando el gobierno/te manda una carta, has de temblar./Señor ciudadano/tiene que pagar un poco más”). Dos canciones, que ya son hoy en día himnos del metal con todo merecimiento.
Las Flores del mal es otra grandísima canción, aportación de Carlos De Castro, en donde los hermanos están muy inspirados con las guitarras. Tampoco falta la reivindicación de la figura del rockero como elemento transgresor y diferenciado a nivel ético y estético que lucha por su lugar en una sociedad que juzgaba y prejuzgaba por el aspecto. Hoy en día esto puede parecer anecdótico pero a principio de los 80´s en las ciudades españolas, vestir vaqueros ajustados y llevar melena significaba ser señalado por mucha (¡muchísima!) gente como un peligroso criminal capaz de las peores atrocidades. Canciones como la que da título al disco o Los rockeros van al infierno plasman esta reivindicación. En pleno 2016, las letras de estos dos temas pueden hacernos sonreir por su tono, pero hay que situarlas en el contexto de 1982 para poder entenderlas en toda su extensión.
Resistiré es otro de esos clásicos del heavy metal que nunca sonarán trasnochados o caducos. Rápido, contundente… HEAVY, en una palabra. Más melódica pero igualmente brillante es Concierto para Ellos, una canción que no suele faltar en su repertorio y que constituye un sentido homenaje al rock en su mas amplia expresión y más concretamente a aquellos iconos que se quedaron en el camino con prematuros fallecimientos pero que siempre fueron, son y serán referencia para todas las generaciones presentes y venideras. La instrumental El Barón vuela sobre Inglaterra cerraba el disco, y pese a su título, no fue especialmente premonitorio. El vuelo se realizó, pero el paso por Gran Bretaña no llegó a cuajar. El disco, tras su publicación fue un éxito al momento. Y se llegó a publicar en inglés, pero la banda no pasó de un éxito (descomunal, eso sí) en España y Sudamérica. Problemas de management y sellos discográficos impidieron que la proyección internacional de la banda se tradujera en éxito. Y pese al paso del Barón por el festival de Reading de aquel lejano 1982, la oportunidad de triunfar en Gran Bretaña no se aprovechó. Y fue un tren que no volvió a parar.
Tras la publicación de Volumen Brutal (que vendió unas dos millones de copias entre su edición española y británica, ojo), Barón Rojo asentó su posición como banda de heavy rock número uno en España y siguió grabando grandes discos como Metalmorfosis (1983), el directo Barón al Rojo Vivo (1984) o En un lugar de la Marcha (1985), que son clásicos por derecho propio del rock español. Pero de eso, y de su posterior declive no toca hablar hoy. Lo que ahora toca es poner el vinilo, subir el volumen a tope y corear aquello de “Suelo concebir/el satánico plan/de tocar mi guitarra/a un volumen brutal!”