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Por Carlos Salcedo Odklas.
Sello: Nuclear Blast


Coincidiendo con el 25 aniversario de la publicación de su primer disco los gigantes suecos Meshuggah nos presentan su octava obra The Violent Sleep of Reason, sin duda uno de los discos más esperados del año dentro de la escena metálica extrema y progresiva.

En estos veinticinco años la banda se ha mantenido como una rara avis dentro del panorama musical, con una modesta repercusión mediática pero facturando discos innovadores y experimentales que los han convertido en banda de culto idolatrada en el underground y totalmente respetada dentro del metal. Su sonido y personalidad únicos han influenciado a innumerables bandas hasta el punto de dar a luz un nuevo subgénero dentro del metal, el llamado Djent, que engloba a bandas como Periphery, Tesseract o Vildhjarta que no dudan en nombrar a los suecos como los padres espirituales del estilo.

Así las cosas no es de extrañar la expectación con la que se recibe este nuevo trabajo para ver qué nuevas posibilidades pueden abrir dentro de su personal concepción sonora. El resultado podemos afirmar que no decepcionará a ninguno de sus seguidores. Estamos ante un disco feroz, con un desarrollo técnico asombroso y lleno de rabia que los sitúa un paso por delante de imitadores y discípulos y que despeja totalmente las dudas de aquellos que se sintieron ligeramente decepcionados con su anterior obra Koloss (2012) que, si bien era un disco notable, empezaba a mostrar ligeros signos de repetición y cansancio en las composiciones.

Quizás buscando esa frescura han optado por facturar un disco novedoso, cambiando en varios puntos su método de trabajo respecto a lo que venían haciendo anteriormente. El primer cambio lo apreciamos en los créditos compositivos de los temas. Si bien hasta ahora la responsabilidad compositiva recaía principalmente en los guitarristas de la banda Fredrik Thordendal y Marten Hagstrom, nos encontramos con que este The Violent Sleep of Reason ha sido compuesto casi en su totalidad por el batería Tomas Haake y el bajista Dick Lovgren. Especialmente curioso el caso de este último (bajista de la banda desde 2004) que ha pasado de no tener hasta ahora crédito compositivo en ningunos de los temas de la banda a firmar 6 de los 10 cortes del disco junto a Haake. Esto da como resultado un disco muy enfocado a su aspecto rítmico, con un groove demencial y endiablado durante todo su recorrido y muy especialmente en los temas Clockworks, MonstroCity y The Violent Sleep of Reasons. El trabajo de Tomas Haake a la batería es totalmente asombroso y la escucha de cualquier tema del disco deja claro por qué está considerado uno de los mejores baterías de la actualidad. La entrada en el plano compositivo de Lovgren hace que el bajo esté también más presente y los riffs monolíticos que veíamos en temas del anterior disco como Demiurge o I am Colossus han sido sustituidos por líneas más serpenteantes y jazzísticas fruto sin duda de Lovgren. Las guitarras aunque no tan determinantes siguen cumpliendo de sobra su función, tanto los inquietantes y monstruosos riffs de Hagstrom como los caóticos solos de Thordendal siguen estando presentes y campan a sus anchas pero como decimos ya no son tan determinantes.

La otra gran novedad desde el plano de producción viene del método de grabación ya que la banda afirma que el disco ha sido grabado en vivo, con todos los miembros de la banda juntos en el estudio, algo que no hacían desde su primer disco. Pretendían así conseguir un sonido más orgánico, directo y honesto, y vaya si lo han conseguido. El disco suena justo así, directo e imponente, seguro, amenazador, tenso, violento.

Meshuggah nunca han sido de dar facilidades al oyente en ningún aspecto y en este disco sin duda siguen esa tendencia y se podría decir que incluso la exageran haciendo que sea un disco menos accesible que los dos anteriores y acercándose más a las vías que habían abierto con Catch 33 (2005) y el EP I (2004), que huye totalmente de lo predecible y en el que la complejidad de algunos pasajes requerirá de toda nuestra atención. Un disco de los de revisar y estudiar, realizado por músicos de alto nivel y que se disfruta escuchado con calma para desentrañar todas sus capas. Una obra que funciona como una unidad y en la que no sacarás singles facilones para cabecear o amenizar las fiestas, esto es un viaje oscuro y violento.

Los que nunca hayan pillado el punto a esta banda difícilmente cambiarán de parecer con este disco más allá de asombrarse de la pericia técnica de sus componentes, por contra los fieles y estudiosos disfrutarán como nunca de uno de los trabajos más sólidos que nos han ofrecido los suecos en estos 25 años siempre a la vanguardia, siempre un paso por delante.


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1. Clockworks

2. Born in Dissonance

3. MonstroCity

4. By the Ton

5. Violent Sleep of Reason

6. Ivory Tower

7. Stifled

8. Nostrum

9. Our Rage Won’t Die

10. Into Decay