Por O-Ren Ishii
Alone Records
Después de oír el último disco de Viaje a 800, decir que Pitingo fusiona el rock con el flamenco suena a chiste. Bueno, la verdad es que su “versión” de Smells like teen spirit es hilarante en sí misma (“Un gitano, un latino, un mulato, un albino…” ). Sin embargo, creo que en el caso de Viaje a 800 sí que se puede emplear el término fusión con propiedad, ya que lograron definir su propio sonido, sonido que yo calificaría como flamenco stoner. Coñac oxigenado comparte con sus anteriores trabajos (Diablo roto de… y Estampida de trombones) lo que son señas de identidad de los algecireños: canciones largas, psicodélicas, con sendos cambios de ritmo en su desarrollo, títulos intrigantes (dignos de Mars Volta) que combinan a la perfección por la personalísima voz, casi mística, de Poti, además del marcado carácter stoner del grupo.
El disco comienza con Oculi Omnium in te Speran Domine, poniendo así la banda las cartas sobre la mesa, y deja claro que aparte de ser un grupo de rock español con el carácter suficiente como para no imitar, sino compartir género con Kyuss y compañía, además tienen la genialidad necesaria para definir su propio estilo, sin caer en los tópicos, como demuestran la sutilidad con la que emplean los distintos palos flamencos en sus guitarras o la elegancia con que aderezan con palmas y cascabeles este tema. Ni perdón, ni olvido sigue las directrices marcadas por Oculi Omnium…, contando con los mejores riffs del álbum, llegando a alcanzar momentos de auténtico hard rock.
El tercer tema, la instrumental Eterna Soledad, marca una transición en el repertorio, trasladándonos con su gran poder evocador hacia terrenos más intimistas y progresivos, en los que profundizan Tagarnina Blues y la sorprendente versión de Buffalo What´s going On. No puedo acabar sin mencionar que, lamentablemente, la salida al mercado de Coñac Oxigenado vino acompañada de la separación de Viaje a 800. Después de una breve gira de despedida, editaron «Alguien murió sobre las vías del tren«, siendo, por el momento esta, la única forma de poder disfrutar de sus ya míticos directos.
Y, ahora ya, sí puedo concluir sentenciando: Pitingo, para ti no hay perdón…ni hay olvido.