Por Rafa Diablorock.
Producción: Johnny K.
Sello: Tradecraft/Universal.


Mirando con perspectiva temporal, los Megadeth «modernos» siempre han publicado buenos discos; me refiero a los Megadeth que retomaron su andadura en 2004 tras el parón por lesión de Dave Mustaine en 2002. Bien tirando por terrenos puramente Thrash, o intentando reproducir su sonido 90, Mustaine y compañía siempre han sido capaces de presentar un producto correcto; unos discos quedaron en aprobado por los pelos, y otros a un nivel notable.

En 2013 tocó arriesgar, en Super Collider aparcan el thrash casi por completo, consiguiendo con ello irritar a sus seguidores más ortodoxos. Personalmente siempre aplaudiré los cambios de dirección en este tipo de bandas, incluso si patinan, como en cierta manera pasó en este disco. Megadeth acertaban al intentar no repetirse, y en este disco mostraron su cara más pausada y melódica, dejando de la lado la velocidad, y abriendo compuertas a todo tipo de influencias y matices. Si tenemos que ubicarnos estilísticamente, este Super Collider fue un hijo bastardo de Cryptic Writings (1997) y Risk (1999), sin ser tan bueno como el primero, ni tan chocante como el segundo. Encontramos unos Megadeth coloridos, luminosos y cantarines, conservando la carga guitarrera, y con predominantes tempos medios. El disco arranca con el reto más complicado, ya que sus tres primeros temas son los más chocantes e incómodos, Kingmaker, Super Collider y Burn! patinan en su intento de sorprender, pero por suerte la cara A termina formidablemente bien con Dance in the Rain. Es en la cara B del disco donde se encuentran las piezas que salvan la placa. Beginning Of Sorrow, The Blackest Crow… la pegadiza Forget to Remember, o la rápida Don’t Turn Your Back son 100% disfrutables, manteniendo el sello Mustaine a la vez que introducen novedades.

En general hablamos de un disco fallido, que sirvió para apuntillar un ciclo que ya andaba moribundo, y del que Dave Mustaine hizo una curiosa lectura: «Yo de esto no tengo la cupla». El gran arquitecto entendió que los vientos de cambio que la banda necesitaba vendrían con sangre nueva, por lo que poco después de intentar defender este disco en gira, renovó filas. Mustaine se deshizo de Chris Broderick y Shawn Drover, que no tenían culpa de nada, pero que a la postre, y teniendo en cuenta lo que salió de la siguiente formación, Dystopia (2016), fue un tremendísimo acierto.