Por Carlos Salvador
Sello: Alone Records
Segundo lanzamiento de Pylar en este 2016 tras La gran obra, demostrando ser un grupo con una discografía cada vez más sólida y que en ningún momento ha dejado de ir a la suya. Para el lanzamiento de Pyedra la formación cambia de sello, ahora en Alone records, y entrega un disco dividido en cuatro extensos cortes, aunque perfectamente podría ser un único tema.
Si su debut Poderoso se alza en my era todo un ritual de invocación, y su continuación He venydo a reclamar my trono un viaje marítimo por diferentes deidades mediterráneas, este Pyedra es el trabajo más impenetrable y denso del grupo. Dólmenes, menhires y construcciones megalíticas como espacios telúricos donde los alucinados miembros del grupo rinden culto e invocan a las fuerzas de la naturaleza…y ellos haciendo su disco más doom metal hasta la fecha, el más ralentizado y monolítico, también el más enfocado hacia el riff de guitarra, junto a la ya habitual imaginería llena de simbolismo, religiones y creencias pre cristianas que lo invaden todo, desde la portada hasta las personalidades de los miembros del grupo, sean quienes sean
Recientemente el grupo presentaba un listado de temas con el que se podían identificar. Ahí estaban SunnO))), John Coltrane, King Crimson, Joy Division o Manowar, y por extraño que parezca todo eso se encuentra en Pyedra, mezclado y a su manera, pero está.
Abre el disco Menga, homenaje al dolmen de Antequera de mismo nombre, con riff y distorsión alargada hasta el infinito cortesía del gran Bar-Gal, como los mejores Earth, y una percusión que más parece una procesión. Los arreglos de trompa y violín (todo un acierto su inclusión a lo largo del disco) junto a los gritos de Lengua de Carpa van creando una atmósfera cada vez más asfixiante. Cuando parece que ya no se puede llegar a más, aparece Megalitos y su inicio casi jazz, cinematográfico y negrísimo a la vez, dando paso al doom funerario de ritmos entrecortados y cánticos de invocación, para volver finalmente a la calma tensa con la que empezó el tema.
La segunda cara sigue el mismo patrón con Menhir y Meteoros. La primera con la batería de Gamaheo llevando todo el peso de una manera imponente, y la segunda tal vez la mejor de las cuatro partes, la más épica y la que posee los mejores arreglos y riffs. Por momentos parecen revivir los Orthodox de Amanecer en puerta oscura.
Siguen siendo un mundo aparte, igual que sigue siendo igual de atractiva lo demencial de su propuesta estética. Es de agradecer un grupo que busca de forma tan llamativa alejarse de la norma, más en estos tiempos que corren.
De momento han anunciado su participación en el Cosmic Fest vitoriano de 2017, donde interpretarán Pyedra en su totalidad, y ojalá esto signifique una gira más extensa. Si os cae cerca no os la perdáis, al igual que en disco, sus actuaciones son toda una experiencia.