Por David Mat.
Sello: Not Just Religious Music
“Me encanta”, afirma Thomas Jefferson Cowgill (aka King Dude), refiriéndose a la primera temporada de True Detective. Y añade “es como si los guionistas hubieran hurgado en mi mente.”
Y no le falta razón al bueno de Thomas, ya que su música, que recoge la tradición Neo-Folk de grupos como Death In June o Sol Invictus añadiéndole toques del blues más oscuro y del country más retorcido, es un recorrido por el lado más secreto, arcano y misterioso de EE.UU, su país natal.
Thomas Jefferson Cowgill lleva en activo desde 2003, primero tanteando el Death Metal al frente de “Book Of Black Earth” hasta que se dejó llevar por la tradición folk en 2010 bajo el alter ego de King Dude, y tiene cinco álbumes a sus espaldas, mas un puñado de EP’s, singles y colaboraciones, principalmente con Chelsea Wolfe cuyo resultado se puede comprobar en el extraordinario tema “Be Free”.
Este año presenta “Sex”, su sexto disco y quizá el que más tradición de folk americano aporta, aproximándolo un poco más hacia artistas como Wovenhand e incluso al Johnny Cash más sombrío, dando como resultado una especie de banda sonora imaginaria, interpretada por el mismo diablo empapado en alcohol, para algún extraño western siniestro repleto de blues fangoso, folk polvoriento y murder ballads (¡esos disparos en “I Wanna Die At 69”!) que evocan lo oculto y lo esotérico.
Pero también hay lugar en “Sex” para ataques guitarreros como en “Holy Christos”, tema que abre el disco, o la feroz “Sex Dungeon (USA)”, un cruce entre la cadencia rockera de Black Rebel Motorcycle Club y la abrasividad obsesiva de Suicide.
Y es, precisamente, a partir de “Sex Dungeon (USA)” cuando el disco cambia de dirección para dirigirse a terrenos más experimentales, aunque siempre conservando ese ambiente tan tétrico y polvoriento, como si se tratara del trasfondo de una pesadilla en la cabeza de David Lynch; la instrumental “Conflict & Climax” es una buena muestra de ello. Incluso también se atreve a flirtear con ramalazos glam en “Swedish Boys”, con ese regusto a “Sufraguette City” y esos coros tan característicos del género en el estribillo.
Por supuesto, no podía faltar la gema gótica que justifique el artwork de la portada (una de mis favoritas que ha ofrecido este 2016). Aquí se plasma en “Prisoners”, cuyo fraseado, ritmo y carácter recuerda a los primeros Sisters Of Mercy.
Cierra el disco “Shine Your Light”, una bella y melancólica pieza de seis minutos con el piano y la voz de Cowgill como únicos protagonistas. El broche perfecto para un disco absolutamente cautivador.
