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Por Kashmir.

Sello: Frontiers.


La Voz del Rock regresa después de sus aventuras con Black Country Communion y California Breed, retomando su carrera en solitario que aparcó tras “F.U.N.K.” en el 2008. Y la sorpresa es morrocotuda, pero no por la calidad que se le presupone a un nuevo trabajo de Hughes, si no porque Resonate, a pesar de ser ya su decimosegundo álbum, es lo más potente que ha publicado hasta la fecha (con permiso de “Addiction”) y posiblemente lo mejor junto a “Soul Mover” y alguno más al gusto del consumidor.

Apoyado en músicos de su total confianza con los que gira, como Soren Andersen (quien comparte también la producción con Hughes) a la guitarra, un Pontus Engborg con mucha pegada y estilo en las baquetas, y el sorprendente Lachy Doley a las teclas. Todos ellos músicos muy refrescantes y bien rodados en el mundo rockeril, que elevan las proezas vocales de Glenn, y más aún esta vez, de su bajo, donde probablemente sea uno de sus más brillantes trabajos en estudio. Como bajista siempre lo he visto bastante subestimado, obviamente su inalcanzable voz ayuda a difuminar su labor al bajo. También ha contado, como en otras ocasiones, con su gran amigo Chad Smith (RHCP), para el primer y último tema. Juntos han desarrollado un sonido duro y compacto a la par que brillante y lleno de alma. El haber fichado por Frontiers no ha hecho que facture un disco AOR ni meloso precisamente. Y es que la producción de Glenn y Soren es una clase magistral sobre cómo debe hacerse, con altos en todos los lugares correctos, desde las voces a cada uno de los instrumentos; el muro de sonido creado es excelente.

Heavy es un rotundo inicio y el título toda una declaración de intenciones para lo que nos depara el disco, yendo más por derroteros muy hardrockeros y de funk duro de pelar, que por su cara sofisticada y soulera. Pasando por la groovy My Town, la más pesada y oscura Flow o una Purpleliana e impresionante Steady, no es hasta el octavo tema When I Fall que nos hacen tomar un respiro. En ella Doley destaca trayendo luz y sombra con su hammond; y es que es todo un descubrimiento el australiano, que está soberbio durante todo el disco, como en el estupendo cierre Long Time Gone donde su corazón bombea notas. Landmines es otra canción que se sale un poco de la dinámica, tocando un palo más soul-funk, y donde Soren demuestra su dominio técnico de la guitarra. Sinceramente se hace complicado destacar temas cuando cada pista es un delicioso bocado de un buffet de once platos, cada uno con su propio sabor, y que rockean tu alma.  

Capítulo aparte merece la nueva exhibición de Hughes con su sobrehumana voz, que a pesar de veinte largos años de abuso de drogas, no sólo la conserva, sino que fuera de la música clásica es sin duda una de las mejores que existen actualmente (¿quizás la mejor?); muchos tenores clásicos matarían por una voz así. Sus cuerdas vocales a estas alturas de la película son desde luego todo un Expediente X, como la vida de su pariente Howard.

Glenn celebra su llegada a la edad de la jubilación con un trabajo redondo, dinámico y potente, en una forma asombrosa, y sin atisbo de ningún retiro dorado. The Voice of Rock never left the building!