Korn + Limp Bizkit.
Cardiff (Reino Unido), 18 de diciembre de 2016.
Motorpoint Arena
Banda invitada: Madball
Crónica: Guede
Fotos: N. Ballantyne
Sin venir mucho a cuento, dos de las bandas que reinaron por todo lo alto a finales del siglo pasado y principio de éste, se embarcaron en una mini gira por pabellones sólo en Reino Unido. Después de varios años de travesía por el desierto, y con una decreciente popularidad, parece ser que están resurgiendo de sus cenizas. Los resultados han sido claros, con espectaculares llenos en todas estas ciudades.
Cardiff era la penúltima parada de esta extraña gira, esencialmente por la escasa duración. Domingo frío en Gales, pero no fue problema para una audiencia fiel y entregada que quería pasárselo bien y rememorar, por qué no, tiempos pasados.
Madball fueron los encargados de calentar el ambiente. Punta de lanza del hardcore neoyorquino de mediados de los noventa, siguen ahí al pie del cañón, dejándose la piel en cada concierto. Y no desaprovecharon para nada la ocasión de tocar ante grandes audiencias. Con un gran Freddy Cricien dominando en todo momento el escenario, y bien secundado por una más que solvente banda, se hicieron cortos los escasos 40 minutos de su contundente set. El público no fue ajeno a la calidad de la banda y de su propuesta, desfasándose y participando en grandes pogos.
Nunca he entendido la controversia u odio que se le tiene a Limp Bizkit. Discos más que disfrutables y directos aún mejores. No se puede pedir más. Cierto es que son demasiado comerciales o mainstream, y que técnicamente no lleguen al nivel de otras bandas de su estilo, pero eso no importa si lo que se pretende es disfrutar el momento.
Y esto es lo que sucedió durante su show… que vayan cayendo sus hits uno detrás del otro. Poco importa que no esté temporalmente Sam Rivers al bajo, o que Wes Borland se quede en un segundo plano… lo importante son las canciones y… Fred Durst. Como buen maestro de ceremonias, él dirige a la audiencia a su antojo, apretando o aflojando el ritmo según conveniencia. Ya no es un jovencito y necesita ciertos respiros.
Durante 1h. y 20 minutos de fiesta total, destacar algún tema sería difícil. Se centraron en sus dos discos más aclamados, Significant other y Chocolate Starfish… La comunión con el público fue total, con continuos botes, mosh pits y circle pits en casi todas las zonas del pabellón. Daba la sensación de haber retrocedido en el tiempo.
La carrera de Limp Bizkit se encuentra en un impás relativamente cómodo. Sin tener que demostrar nada a nadie, porque ya tocaron fondo, y sin que exista una gran ansiedad por un supuesto nuevo disco. Tan sólo tienen que centrarse en tocar y tocar: festivales, giras propias, carteles compartidos…. tienen sitio en todos ellos.
Era el turno para Korn. Podíamos pasar horas contando la travesía por el desierto que ha tenido que padecer la banda californiana, con idas y venidas de varios miembros o lanzamientos discográficos más que discutibles, pero eso ya es historia, y por suerte para ellos, la banda está gozando de una segunda juventud. Se presentaban en Reino Unido con el aclamado nuevo disco The Serenity of Suffering, el cuál ha sido muy bien acogido tanto por crítica como por fans.
Se metieron al público en el bolsillo desde el primer minuto. La ya clásica y poderosa dupla inicial con Right Now y Here to stay son las perfectas canciones para dar comienzo el concierto. La audiencia coreaba todas las letras, cómo si de simples canciones pop se tratase.
La noche prosiguió con más hits de todas las épocas de la banda, así como la inclusión de un par de nuevos temas que fueron muy bien recibidos por parte del público, Rotting In Vain e Insane.
Uno de los momentos estelares, como no podía ser menos, fue la interpretación de Shoots and Ladders, la canción más juguetona que tienen y cuya interacción con la audiencia fue total. A continuación seguirían con más pesos pesados, la salvaje Blind y su …Are you ready… que casi tumba las paredes del Pabellón con los gritos de la gente, y un pequeño homenaje al vigésimo aniversario del Life is Peachy, con la onomatopeya Twist y Good God.
Para los bises se dejaron los singles más exitosos de su carrera, Falling Away from me y la ya universal Freak on a Leash, como perfecto colofón a una actuación impecable.
Quizás la duración del concierto sea un poco justa, pero como el espectáculo estaba montado como doble cartel, hay que medirlo todo en su conjunto. Rara vez un directo de Korn defrauda, y este no iba a ser el caso. La colección de clásicos que atesoran es indiscutible. a lo que hay que añadir el notable nivel técnico que han ido adquiriendo durante todos estos años. Destacar la bestia parda a la batería que es Ray Luzier, efectivo y espectacular a partes iguales. Creo que nadie echa en falta al carismático David Silveria.
Por suerte, en pocos meses tenemos a la banda de Bakersfield de nuevo girando por la vieja Europa. Próximo marzo, nueva cita. No os lo perdáis!!
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