Voy a empezar hablando del disco que hoy nos ocupa retrocediendo en el tiempo hasta 1995. Un año en el que se habla a todas horas de Rage Against The Machine, de Smashing Pumpkins, de Alice in Chains o de Soundgarden… bandas que años atrás habían irrumpido en la escena musical, eran estrellas consagradas y referentes para mucha gente. Los conciertos en pequeñas salas habían dado paso a las grandes giras y a concurridísimos festivales. Por otro lado, tras la avalancha de la denominada “música alternativa” que había puesto patas arriba la escena rockera (y que habían liderado entre otras, las bandas antes citadas), bandas veteranas comenzaban a su vez una especie de contraataque. KISS grababan un Unplugged en el que participaban los miembros originales y los Rolling Stones volvían a protagonizar una mastodóntica gira. Se puede decir que a mediados de los 90 se daba una cierta polarización dentro del mundo del rock. Y ahí en medio, estaba nuestro hombre: Chris Isaak.
Desde los 80, había saboreado las mieles del éxito con Wicked Game y había quien lo proclamaba el nuevo Roy Orbison. El caso es que entre tanta banda mediática, lanzaba al mercado en pleno 1995 su disco Forever Blue. Siempre tan alegre en sus títulos, el amigo Isaak comentaba que el disco había sido compuesto tras un desengaño amoroso. Algo que se reflejaba en el sonido del disco y en los títulos de las canciones (Somebody´s Crying, Things Go Wrong, Goin´ Nowhere, Forever Blue, etc.). Un disco con un trasfondo triste, pero de una calidad incuestionable y cuyo sonido, siempre envuelto en ese aura de melancolía, se movía entre el blues, el rock´n´roll de los 50´s y esas guitarras cristalinas, sin estridencias pero de inconfundible aroma Sun Records.
Tras ese Forever Blue, Chris Isaak continuó publicando discos, por supuesto. Baja Sessions, Always Got Tonight, Speak of The Devil, etc. Todos ellos títulos notables (Chris no ha grabado ni un disco mediocre en su vida), pero a los que le faltaba esa magia que envolvía a Forever Blue. Incluso llegó a grabar un disco navideño, algo muy habitual entre los músicos americanos que alcanzan un cierto éxito. Pero hablamos de un artista insobornable e independiente y tras la publicación del mencionado disco navideño en 2004, quiso dejar su carrera discográfica en un segundo plano y dedicarse a otro tipo de actividades. Desde conducir su propio show televisivo a participar como actor en películas de directores como John Waters. No abandonó por completo su faceta musical y de hecho esporádicamente tocaba en directo, pero sí que durante unos años se mantuvo lejos de los estudios de grabación.
Y llega el 2009 y se anunciaba, sin demasiado ruido mediático, una nueva obra en estudio de Issak. Con moderada expectación se esperó por su publicación. Y aunque había pasado bastante tiempo desde la última vez que presentara nuevas canciones, quien más quien menos, nos aferrábamos a aquello de “quien tuvo, retuvo”, para esperar un disco, si no excelente, disfrutable al menos. En todo caso, habiendo transcurrido siete años desde la última ocasión en la que había editado un disco de temas propios, las incógnitas que acompañaban a la curiosidad eran perfectamente lógicas. Cuando por fin tuvimos oportunidad de escucharlo, creo que hablo por casi todo el mundo cuando afirmo que las expectativas fueron superadas holgadamente. Y que cualquier atisbo de duda, temor o miedo a que Isaak hubiera perdido su “mojo”, quedó disipado tras la primera audición. Y eso fue solo el principio. Una vez que tuvimos el disco en nuestras manos y pudimos escucharlo repetidamente y en buenas condiciones, muchos nos convencimos de que estábamos ante una de esas obras que duran y perduran en el tiempo y dejan poso.
Está claro que Chris no perdió el tiempo en su época de semi-retiro, y que poco a poco, con calma y trabajando con tiempo hasta el último detalle, completó una obra que llegaba al nivel del fabuloso Forever Blue; y contaba con 14 canciones de esas que nunca sonarán desfasadas o envejecerán mal. La gran virtud de Mr.Lucky fue esa, el haber conservado la esencia de su autor que, a su vez, como compositor y cantante, se mostraba en pleno estado de gracia. El disco se inicia con Cheater´s Town, una canción 100% Isaak que es un clásico desde el mismo momento en que se escucha por primera vez. Y continúa con We Let Her Down y You Don´t Cry Like I Do. Tres títulos que nos indican claramente que Chris se mueve como pez en el agua entre corazones rotos, sueños truncados y amores perdidos. Son tres canciones que valen por discografías enteras de otros músicos y cantadas con tal fuerza y pasión que llegan muy muy adentro. Grandes canciones que quizás no sean recomendables si se atraviesa por un momento sentimental delicado.
Pero no todo son penas en la vida de este hombre. Una canción como We´ve Got Tomorrow podría sonar sin desentonar en absoluto en cualquier fiesta. Take My Heart sería la banda sonora ideal para disfrutar en la playa bebiendo unos mojitos y en Mr.Lonely Man, Chris se muestra rockero y, pese al título, desenfadado. Además, el bueno de Isaak, recurre a un par de voces femeninas para interpretar dos duetos espectaculares. Tanto en Breaking Apart, con Trisha Yearwood, como en I Lose my Heart, con Michelle Branch, adelanta por la derecha a cualquier artista del denominado género Americana y por momentos parece que estemos escuchando esos mágicos duetos de Gram Parsons y Emylou Harris. Y no es eso todo, pues el listado de temas está salpicado de otros títulos memorables títulos como Best I Ever Had, el oscuro Very Pretty Girl o las brillantes Summer Holiday o We Lost Our Way. Cierra el disco otra joya digna de los mejores crooners como es ese Big Wide Wonderful World, en la que Chris a medio camino entre Las Vegas y el soul, se deja la garganta arropado por una potente sección de vientos. Extraordinario colofón a un disco que enamora desde el primer acorde y que ha ido ganado adeptos desde su publicación.
Tras ver la luz el disco, crítica y fans fueron unánimes en los elogios y tras años de estar voluntariamente en un discreto segundo plano, el californiano volvía a estar en boca de todo el mundo. Y con un disco tan sólido como éste Mr. Lucky era inevitable salir de nuevo a presentarlo a la carretera. En el 2010, una gira por medio mundo lo trajo incluso hasta España y quienes pudimos ir a alguno de sus conciertos no los olvidaremos en la vida. Emoción a flor de piel, hubo hasta pedidas de mano en alguno de ellos (de un redactor pelirrojo de esta casa). Y todos experimentamos la sensación de estar viendo a alguien con una clase y un estilo que pocos, muy pocos, pueden atesorar hoy en día. Pero de su mágico directo hablaremos en otro momento. Hoy desempolvamos una vez más Mr. Lucky, dejaremos encendida solo una tenue luz, nos serviremos una copa y nos dejaremos llevar por Chris Isaak en esta montaña rusa de emociones que durante 50 minutos hará que nos sintamos, tal como reza el título, afortunados por poder disfrutar de esta maravilla de principio a fin.
1. Cheater.s Town
2. We Let Her Down
3. You Don´t Cry Like I Do
4. We´ve Got Tomorrow
5. Breaking Apart (duet with Trisha Yearwood)
6. Baby Baby
7. Mr. Lonely Man
8. I Lose My Heart (duet with Michelle Branch)
9. Summer Holiday
10. Best I Ever Had.
11. We Lost Our Way
12. Very Pretty Girl
12. Take My Heart.
13. Big Wide Wonderful World.