Por Pablo Martyr.


Hace unos días (16 de abril) se cumplieron los 10 años del disco de Porcupine tree que más los acercó al público seguidor de sonidos metálicos. El relativo endurecimiento de la banda liderada por Steven Wilson empezó a moverse en su In absentia de 2002, pero el hecho de sacar este Fear of a Blank Planet con Roadrunner fue lo que supuso la diferencia para la apertura a otro público.

Era el noveno álbum de estudio de la banda inglesa de rock progresivo, y no cabe duda que estamos frente a uno de los mejores discos de Porcupine tree, sin hacer distinción a sus dos etapas bien diferenciadas. Un disco oscuro, centrado en una juventud sin futuro, despersonalizada, alienada por un mundo que mira demasiado poco por ellos y en el que muchos problemas se solucionan con medicamentos en lugar de comprensión. El disco, editado el 16 de abril de 2007 en Europa y el 24 del mismo mes en los Estados Unidos, hace alusión al álbum de mismo título de Public Enemy editado en 1990, según el propio Wilson. El tiempo ha tratado bien a esta pequeña joya, que sigue sonando igual de bien e incluso más vigente hoy que cuando salió, siendo considerado uno de los mejores discos tanto de la banda como del rock progresivo contemporáneo. En 2007 fue nominado a los premios Grammy en la categoría de mejor álbum de sonido envolvente.

Posiblemente sería un disco que recomendaría a cualquiera que quiera adentrarse en la genial y variada discografía de una de las bandas más importantes de la escena progresiva mainstream en los últimos 20 años. A destacar los casi 18 minutos de la titánica Anesthetize y el tema que da título al disco, cuya letra y vídeo plasman bastante bien la idea que subyace durante todo el álbum.