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Sello: Frontiers.

Crítica por Kashmir.


Para los que no situéis a Night Ranger, hablamos de la banda cuyo núcleo duro, desde su formación en 1979, consta de Jack Blades en la voz y bajo, Kelly Keagy a la batería y voces también, y nada más y nada menos que Brad Gillis como guitar hero; el hombre que tuvo uno de los trabajos más difíciles de la historia, sustituir a Randy Rhoads en la banda de Ozzy tras su muerte, y el cual grabó el monumental “Speak Of The Devil”. Los de San Francisco han sido baluarte del mejor hard melódico y AOR durante décadas, aunque quizás siempre un poco a la sombra de los Journey, Boston o Toto. Y es que Dios los cría y Frontiers los junta, siendo actualmente compañeros de los anteriormente citados o Whitesnake, Yes, Thunder, Def Leppard, Glenn Hughes y un catálogo de infarto. Frontiers es la fábrica de chocolate donde muchas bandas están pasando por una segunda o tercera juventud, y Night Ranger no es que no sea menos, es que sobresale en las novedades de este 2017.

Junto al trío nombrado como núcleo duro, fundamentales son la labor en las teclas de Eric Levy, y uno de los hachas del hard rock más importantes y solicitados de los últimos 20 años, Keri Kelli (Slash, Alice Cooper, Pretty Boy Floyd,..). Todos juntos han creado un disco que alegra la vida, lleno de vitalidad y optimista. Porque sí, amigos diablorockeros, no podemos olvidar que el rock también es un vehículo para que tu vida sea más feliz, y moviendo la cabeza y coreando muchos de los estribillos que este “Don’t Let Up” contiene, lo vamos a ser sin duda. Si encima estamos ante una colección de temas redondos, elegantes y con mucha chispa, que suenan estimulantes, y de una calidad y facturación exquisita, no podemos más que rendirnos a la evidencia. Night Ranger son mitad pelotas mitad azúcar; o como si pones chocolate, caramelo y cacahuetes en un mezclador, saldrá un dulce salado. Una receta que les sigue saliendo para chuparse los dedos a bandas como Cheap Trick y por las que matarían los Bon Jovi de turno.

Entrando en materia, “Somehow Someway” es una canción arquetípica de Night Ranger, vintage pero actual. “Running Out The Time” es más poppie, fresca y pegadiza como una lapa. Y “Truth” un adictivo medio tiempo, impecable y muy serio. Con este trío inicial ponen todas las cartas sobre la mesa, tres temas distintos entre sí que marcan el devenir del disco, y harán que quieras continuar el viaje. Sorprendentemente no hay una sola balada (o power-ballad), cuando son una banda predestinada a ello. Pero no faltan todos los demás ingredientes: la alternancia en las voces principales entre Blades y Keagy, los fabulosos coros, arreglos vocales y estribillazos (“Don’t Let Up”, ¡o casi todo el disco!) y el estilo magistral de Brad Gillis junto al subidón de octanaje de Keri Kelli en las guitarras y solos duales en los momentos más directos y hardrockeros (“Day And Night”, “Say What You Want” o “Comfort Me”). Ramalazos beatlianos encontramos en “We Can Work It Out”, aunque no sea la cover que pensáis. En “(Won’t Be Your) Fool Again” demuestran su versatilidad con un rollo más bluesie y honky tonk, pero poderoso, y con un estribillo marca de la casa. Y para despedirse “Nothing Left Of Yesterday” es una composición tan sólida y brillante que no hace más que redondear un magnífico álbum.

Don’t Let Up” es un sólido esfuerzo de una banda un tanto subestimada, pero que deberían estar en primera fila de esta nueva edad dorada del AOR y hard melódico. Con él a toda castaña en tu reproductor querrás coger las gafas de sol, camiseta y bermudas, y pasear por la calle con un polo flash en la mano, saltando las aceras y esbozando sonrisas.