Inquisition.

Sevilla, Sala Fanatic. (29/04/2017)
Bandas invitadas: Pillorian y Valborg.
Promotora: Madness Live.

Texto y fotos: Rafa Diablorock.


Son varias las ocasiones en las que hemos sacado pecho por la gran respuesta del público andaluz tras las pocas giras internacionales que recibimos, y desde aquí siempre reivindicamos el que se incluyan ciudades del sur en los circuitos habituales de tours internacionales, pero por desgracia hoy toca retratar otra realidad, la del fracaso estrepitoso. No hablo del fracaso por demérito de la promotora, ni de las bandas, sino del público. Unas leyendas del black metal como Inquisition volvían a nuestro país meses después de realizar varias exitosas fechas en las ciudades habituales, algo de lo que pudimos ser testigos. Aprovechando un nuevo tramo de gira, y con la compañía de otras dos grandes bandas como Pillorian (ex- Agalloch) y Valborg, la gira pasaría por Zaragoza, Sevilla y Murcia. Al escaso interés del público sevillano por esta gira se sumó la puntería de que ese mismo día, en la misma ciudad, había programado otro concierto de black metal, también con dos bandas internacionales de la talla de Ash Borer, tan afines como que compartían algunas fechas en otras ciudades de Europa esta misma gira. Esta casualidad que el público no entendía, sumado a que el otro concierto era organizado por una promotora sevillana que llevaba además una banda local (con todo lo que eso arrastra) hizo que solamente un puñado de afortunados valientes ocupásemos la Sala Fanatic para disfrutar de estas tres grandes bandas.


La tensión que se palpaba en el interior de la sala antes de iniciarse el concierto era tal que se podía cortar con un cuchillo. El personal de la banda, camareros y trabajadores de la sala prácticamente duplicaban a la escasa decena de personas que vimos como el trío alemán finalmente se armaba de valor para subir al escenario. En el momento en que los instrumentos de Valborg empezaron a vibrar la tensión disminuyó, pero evidentemente todo aquello afectó a la confianza de la banda, que pese a mostrarse 100% profesional no llegó a conectar con el público. Vampyr sonaba perfecta, y cuando digo perfecta, es que no puedo encontrar defecto alguno. Pese a estar posiblemente ante unas condiciones inmejorables para disfrutar de un concierto, con una iluminación y sonido de auténtico lujo, y con una banda sonando con una solidez aplastante, el público se sabía tristemente protagonista, y pese a que todos disfrutamos de la actuación no llegamos a abandonar ese estado de incómoda tensión. La banda, encomiable y profesional hasta decir basta, estuvo algo más de media hora ​presentando temas de ​su​ ​nuevo​ ​disco​ ​“Werwolf”​, junto a piezas antiguas como «Eerie and Old«.​ ​Un grandísimo y agridulce concierto.

Pillorian comenzaron su actuación con algo menos de presión y un mayor número de espectadores (unas 25 almas). La banda nacida en 2016 tras la defunción de Agalloch, publicaron recientemente su disco debutObsidian Arc con el sello de John Haughm impreso, quien retrasó el inicio de su actuación muy preocupado de que el sonido no le jugase una mala pasada, como al final terminó sucediendo. El ambiente era frío, y además la banda no terminaba de ajustar su sonido pasados unos minutos, hasta que en el segundo tema, Archaen Divinity, banda y público empezaban a acomodarse a la situación. A Stygian Pyre sonó algo más atmosférica, aunque un leve acople en la batería se hacía algo molesto en ocasiones. La banda mantenía la compostura sin intención alguna de comunicarse con el escaso público, hasta explotar finalmente con una espectacular Forged Iron Crucible a modo de cierre. El poderoso tema final se eleva en vivo de una manera espeluznante, siendo con diferencia el momento más intenso de una actuación un tanto irregular, en la que los músicos parecieron reservarse para sus compases finales, dejándonos a todos con la miel en los labios.

En los minutos de descanso antes del plato fuerte de la noche contemplamos una casualidad surrealista; el bajista de Pillorian, apurando los últimos bocados de su pizza, llevaba una sudadera de Ash Borer, banda «rival» de la noche y que tocaba a escasos kilómetros de donde nos encontrábamos. Finalmente, y ante un público de 35 afortunados, Inquisition ocupó el decorado escenario de la sala para darnos una lección de black metal. El dúo colombo-estadounidense hizo un recorrido por toda su discografía sin dejar de lado su formidable último disco, Bloodsed Across The Empyrean… sin duda uno de los mejores trabajos de su carrera, y con cuyo primer tema abrieron su apabullante actuación. Parece mentira el modo en que Dagon llena el escenario con su presencia imponente, realizando además una ejecución soberbia de guitarra, de manera que no se echa en falta instrumento de apoyo alguno. Incubus a los tambores posee una tremenda pegada, acompasando los hipnóticos guitarrazos de Dagon en una combinación perfecta. La demente Hymn of a Deathstar me transportó en los compases iniciales del concierto con su espeluznante atonalidad, a igual que la espectral Command of The Dark Crown, cuyos armónicos centrales se nos clavaron en el pecho como dagas envenenadas. La lenta Desolate Funeral Chant nos puso la piel de gallina a los cuatro gatos que allí seguíamos, mientras que la añeja Embraced by the Unholy Powers of Death and Destruction se nos hizo gigante en su actual versión en vivo. Tras un breve agradecimiento de Dagon, la presentación concluyó con una ominosa A Magnificent Crypt of Stars, temazo para rematar una noche en la que fuimos testigos del amargor más áspero del underground, en todos los sentidos.