Parkway Drive
Madrid. Sala La Riviera. 27 de abril de 2017.
Tour: Unbreakable European Tour 2017.
Bandas invitadas: Stick To Your Guns y Darkest Hour.
Promotora: Resurrection Fest.
Crónica y fotos: Rafa Diablorock.
Cada vez que nos visitan los respalda un mayor número de seguidores, es por lo que Diablorock no quería perderse otra vez a Parkway Drive, a quienes año tras año esperamos ver incluidos en el cartel de Resurrection Fest, ya que su público así lo pide. Las agendas han impedido todo este tiempo que la banda australiana visite Viveiro, pero sus organizadores no han querido que el Unbreakable European Tour se quedara sin pasar por España en su tramo de gira de 2017. Stick To Your Guns y Darkest Hour completaban el cartel.
Los norteamericanos Darkest Hour se encargarían de calentar motores. Formados en 1995, su estilo y puesta en escena era la más «clásica» de la noche, con maneras y actitud mucho más acordes con los cánones del metal, algo por lo que quizá no terminaron de conectar con el público de la cita. Lo curioso es que cuando visitaron nuestro país en 2014 acompañando a Machine Head, tampoco llegaron a convencer por ser demasiado «Metalcore», la banda parece moverse en un terreno impreciso entre ambos mundos, que yo no siempre veo tan diferentes. De hecho entre el público igual se veían camisetas de Slayer que de Bring Me The Horizon, de Faith no More o Heaven and Hell. John Henry trataba de arengar al público que iba llenando la sala gradualmente, mientras que Mike Schleibaum y sus chicos hacían sacudir sus melenas. El sonido resultaba demasiado plano, sin que apenas pudieran distinguirse los muchos destellos técnicos presentes en sus creaciones, por lo que finalmente Darkest Hour abandonaron el escenario dejando la sensación de haber cumplido, sin más.
Tras un descanso en que sonaron Nofx, Pennywise o Green Day, Stick To Your Guns salieron a escena con una actitud ciertamente antagónica a la de Darkest Hour. Los cinco miembros salieron bailoteando una boba intro, restando toda seriedad al asunto, para explotar con la efectiva Against Them All, en la que un Jesse Barnett hiperactivo no paro de desparramar por todo el escenario hasta su inocente y melódico estribillo, ampliamente coreado por el público. La banda no es precisamente estática, pero el peso escénico recae sobre Barnett, el frontman más activo de la noche sin lugar a dudas. Stick To Your Guns son por tanto una banda divertida de ver, mostrandose compactos cuando interpretaban sus partes más graves y machaconas. Pese a que la sonorización no les dotó de mucho vigor guitarrero, destacaban cuando incidían en su aspecto rítmico y pesado, como en los mazazos de No Tolerance, mientras que flaqueaban sonando algo repetitivos en temas más veloces y abiertos, como Nobody. El público se lo pasó muy bien con ellos.
Y llegó el plato fuerte, y además empezó sin contemplaciones. Primeros acordes de Wild Eyes, interpretados por un Jeff Ling subido al podium derecho del escenario mientras gritaba esperando la sonora respuesta del público, que se vino abajo cuando la contundencia de Parkway Drive se les echó encima sin reservar un ápice de potencia. Un inicio con el que los australianos parecían querer mostrar seguridad a su público, capaz de darlo todo de inicio a fin. La joven y activa audiencia de la noche me sorprendió enormemente, ya que a lo largo de toda la actuación no sabía si el espectáculo estaba sobre el escenario o entre el público. Carrion y Dedicated siguieron conquistando a un público casi extasiado, manejado por un Winston McCall con maneras de frontman grande, en el sentido de saber dominar al público con leves movimientos de muñeca y sin sobreactuaciones. Pudimos encontrar a un McCall mucho más entregado en los temas más violentos de la banda, en los momentos más duros, en los que sí se dejaba llevar totalmente. Con un sonido casi perfecto llegó una poderosa y brutal Karma, mientras la mitad del público se quedaba sin voz y la otra mitad casi se queda sin dientes, ya que algunos parecían practicar artes marciales en un moshpit que casi llegaba a la mesa de mezclas. Sinceramente, Parkway Drive es una banda muy limitada en cuanto a recursos, pero saben aprovecharlos de manera inteligente y completamente efectiva en directo. Son casi 15 años de historia a sus espaldas y saben perfectamente lo que su público les pide, y eso es justamente lo que ofrecen. Sin espacio para texturas, pasajes o atmósferas, únicamente Writings on the Wall marcó un respiro y cambio de aires en toda la actuación, tema bisagra y perfectamente interpretado, donde sí que vemos a unos Parkway Drive preocupados por matizar su propuesta con una tensión diferente, escondiendo un poco el músculo. Idols and Anchors también sacó a relucir los recursos más técnicos de Jeff Ling, con sus certeros punteos y tappings, elegantes y no tan lejanos de cualquier banda de metal al uso. A destacar, desde luego, la labor de Ling, máximo responsable del tono melódico de una banda que siempre se ve reforzada por los triunfales y potentes coros de su entregado público. Finalmente se despidieron con una tremenda Romance is dead tras petición popular, y una efectista Bottom Feeder con el martillo pilón de su brutal final, sacudiendo definitivamente a toda la sala. No me enamoraron, pero ahora entiendo por qué gustan tanto, tienen una fórmula simple, que funciona en vivo y la manejan a la perfección.