Escrito por Jaime Taboada.


En la segunda parte de nuestro recorrido por la trayectoria de la Serpiente (Whitesnake – Parte 2: 1978-1980. Caminando entre las sombras del blues), nos habíamos quedado en 1980, justo en el momento de la publicación del fantástico Ready An´Willing, que había significado, entre otras cosas, la incorporación de Ian Paice a la formación. Los cambios de década en el mundo del rock suelen suponer algún tipo de punto de inflexión y de cambio de ciclo y de tendencias, tanto a nivel estético como de sonido. No fue así para Whitesnake que, ajenos a los caprichos de las modas, seguían a lo suyo, sin preocuparse de nada ni nadie. Y, conscientes de que su popularidad era cada vez mayor, sobre todo tras el éxito de una canción como Fool For Your Loving, David Coverdale se decidió a publicar un disco en directo.


¡Y vaya disco! Live…In The Heart Of The City, es uno de esos discos que, pese a ser publicado en 1980, se ajusta perfectamente al concepto de Double Live Album, tan explotado en los 70´s. Y es, en mi opinión, un discazo a la altura de otros directos míticos como pueden ser Live And Dangerous de Thin Lizzy o Strangers In The Night de UFO. El disco, realmente, no dejaba de ser un pequeño apaño ya que Coverdale decidió que uno de los discos fuera el Live At Hammersmith de 1978, publicado anteriormente solo en Japón y el otro fuera grabado en la gira británica de 1980. Algo un tanto curioso pero que, por otra parte, permitía observar la evolución que había experimentado el grupo desde sus inicios. El primero de los vinilos, nos presentaba 8 canciones grabadas durante los conciertos londinenses del grupo el 23 y 24 de junio. El él, figuraban robustas relecturas de temas como Come On, Sweet Talker, Take Me With You o Ain´t Gonna Cry No More Today, entre otras. Con la banda sonando como un cañón, y un Coverdale rebosante de carisma y pletórico de voz. Murray y Paice que tocaban juntos solo desde hacía meses antes formaban una de esas secciones rítmicas que, sin embargo parecían llevar años compenetrándose, mientras que Jon Lord lo envolvía todo con su Hammond y la pareja Marsden/Moody hacía que esas guitarras escupieran humeante boogie.

El segundo de los discos, grabado un par de años antes, se apoyaba en temas de Purple (excelente ese Mistreated) y de Trouble e incluía la versión de Ain´t No Love In The Heart Of The City, de Bobby “Blue” Bland, constituyendo una muestra excelente de cómo sonaban Whitesnake en 1978 en directo, aún no tan volcados en el blues rock, aunque apuntando con bastante claridad la dirección a seguir. Además de la publicación del directo, la banda triunfó en el festival de Reading de 1980 y pronto volvió al estudio de grabación en plena forma y totalmente engrasados para dar forma a su siguiente disco. Entre octubre de 1980 y enero de 1981, de la mano de su inseparable Martin Birch, el grupo se encerró en los Startling Studios de Ascot, Inglaterra para grabar Come an´Get It, otro discazo, que personalmente es mi favorito de toda la discografía de la Serpiente.

Hay discos perfectos de principio a fin, en los que todo encaja. Melodías, estribillos, riffs, etc. Incluso el orden de las canciones es el adecuado. Come an´Get It es uno de ellos, claramente. Desde el primer riff, el disco huele a club, humo, sudor, whisky y sexo. Sobre todo, sexo. Desde la portada (solo hay que fijarse en la boca de la serpiente) hasta el último de los temas. En toda la discografia de Whitesnake las referencias sexuales son abundantes, pero en este caso es de escándalo. En el aspecto musical, el disco contiene alguno de los momentos mas inspirados de la carrera de Coverdale y los suyos. Empezando por el tema homónimo con el que comienza el álbum, una canción con sonido stoniano muy logrado que daba sopas con onda a aquellos que se empeñaban, por increíble que pareciese, a tachar a la Serpiente de banda de heavy (si, los había). Tomaba el relevo el rápido, contundente y hard rockero compuesto a medias por el frontman y por Micky Moody y en el que brilla especialmente Lord con su teclado. Y tras ésta, el primer single elegido para promocionar el disco, Don´t Break My Heart Again, un tema melódico ideal para sonar en la radio y que logró entrar en el Top 20 de las listas británicas. De hecho la popularidad de esta canción hizo que el disco llegara a ser número dos en Gran Bretaña. El mayor éxito en la historia de la banda hasta entonces.

En el disco, por supuesto, y siguiendo la tradición Whitesnake, había rhythm & blues del bueno en canciones como Would I Lie To You (segundo single del álbum), blues funk juguetón en Girl o en ese himno festivo que era Wine, Women & Song con una letra que por momentos parecía una auténtica declaración de principios (tremendo ese “You better lock up your daughter/ and your sister too/ And if You get in my way/I´m gonna rock and roll over you/ You can tell me It´s wrong/ but I love wine, women &song”) y que sonaba 100% classic rock con las guitarras de Marsden y Moody echando humo. Por supuesto, Coverdale no se olvidaba del blues mas clásico y cantaba de manera fantástica en Lonely Days, Lonely Nights o en el medio tiempo Child of Babylon. Cerraba el disco Till The Day I Die que se puede considerar una rareza dentro del repertorio de la banda, por una primera parte folk poco habitual en el sonido del grupo. Una rareza muy brillante añadiría. Gran colofón a un disco que merece estar en cualquier en la estantería de cualquier fan del buen rock´n´roll que se precie y que no ha perdido ni un ápice de su magia con el tiempo.

Con Come an´Get It triunfando en Gran Bretaña y la banda creciendo en toda Europa David no tenía intención alguna de parar ni de cejar en su empeño de conquistar el mercado americano. La formación en este momento era de lujo y tras años grabando y tocando juntos habían logrado un grado de camaradería y compenetración extraordinarios. Así, en noviembre de 1981, el grupo, de nuevo junto a Martin Birch (casi casi el séptimo miembro) volvía al estudio. En esta ocasión, para dar forma a Saints & Sinners. Pero tras años de armonía y estabilidad, en ese momento empezaban a asomarse las primeras grietas.

Antes de finalizar la grabación, Micky Moody anunciaba que abandona la formación, harto según confesó años después, de que tras años de éxitos, discos de oro y giras en recintos cada vez mas grandes, aún no solo no había conseguido una mínima estabilidad financiera, si no que la banda acumulaba grandes deudas. Al poco tiempo, Coverdale, anunciaba que la banda suspendía su actividad temporalmente y despedía a su manager descontento con su gestión de los asuntos económicos de la Serpiente. Meses después, sin embargo, decidió retomar las riendas del grupo, pero los cambios eran ya inevitables. Moody regresó junto al vocalista. Y asimismo Jon Lord permaneció a su lado. Pero Marsden, Paice y Neil Murray abandonaban. En su lugar, se unieron a la formación Mel Galley (ex Trapeze), Cozy Powell (que en aquel momento acababa de abandonar Rainbow) y Colin Hodgkinson (leyenda del blues y el jazz británico que había tocado muchos años con Alexis Korner) respectivamente. Como el disco casi estaba terminado, se respetaron las partes ya grabadas por Marsden, Murray y Paice y los nuevos miembros tan solo añadieron algunos coros.

Podría dar la impresión de que, debido al ambiente tenso y a las interrupciones, el disco se hubiera resentido. Nada mas lejos de la realidad. Una vez queSaints & Sinners estuvo en la calle, en 1982, se comprobó que era tan sólido como sus predecesores. Se ve que el mal ambiente no influyó demasiado en el aspecto musical porque la banda seguía rockeando a base de bien. Young Blood y Rough´n´Ready son dos pelotazos que harían levantar a un cadáver. Uno de esos inicios que son como una bofetada y le hacen a uno espabilar. Sobre todo ese Rough´n´Ready en el que el grupo sonaba desbocado mas hard rockero que nunca. Y no es el único momento en el que lo hacían. En Dancing Girls sonaban recios y rocosos, mientras que Bloody Luxury y Love an´Affection eran dos canciones con un sonido muy clásico, con una melodía y estribillos de esos que se clavaban en la memoria y no se olvidaban jamás.

La ración de medios tiempos también era jugosa. Victim of Love, con su aire blues rock es de lo mejor (si no lo mejor) del disco con un Coverdale pletórico. Y nada mal estaban tampoco Criyng In The Rain y, sobre todo, Here I Go Again, dos grandes canciones que, paradojicamente, se haría muy populares, pero años después. El motivo fue que el cantante decidió regrabarlas e incluir las nuevas versiones en el exitoso 1987. Concretamente Here I Go Again fue uno de esos super éxitos que llegó a aburrir por saturación. En mi opinión Saints & Sinners es otro enorme disco. Un poco inferior, quizás, a Come an´ Get It, pero en todo caso, se me antoja igualmente imprescindible. Pese a todos los problemas, musicalmente, la magia seguía ahí. El dueto Marsden/Moody seguía siendo imbatible y Jon Lord y sus teclados engrandecían cualquier canción. Y no debemos olvidarnos del fantástico trabajo de la sección rítmica. Paice es un monstruo por todos conocido, pero se ha hablado poco de Neil Murray y creo que es de ley reivindicar su labor ya que su trabajo como miembro de Whitesnake es sensacional. Su compenetración con el batería era total y tanto en estudio como en directo, su solidez le daba un empaque al sonido del grupo que ya nunca volvería a lograr sin él.

El álbum fue muy exitoso en Gran Bretaña y en todo el continente europeo, y con la nueva formación, Whitesnake se lanzó a la carretera con una exitosa gira que culminó en el célebre festival de Donington, en el que fueron cabezas de cartel y cuyo concierto se publicó en su momento en VHS (posteriormente reeditado en formato DVD) bajo el título de Live: Whitesnake´s Commandos (también se ha publicado bajo el nombre de Live at Donington Castle, 1983). Paice, Moody y Murray ya habían abandonado la nave, pero la banda seguía conservando su poderío en escena. La nueva sección rítmica funcionaba estupendamente y Mel Galley, pese a no llegar al grado de brillantez de Bernie Marsden ni alcanzar la complicidad que éste tenía con Micky Moody, cumplía sobradamente con su guitarra. Pero evidentemente, era Coverdale el que eclipsaba a todos sus compañeros. Para muchos de sus fans, en aquel momento, era la primera oportunidad de verlo sobre un escenario (lógicamente hablamos de la era pre-youtube) y pudieron comprobar el carisma, la fuerza y la seguridad en sí mismo con la que se comportaba en el escenario. A los cinco minutos de comenzar el concierto ya tenía a la audiencia comiendo de su mano. Una exhibición de poderío al alcance de muy pocos. Un DVD muy recomendable con crudas interpretaciones de himnos como Walking In The Shadows Of The Blues, Lovehunter o ese genial Mistreated.

A finales de 1983, el futuro de la Serpiente, pese a los cambios y turbulencias del último años, seguía siendo muy prometedor. Y entraron, de la mano, esta vez, de Eddie Kramer en los estudios Musicland de Munich para grabar lo que pretendía ser la obra definitiva que los llevara al éxito masivo. Al poco de iniciar las sesiones de grabación, sin embargo comenzaron los problemas y Kramer, alegando falta de química con el grupo, abandonó la grabación. David, que había recurrido a él para tratar de reorientar el sonido de sus nuevas composiciones, entonces, prefirió jugar sobre seguro y volvió a recurrir a Martin Birch, con quien sabía que no tendría problemas. De todos modos, no fue ese el único escollo a salvar. La camaradería reinante entonces entre todos los músicos, poco a poco se había ido esfumando. Moody no se sentía demasiado a gusto y cada vez se sentía más como un mero empleado. De hecho, a nivel de composición solo participó en la canción Slow´n´easy.

Sin embargo, pese al no demasiado buen ambiente, el disco llegó a las tiendas a principio del año 1984 bajo el título de Slide It In y se comprobó que se trataba de otro gran trabajo. Se apreciaban ciertas diferencias. Powell era un batería diferente a Paice y en parte, su manera de tocar hacía que el sonido del grupo se orientara mas al hard rock que en ocasiones anteriores. Pero lejos de ser esto un problema o un factor negativo, se convertía en un paso adelante por parte de unos Whitesnake que, sin perder su esencia, buscaban huir del encasillamiento. Las iniciales Gambler y Slide It In sonaban potentes y Cozy destacaba con su batería, menos sutil que Paice, pero definitivamente con mas pegada. Este esquema hard rock se mantendría además en cañonazos como Give Me More Time o Hungry For Love. David, no perdía la esperanza de dar el golpe y sonar en las FM de todo el mundo y Standing In The Shadows o Guilty Of Love reunían desde luego las condiciones para haber triunfado. Y en cierta manera lo hicieron, pero el éxito masivo aún tendría que esperar cierto tiempo. Slow´n´Easy era quizás la canción que mejor conectaba con el pasado (no en vano fue la única que contó con la participación de Moody en la composición) y era un temazo que podía haber figurado perfectamente en Trouble o Ready an´ Willing. Slide It In fue bastante exitoso, sobre todo en gran Bretaña, pero eso ya no le bastaba a un Coverdale al que se le agotaba la paciencia.

Por otra parte, cuando el disco se puso a la venta, la banda había perdido ya a dos miembros de su formación. Colin Hodgkinson había abandonado para volver a la escena del jazz y blues de la cual provenía. Para sustituirlo, se recurrió de nuevo a Neil Murray que aceptó volver a retomar el puesto de bajista. La otra baja fue mas dolorosa ya que significó la definitiva marcha de Micky Moody. Un punto de no retorno para el grupo. Una marcha desagradable puesto que no solo se rompía una relación profesional, sino que también lo hacía la relación personal, haciendo que quienes antaño habían sido grandes amigos, terminaran de manera amarga aquella amistad que nunca regresaría. Coverdale decidió sustituir al guitarrista por John Sykes, que venía de hacer un gran trabajo en Thunder´n´Lightnin´ de Thin Lizzy, para así poder salir de gira, pero ahora la mala suerte se cebaba con él ya que poco antes de comenzarla, Mel Galley se dañaba la mano lo que le imposibilitaba temporalmente para tocar la guitarra. La opción que se barajó fue la de tocar como quinteto hasta que Galley se recuperara, pero en abril de 1984 David sufría otro revés, en este caso muy doloroso. Esta vez era Jon Lord quien decía definitivamente adiós para sumarse a la reunión del Mk II de Deep Purple. La partida del teclista le dolió doblemente al cantante. Por una parte, por perder a un músico insustituible, y por otra, por comprobar con amargura como sus ex colegas Paice, Lord y Blackmore optaron por llamar a Ian Gillan en lugar de a él para el retorno de Purple.

Pero no era el frontman amigo de rendiciones fáciles. Había perseguido la cima y no iba a quedarse llorando abatido a mitad de la escalada solo porque los contratiempos fueran continuos. Tras años de contrato con EMI, decidió que el sello no los promocionaba adecuadamente y fichó por Geffen Records convencido de que con ellos podría llegar a romper en el mercado estadounidense (el tiempo le dio la razón). Lo primero que hizo, a sugerencia de su nuevo sello fue regrabar parcialmente Slide It In. Geffen quería remezclarlo, pero David aprovechó la coyuntura para regrabar las partes de guitarra con John Sykes. Un acción discutible y que generó controversias, pero que mostraba hasta qué punto Coverdale deseaba dar un cambio de rumbo importante. Tras eso, llegó el célebre 1987 (grabado aún con Sykes como guitarrista), los vídeos en MTV, los súper éxitos, las regrabaciones de temas antiguos (Here I Go Again fue un éxito masivo en 1987-1988) , las giras por grandes recintos, etc. En mi humilde opinión, independientemente de lo que uno pueda opinar de 1987, creo que todos estaremos de acuerdo en que es el disco que representa un punto de inflexión en la carrera de la banda. Curiosamente, la inercia del éxito de ventas de este disco hizo que Slide It In llegará también a ser disco de platino en EEUU años después de su publicación.

Servidor se planta aquí. Quizás mas adelante algún otro redactor diablorockero retome la historia del grupo en el momento en que la dejo yo. Por mi parte, reivindicar una vez mas la grandeza y el poderío de los Whitesnake de Lord, Moody Marsden y compañía. Y por supuesto, cuando se trate de rockear, pincharemos el vinilo de Saints & Sinners una vez más, y a voz en grito diremos aquello de ¡Rough an´Ready!