Sello: House of Mythology.
Crítica por Por Manuel J. González.


Tras un premonitorio título [que esconde un claro mensaje de ruptura, cambio, osadía y/o contrarrevolución], los noruegos nos entregan el que viene a ser su trabajo más cercano. Sorprendentemente, su primer single, “Nemoralia”, nos susurraba con un sucinto pop electrónico que pudiera encandilar hasta al menos melómano. Una vez sumergido en las profundidades de un disco singular, sabes que te encuentras frente a una colección de canciones arriesgadamente única. Desde la ignorancia del consumidor de metal, Ulver es una banda extrema, nacida de los bosques de altos árboles y acechante frío. Gracias a Dios, la era de Internet te permite clarificar dudas, e investigar todo lo profundamente que desees. La banda de Kristoffer Rygg y compañía olvidó los elementos de oscuridad black metal desde su propia incepción. Es más, el mismo “Bergtatt – Et eeventyr i 5 capitler” es un trabajo disfrutable incluso para aquellos que huyen de la excesiva brutalidad de un género que ha extendido sus tentáculos de manera maravillosa [baste comprobar el buen hacer de un género como el Cascadian Black Metal]. Pero no nos desviemos, ya que aquí hemos venido a hablar de synth pop. Rygg ya lo dejó claro con su escueta respuesta a un fan de Roadburn que le exhortaba regresar a sus raíces: ¡No! Lógicamente, debemos respetar a aquellos que arriesgan creando nuevos mundos más allá de etiquetas y estándares a esta altura de la película ya innecesarios.

La música debería ser música por sí misma, sin importar lo más mínimo los ingredientes que contiene. Una vez aniquilado el escepticismo, la pasión se apodera de nuevo de tu ser para emprender un viaje que se antoja de los mejores de este 2017. “T.A.O.J.C.” es pasión, dulzura, un viaje alucinante a los confines de las almas de una formación que ya ha dicho mucho, y que desde su ‘acomodamiento’ se lanzan al retrospectivo mundo de sonidos ochenteros y caducas hombreras. Aunque su ejecución es elegancia, risueña fragancia, y sonido embriagador. ¿Cómo no cerrar los ojos y volar mientras suena “Rolling Stone” y a golpe de jazz oxigenado vaporiza nuestros corazones? Se percibe la paz, el sosiego existencial, aunque también las ganas de demostrar que no existe ley musical en pleno siglo XXI.

La realista “So falls the World” consigue hacernos olvidar, y aparcar el miedo durante unos minutos. Celestial es el camino que dibuja la prehistoria desde la perspectiva del que perdona todo. Poesía de la buena, de esa que no necesita versos ni estrofas, de esa que emana de la propia vida del ser mortal. Arte de calidad, a veces efímero, pero que seduce cuando tiene que seducir, que cautiva cuando tiene que cautivar. Y por ello “Southern Gothic” enamora, extendiendo una alfombra de rosas con púas frente tu camino. Es fácil imaginar a Dave Gahan celando una pieza como “Angelus Novus” mientras el éxtasis se apodera de su sinrazón, mientras “1969” se corona como el mejor tema del año, consiguiendo que te sientas como en ese primer escalón de la Existencia, ese que te incita a comenzar a caminar. ¡¡Cuánta belleza!! Y como perfecto colofón “Coming Home”, un viaje de recogida a través de cual regresamos a nosotros mismos retroalimentados, henchidos de placer, aliviados, y hasta un poco más felices.