Texto por Jaime Taboada.


1977, un año que evoca muchos recuerdos en la memoria colectiva rockera. Se percibía como una especie de año de cambio de guardia. Muchas de las grandes bandas de los 70´s comenzaban un cierto declive, la mayoría implosionando desde dentro tras años de excesos, megalomanías y cultos a la personalidad. Led Zeppelin, los Stones, Black Sabbath y un largo etcétera seguían siendo muy grandes y enormemente populares. Pero se había perdido la magia. En muchos casos, lo que había comenzado a finales de la década anterior como la entusiasta aventura de un grupo de amigos, se había transformado en un entramado gigantesco totalmente sobredimensionado. El término “dinosaurio” se acuñaba para describir a esas mastodónticas organizaciones consistentes en unos músicos rodeados de un séquito de managers, groupies, camellos y vividores varios que en muchos casos llegaban a las ciudades emulando casi a Atila y los suyos, arrasando hoteles y sembrando el caos allí por donde pasaban. Pero mientras esto sucedía, se ponía de manifiesto que muchas de las grandes estrellas habían perdido el contacto con la realidad. Y la realidad se iba a imponer en forma de bofetada punk que, si bien, no iba a derribar definitivamente el arena rock, si que iba a hacer temblar a mas una vaca sagrada. Una nueva generación de fans, no quería solos interminables de batería ni ver a su grupo favorito desde un asiento de un estadio a una distancia kilométrica. Querían volver a los orígenes, a la excitación de tener a su ídolo a escasos metros. A las salas llenas de humo, sudor y rock and roll. Nombres como Sex Pistols, The Clash, Ramones, etc. ofrecían todo eso y daban voz a una generación que veneraba a Johnny Rotten pero que no se sentía en absoluto identificada con Robert Plant o Dave Gilmour.

En medio de este panorama cambiante e inestable, la banda que nos ocupa se situaba en una posición intermedia. UFO desde luego, no eran unos punk rockers furibundos. Tampoco eran, en términos de popularidad, una superbanda de las que llenaran estadios. Aunque eso sí, su estilo de vida, totalmente decadente y frenético, los emparentaba directamente con personajes como John Bonham o Keith Moon, que vivían las 24 horas en sus papeles de estrellas. Y para UFO, 1977 fue simple y llanamente el año que siguió a 1976 y que precedió a 1978. Es posible incluso que ni siquiera llegaran a ser conscientes del movimiento punk o de las llamadas a la anarquía de Rotten y compañía. Por aquel entonces Phil Mogg, Shenker, Pete Way y Andy Parker vivían en una espiral de alcohol, drogas, luchas internas (llegando a los puños entre ellos en ocasiones) y haciendo gala de un estilo de vida totalmente salvaje y kamikaze. El año anterior habían publicado No Heavy Petting ( Especial 40 aniversario: UFO – No Heavy Petting (1976) ) Para dicha obra, habían reclutado al teclista Danny Peyronel, que había hecho un gran trabajo en el estudio, pero que no pudo aguantar la rutina en la carretera al lado de aquellos personajes para los cuales cada día era casi una batalla.

En ese punto, lo que para otras bandas habría representado una crisis, para UFO fue un leve contratiempo sin más. Es cierto que No Heavy Petting había sido quizás un disco algo mas flojo que sus antecesores Force It y Phenomenon, pero pese a ello era igualmente un gran album y había sido muy bien acogido y seguido de una exitosa gira. De todas manera, el grupo se había propuesto dar un golpe de timón y en 1977 decidieron incorporar a la formación a Paul Raymond, en sustitución de Peyronnel. Además de ello, prescindieron, por primera vez en varios años de los servicios de Leo Lyons como productor y entraban en el estudio en febrero de 1977 de la mano de Ron Nevison para grabar una de sus obras magnas, Lights Out. Nevison había trabajado como ingeniero en grabaciones de gigantes como The Who o Bad Company, aunque como productor, su experiencia era escasa, siendo su trabajo mas conocido el Nightlife de Thin Lizzy. Su trabajo, además de musical, incluiría unas altas dosis de diplomacia y mano izquierda para gestionar la contínua luchas de egos en el seno de la formación británica. Un duro examen que, a la vista de los resultados, pasaría con nota.

Entre febrero y marzo se desarrollaron las sesiones de grabación y cuando el disco fue publicado prensa y fans se rindieron a la evidencia. En medio de una pujante oleada punk, ante la cual bandas como UFO representaban al enemigo a batir, el grupo parió uno de sus mejores discos. Porque creo que no soy el único que opina que estamos ante un título soberbio. Classic Rock de muchos quilates y que, 40 años después de su publicación, sigue sonando fresco, robusto y muy inspirado. Inspiración es, quizás, la palabra clave para definir a este Lights Out.

UFO siempre tuvieron la extraña habilidad de moverse como peces en el agua en medio del más absoluto caos. Pese a vivir inmersos en una bronca permanente, Mogg, Schenker y Way, como núcleo duro de compositores funcionaban a pleno rendimiento y en pleno 1977 nos daban lo mejor de sí mismos. Para Lights Out, además de la excelente versión del Alone Again Or, de Love, aportaban siete maravillas que ya son parte imprescindible del legado del grupo. Desde la apertura con fabuloso Too Hot Too Handle hasta la última nota de Love To Love, no hay ni un solo segundo de desperdicio. De hecho, esas dos canciones, desde el momento en que vieron la luz se incorporaron a los directos de la banda. La primera representaba la faceta mas hard rock de UFO, escrita a medias por Mogg y Pete Way mientras que Love To Love era una exquisitez compuesta por el cantante junto a Schenker, en donde la finura del guitarrista alcanzaba cotas altísimas. Con permiso de Pete Way, su gran talento y su arrollador carisma, Lights Out es un disco en el que, ante todo, brillan con luz propia Phil Mogg y un Michael Schenker que en aquel momento era un fuera de serie.

La colaboración Schenker/Mogg daría sus frutos en otras dos grandes canciones como fueron Try Me y Gettin´ Ready. Dos temas muy melódicos en las que la voz de Phil destacaba exageradamente (el talento de esta pedazo de cantante para mi gusto aún no es lo suficientemente reconocido) así como el don que poseía Schenker para escribir melodías infalibles. Try Me, concretamente, era una de esas canciones lentas en las que el vocalista llega a emocionar. Una canción de esas que hace que asome la lagrimilla. El cantante también aportó Just Another Suicide, compuesta en solitario y a medida de su garganta. Apoyado en el elegante piano de Paul Raymond era una canción que bien podría haber sido un single. Potencial radiofónico tenía. Claro que estamos hablando de uno de esos trabajos en los que casi cualquiera de las ocho canciones podrían haberlo sido. Way, por su parte, junto al rubio guitarrista y su amado/odiado Phil Mogg, participó como compositor en la canción que da título al disco, un trallazo hard rock que pasó a ser parte del repertorio de los conciertos del Platillo Volante. Además coescribió también Electric Phase, que puede que sea el tema menos recordado del disco, pero que sin embargo es una gran canción con reminiscencias Zeppelianas y un excelente Paul Raymond que con su teclado le da un sonido muy particular a la canción. La versión de Love, Alone Again Or, respetaba bastante la esencia del original y demuestra que en los 70´s UFO podían con todo y siempre salían airosos del envite. Podían ser temas de blues, otros mas guitarreros o himnos de la psicodelia californiana, como éste. Siempre aportaban su personalidad y estaban a la altura. Gran versión que se añadía a las que la banda había grabado en el pasado.

El disco, salió a la venta en mayo de 1977 y como primer single, para promocionarlo, se eligió Too Hot To Handle. El recibimiento del público fue excelente, siendo un gran éxito en Europa y llegando bastante alto en las listas de ventas en Estados Unidos. Además, la llegada de Paul Raymond y la incorporación de Nevison como productor, demostró ser muy fructífera, casi un revulsivo. La esencia de UFO seguía ahí, pero es como si estuviéramos ahora ante una versión corregida y aumentada (2.0 que se diría ahora). Los arreglos de cuerda y de vientos en alguna de las canciones como Try Me o Love To Love representaron la guinda de un pastel ya de por sí muy sabroso. Un acierto de Mogg y compañía el confiar en Nevison y en Allan McMillan que fue quien se encargó de esos arreglos. Raymond por su parte demostró ser el recambio mas adecuado para cubrir la baja de Peroynnel. A diferencia del argentino, no aportó composición alguna al disco, pero su química con el resto de compañeros fue muy buena desde el primer momento y se asentó definitivamente como miembro del grupo, mostrándose siempre como un músico sobrio pero tremendamente efectivo, tanto a los teclados como de segundo guitarrista cuando determinados temas lo requerían.

Hay quien opina que es el mejor disco en estudio de los británicos. En opinión de este humilde servidor, dicho honor se lo disputa con Force It, pero en cualquier caso si creo que estamos ante una obra sobresaliente. Que cumple 40 años, pero que no ha envejecido en absoluto. Si alguien quiere iniciarse en la carrera de UFO, Lights Out es una inmejorable elección. Y cuatro décadas después, contra todo pronóstico, el grupo sigue adelante, recorriendo los escenarios de medio mundo y grabando unos muy dignos discos. Pete Way ya ha abandonado la nave, pero Phil Mogg, Andy Parker y Paul Raymond no parece que tengan intención alguna de parar. Han pasado muchos años, docenas de modas y tendencias han ido y venido y muchos nombres, en ese periodo de tiempo, han saltado al estrellato de manera tan fulgurante como posteriormente se produjo su retorno al anonimato. Y, por milagroso que parezca, ellos han sobrevivido a todo y a todos. Para celebrarlo, no se me ocurre mejor manera que volver a pinchar este sublime Lights Out y corear puño en alto y cerveza en mano aquello de I was too, too hot! Too hot to handle!!!



 

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