Crítica y fotos por Rafa Diablorock

Download Festival Madrid – Caja mágica.
Tercera jornada – sábado 24 de junio de 2017.


Conclusiones

Después de 800 kilómetros, tres días de festival, 30 horas de pie, 14 horas de sueño, unos cuatro mil disparos con la cámara de fotos, media docena de cafés, incontables litros de cerveza, horas y horas de air guitar, headbanging, risas, pisotones, salpicones, empujones, nuevos amigos, mil piropos de lectores (gracias), momentazos con la piel de gallina, pitido de oídos, hormigueo en la nuca, moratones y alguna decepción en cuanto al trato de ciertas banda a la prensa… estamos de vuelta en el cuartel general del califato.

Toca hacer balance y terminar de contaros los últimos conciertos Download Festival Madrid 2017. Balance más que positivo; sinceramente me quedo con muchísimos aspectos muy buenos del festival, de los cuales muchos siendo inéditos hasta la fecha en un evento de este tipo en la capital. Las fortalezas de Download Madrid son claras: su capacidad para traer un cartel atractivo, un recinto cojonudo y su gran capacidad para que 100.000 personas disfruten sin grandes dificultades del festival. Buscar fallos en un evento de este tipo en España es deporte nacional, y sinceramente ahora mismo la principal debilidad que quisiera manifestar es en cuanto a sonido. Si bien debemos decir que los conciertos más importantes sonaron en general bastante bien, el escenario principal necesitaría un refuerzo a mitad de recinto con repetidores; y es que desde atrás algunos conciertos se escuchaban de manera deficiente, dato aportado por varios redactores de esta casa, ya que personalmente siempre estuve posicionado bastante cerca. El escenario 2 tuvo pequeñas interferencias/acoples en varios conciertos durante los tres días, como si alguien «pisara del cable». Si realmente pudiese pedir algo a la organización sería un cuarto día de repesca, en el que pudiese ver la docena y media de fantásticas bandas que me perdí por haber tocado a la misma hora que otras que preferí cubrir.


Tercera jornada – sábado 24 de junio de 2017:

Siempre intento relativizar el que una banda actúe en un festival, sin dramatizar en exceso las diferencias que existen respecto a verles en una sala, que a veces no son tantas. En este caso, cuando se suma el calor, la luz solar temprana de la tarde, y una propuesta musical tan especial como la de Solstafir, es complicado que el resultado sea el mismo. Los islandeses estuvieron soberbios pero la conexión se hacía muy difícil, por no hablar de que los clímax que podrían haberse creado gracias la intensidad que atesoran sus temas apenas pudo producirse. Deseando de verlos por aquí en unas condiciones óptimas, aunque la actuación de esta nueva formación de Solstafir no fuese en absoluto decepcionante. Sus recientes creaciones son una delicia en vivo .


Muchas ganas de ver a Deafheaven, y deseaba de verdad que me convencieran del mismo modo que lo hacen en estudio, lástima que finalmente no acabaron de engancharme. La clave del asunto posiblemente estuvo en que el sonido no les acompañó, resultando una bola de ruido con un sonido de bajo que tapaba la gran mayoría de los detalles más destacados de sus dos guitarras. Su vocalista George Clarke me sorprendió por su indumentaria metalhead, ya que siempre suele dejarse ver mucho más finolis. Posiblemente el vocalista fuese el mayor protagonista de la banda, tanto por su rasgada y aguda voz como por su fuerza y entrega. Finalmente debemos calificar su actuación como «una más», con ese punto vulgar del que siempre han sabido desmarcarse discograficamente. Nunca se debe juzgar a una banda en directo tras haberlos visto una sola vez, seguro que la próxima será mejor.


Tenía ganas de volver a levantar el puño y hacer el cabra con Kvelertak, ¡y bien que pude hacerlo! Tras partirme de risa en el foso de fotógrafos del que algunos compañeros de prensa salieron por patas al ver cómo Erlend Hjelvik (vocalista) escupía sin parar, me hice acopio de cerveza tamaño ganador y busqué a mi cuadrilla para hacer el ganso con los temazos de esta excepcional banda, tan infalible en directo como siempre. Una actuación soberbia, que pudo ser memorable si el fuerte viento no hubiese hecho ondular el sonido en algunas ocasiones, sonido que sin embargo fue perfecto cuando Eolo nos dio tregua. ¡Y es que no se puede tener todo! O calorazo y buen sonido o brisa fresca y sonido irregular, aunque he de decir que los riffs de los noruegos eran más fuertes que el propio viento y ganaron la batalla. También hubo esos molestos pequeños acoples que se ocasionaban a veces en el escenario 2, pero nada que impidiese ver cómo acertaban a sonorizar de maravilla sus tres guitarras, sacando partido a sus diferentes estilos. Tanto sus primeros temas como los últimos funcionaban a la perfección, tanto que los vería todos los domingos, aunque antes me aseguraría de tener cita el lunes en el fisio. Entre lo mejor del festival.


Llegaban reportes alarmantes del nuevo directo de In Flames. Que si es muy artificial, que si es muy comercial, que si hay mucho teclado añadido, que si ya no son los mismos… ¿que si ya no son los mismos? ¡Evidentemente! Precisamente son de los pocos grupos que bien claro lo vienen dejando desde hace años. Ya los vimos en Madrid ante 30.ooo personas teloneando a Metallica en 2003, y ya tampoco «eran los mismos». Posiblemente si lo siguiesen siendo hubieran tocado en el escenario 3 con un par de miles de personas, como sus compatriotas Dark Tranquility, pero Anders Fridén y Björn Gelotte no están interesados en vivir de las rentas y movieron ficha, perdiendo algún adepto por cada mil nuevos que ganaban. Esto es una cuestión de gustos, el que no soporte su actual etapa que ni lo intente con ellos, porque aquí no hay ya medias tintas. El que sin embargo disfruta con los In Flames de Battles está de enhorabuena, porque la banda suena de un modo excepcional. Fridén y Gelotte quizá se han quedado solos, pero disfrutan con lo que hacen (razón por la que se fueron sus viejos compañeros), y a mi personalmente me parecen totalmente sinceros. Excelente sonido, gran juego de luces y sensación de banda grande, aunque Anders ande de voz bastante justo. Volvieron a saber llevar al directo su sonido moderno, y a la perfección. Siempre es interesante verlos, en la siguiente gira andarán quizá con otra cosa.


Ministry salían al escenario 2 entre tinieblas. Pausadamente Al Jourgesen se movía por el escenario acusando el aire, eligiendo cual de sus tres micros iba a utilizar para soplar su armónica. La máquina antifa de ruidaco industrial empezaba a producir orgasmos entre su público. Tengo un vivo recuerdo de los Ministry de finales de los 90, esos que nos dejaron alucinados en Festimad 99 con una banda completamente diferente de la que vimos ayer, salvo Al Jourgensen, por supuesto, un genio que sabe hacer sonar Ministry sea quien sea el afortunado que lo acompañe. Una apisonadora electrificada, rítmica y áspera, capaz de dispararte la adrenalina y hacerte bailar al mismo tiempo que llevarte al nirvana . Una actuación memorable, de una banda que no se retira porque sencillamente sería una catástrofe. Un lujo que Jourgensen se haya acompañado con gente tan buena, así que amenace con abandonar tantas veces como quiera, haremos como que lo creemos y luego volverá, y esperemos que de nuevo sea de este modo. Encadenar NWO, Just One Fix y Thieves son ganas de que a más de uno le salgan moratones en el muslo de darse golpes… aquí tengo yo el mío, y bien hermoso.


Dudas despejadas al primer minuto del concierto de Prophets of Rage. Sus MC no vienen a sustituir a Zack de la Rocha, eso es imposible, vienen a hacerlo lo mejor que puedan, que no es poco. Aquí los protagonistas son los temas, canciones inolvidables que nos enbrutecen, y si es en directo y tocadas por Morello, Wilk y Commerford… qué queremos más. La banda suena tan milagrosamente aplastante como siempre, así que ya puede rapear Chuck D, B-Real o Chimo Bayo… cuando la máquina de odio se pone a tocar lo mejor que puedes hacer es ponerte a saltar. Temazo tras temazo, puño cerrado, pequeño medley de clásicos de hip-hop… y llega el momentazo del festival. Like A Stone de Audioslave como homenaje a Chris Cornell. Tom gira el micro para que el público cantase, y mientras la guitarra de Morello sollozaba los acordes de Cornell… empieza a llover. El cielo empezaba a soltar lágrimas tras tres días de festival a 40 grados, no tenía ningún sentido, o sí, definitivamente, justo cuando sonó esa maravilla. Mágico e irrepetible. Luego la cosa se volvió a poner rabiosa y a mi me terminaron de dejar planchado con la manera en que hicieron sonar Take The Power Back. Se me hizo cortísimo y, bueno, todavía le quedan a Trump tres años y medio de mandato, algo bueno tenía eso que traer. Ya veremos si la próxima los veremos con Zack el caprichoso.


«The Party is Over» decían algunos. Y la verdad es que menudo efecto de aturdimiento tras el concierto de Prophets, sumado al cansancio acumulado, de modo que el cuerpo no nos pedía más guerra. Sin embargo hicimos lo posible por ver qué tenían que decir Nofx esta vez, comprobando que se trataba de lo de siempre. Las bromas de Fat Mike esta vez no nos hacían gracia, digamos que ya nos sabíamos los chistes, así que nos acercamos al escenario 4 para ver qué tal se las daban Blaze Out en directo. Pudimos ver los dos últimos temas de la actuación de los catalanes, y la verdad es que tienen tablas y hambre de sobra. Curiosamente me resultaron una banda mucho menos «moderna» de lo que esperaba, con ciertos puntos clásicos muy marcados y un registro de voz más agudo, que me hizo verlos mucho menos groove metal de lo que me resultan en estudio.

Y el Sorpresón del festival, así con mayúscula, llegaría en la última actuación. Quizá es para darme una colleja por no haberles prestado hasta ahora la atención necesaria, pero lo cierto es que Avatar estaban en la lista de bandas pendientes de investigar, ya que lo que había escuchado de ellos me resultaba una mezcla interesante y variopinta de cosas que me llamaban la atención junto a otras que jamás he sabido disfrutar. Sin embargo, en directo me dejaron patidifuso. La banda de Gotemburgo lleva peleando desde 2001, y se nota que son unos músicos muy rodados, aunque el principal atractivo que les encontré fue descubrir una propuesta absolutamente única. Son muchos conciertos al cabo del año, y llega un momento en que todo te parece lo mismo. El que a esa hora tras tres jornadas de festival Avatar consiguieran una de las mayores convocatorias de público del escenario 3 significa muchísimo. Una escenografía cuidadísima, vestuario, puesta en escena e iluminación completamente espectacular, y sobre todo derroche de osadía metalera en una especie de circo freak en el que el death metal melódico, el heavy clásico y hasta toques industriales son mezclados magistralmente con un groove que tira de espaldas, todo ello por una banda que se mueve sobre el escenario de un modo espectacular a la vez que clavan cada una de las notas. Todo lo que sonó lo hizo a la perfección, y aunque algún detalle teatral coreografiado rozaba la pasada de frenada, Avatar tienen en mí a un nuevo fanlocaza. Lo tienen todo para arrasar, absolutamente todo. Algo me dice que acabarán muy muy arriba. La banda llevaba cuatro años sin tocar aquí, y dicen que volverán pronto, haced lo posible por verlos porque asistiréis a un espléndido espectáculo, y muy diferente a lo que estáis acostumbrados.


¡El año que viene más por favor!

Crónica de primera jornada aquí.

Crónica de segunda jornada aquí.