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Por Carlos Salvador.


Suelen haber diversas opiniones en lo referente a los últimos lanzamientos de Trent Reznor entre los seguidores de NIN. Para algunos todo acabó con The Fragile (1999), no mereciendo la pena nada de lo publicado posteriormente. Para otros tras ese disco ha habido buenos momentos, pero la influencia electrónica cada vez más evidente no es lo que esperaban, echando a faltar más guitarrazos violentos.

Luego estamos otros que valoramos el esfuerzo por no convertirse en una auto parodia y que vemos en Year Zero (2009) o Hesitation Marks (2012) una evolución lógica. Agradecemos que Reznor sea sincero y no intente ser quien ya no es, igual que no tiene sentido esperar salvajadas como Broken (1992). Aquello pasó en un momento determinado y hoy Reznor no puede estar más lejos de la imagen sadomasoquista y autodestructiva de rock industrial apocalíptico.

Pero si hay algo que ha manejado a la perfección es la manera de promocionarse. Desde la historia viral de Year Zero hasta la actual publicación de Ep´s con intencionada suciedad en el envoltorio, pasando por su aparición en la tercera temporada de Twin Peaks, ha sabido cómo mantener el interés del público.

Add Violence es el segundo Ep de una serie de tres tras Not the actual events, y al igual que éste, con cinco temas que no es difícil relacionar con discos anteriores.

Less than inicialmente es puro tecno 80´s, y pese a alguna línea vocal no muy inspirada resulta ser una muy buena canción de rock bailable gracias al efectivo estribillo. Reznor sigue siendo enérgico cuando quiere, aunque da la impresión de encontrarse más cómodo creando música que desarrollando partes vocales.

Esto se acentúa aún más en las ambientales The Lovers y This isn´t the place. La primera de ellas vulnerable, incluso romántica, con un acertado piano sobre el que gira toda la canción. La segunda oscura y retorcida, casi instrumental y con capas de instrumentos que aumentan la opresiva atmósfera poco a poco.

Not anymore alterna calma y agresión sonora en una canción corta y directa, casi un esbozo, y es ahí donde tiene su fuerza gracias a la inmediatez que desprende. Parece directamente sacada del local de ensayo y se entiende que el propio Reznor diga que estos lanzamientos le sirven para jugar y ver hacia dónde dirigirse.

En The background world, donde finalmente la parte vocal está a la altura del entramando sonoro, sigue la calma tensa que sobrevuela las cinco canciones. Lánguida y melódica, merece la pena perderse en ella. Llaman la atención sus once minutos de duración, la canción más larga que haya hecho, aunque tras el cuarto minuto y sobre un efecto de disco rayado el tiempo pasa y todo acaba en una deforme masa de ruido. Nadie dijo que Reznor no tuviera humor, otra cosa es que sólo le haga gracia a él. Aunque la verdad es que está más cerca hoy en día de la electrónica ruidista de Ben Frost que del metal industrial de Ministry, y eso hay que tenerlo en cuenta.

Con las sucesivas escuchas los detalles van apareciendo y te das cuenta que no sabes cómo pero lo ha vuelto a hacer. Como quien no quiere la cosa Reznor entrega unas canciones más que notables, aumentando las expectativas por el próximo lanzamiento, y es que por suerte NIN siguen teniendo cosas que decir.