Arrancaba el milenio, y con él este Clayman, disco de transición, donde destacaba este tema bisagra que representó el gran giro de timón de una banda que, desde este momento, jamás volvió a surcar los caminos que los condujeron hasta Pinball Map. Melodías Made in Sweden, growls en las voces y, sin embargo, una luz especial en las guitarras y estribillo pegajoso 100%. La búsqueda de nuevos horizontes empezó aquí, y aunque muchos les dieron la espalda, este temazo supuso el inicio de la banda multitudinaria que In Flames es hoy. Una banda a la que la etiqueta de death metal melódico (o sonido Gotemburgo) le venía pequeña, para bien y para mal.