En 1973, las cinco putitas más chungas y sórdidas de Nueva York se pusieron de acuerdo para grabar uno de los mejores álbumes de proto-punk/hard rock de la historia. “Personality Crisis” es el disparo de salida del disco, un tema cuyos riffs sucios y rasposos agarran al oyente de los huevos (o de los ovarios) y lo arrastran por toda la mugre y glitter neoyorquina que pueda haber en el disco debut de estas ratas; una canción que sintetiza perfectamente las vibraciones del East Village a principios de los 70, un renacimiento del rock’n’roll más primitivo y urgente en contraposición con la pomposidad imperante del prog-rock de la época y que sentó las bases de lo que hoy conocemos como “punk rock”.