Texto por Fernando Manano.


Khmer son un cuarteto que practica blackened crust, cuyos miembros se reparten entre Galicia, Asturias y Madrid, y que a base de tocar incesantemente dentro y fuera de España han logrado imprimir su nombre en la escena nacional e internacional, y sobre todo un sonido muy trabajado.

Después de compartir escenario con casi todos sus compañeros de la escena nacional, y editar lanzamientos pequeños como splits y singles, es una buena noticia contar por fin con su primer Lp por varias razones. La primera es que este largo es un primer broche a toda una actividad mencionada anteriormente, que en su bio oficial resume su inicio en el año 2012, pero que data de más antigüedad. La otra razón radica en el contenido en sí mismo, un disco contundente, de divertida escucha y a la vez serio y cuidado en su interior y exterior, que hará auténticamente las delicias de fans de este género tan particular, que abarca tanto amantes del metal extremo como del hardcore.

Llama mucho la atención la tremenda producción, todo el proceso ha sido realizado en los Kollapse Studios de Lugo, por el propio guitarrista Iván Ferro, el cual marca un estándar de calidad altísimo para cualquier país: guitarras con una distorsión y un mordiente asesino, pero a la vez de una claridad sorprendente, que permite disfrutar tanto del grosor de los riffs, como de la finura en los constantes dibujos melódicos, que el dicho Iván desdobla en una sola ejecución con gran talento. Las baterías de Michel Vigo son también otro ejemplo de gran trabajo, potentes como en cualquier grabación de este tipo, pero con detalles técnicos que revelan gran gusto a la hora de componerlas y ejecutarlas, exhibiendo profundidad y fuerza en el sonido, pero dinámica en ritmo, haciendo que no cansen y dotando a las canciones de un acabado adictivo. Gran trabajo de Olaia Cankillyou al bajo, que quizá se haya quedado en un lugar más discreto en el resultado final comparada al resto de instrumentación y de las feroces pistas de voz de Mario C. Vaises. De todas maneras, ignoro si ese hecho obedece a las propias necesidades de la mezcla final; y en cualquier caso sería demasiado snob criticar negativamente semejante trabajo de producción, mezcla y mastering.
Arrebatos de furia hardcore, sonoridades oscuras propias del black metal, e incluso alguna pieza balsámica, que juega con el shoegaze más insano, con la variedad de tempos y texturas que todo ello conlleva, harán que te den ganas de subirte por la lámpara de tu habitación.

En la parte más formal de este Lp, que consta de 8 cortes que se quedan por debajo de la media hora, agrada cómo se ha secuenciado el orden de toda la obra, jugando inteligentemente con las intensidades y duración de las canciones junto a algún interludio, de manera que la escucha íntegra tiene la suficiente tensión, sin saturara tu oído, llegando al final con la sensación de querer escuchar más. Se demuestra que el corto minutaje juega un papel clave en los Lp’s de hardcore y metal extremo. Mención final para el bello artwork interior y exterior realizado por Mario C. Vaises, desplegado en varios formatos disponibles a la hora de adquirir la copia física, aparte de la digital, de un disco que debería colocar a Khmer en el ojo público de su escena, de cara a subir el siguiente escalón.