Texto por Mikel Cthulhu.


«Sigo manteniendo que no es el amor, la compasión, el humanismo o los sentimientos fraternales lo que salvará a la humanidad. No, nada de eso. Lo que puede salvarnos, si algo puede, es el puro terror de la extinción».  

U.G. Krishnamurti

Tercer largo de los galos Plebeian Grandstand a través del fantástico sello Throatruiner Records (en colaboración con Basement Apes), con las heridas aún abiertas por esa tremebunda deflagración que significó Lowgazers (2014) y su apocalíptica unión de Black Metal, Mathcore y Noise. En un momento en el que parecía que la modernidad sólo era capaz de escupirnos mediocridades vacuas como Deafheaven o Myrkur, el cuarteto de Toulouse nos regaló uno de los artefactos sonoros más dañinos, abrumadores y profundamente nihilistas que hubiéramos visto en el nuevo siglo, y con su (casi) herética amalgama de géneros demostraron que al extremismo sonoro todavía le quedaban, y quedan, unas cuantas balas en la recámara. Con tamaño equipaje a la espalda los franceses se metieron al estudio con Amaury Sauvé (Birds In RowCalvaiire) a finales de 2015, dando como resultado False Highs, True Lows (maravilloso título, por cierto), un álbum que supone otro salto de gigante en su carrera y les coloca junto a sus compatriotas Deathspell Omega como los más talentosos profetas del apocalipsis disonante.

Si muchos con Lowgazers aún tenían sus reservas a la hora de encuadrar a Plebeian Grandstand como una banda metálica, False Highs, True Lows llega para solventar todas las dudas a hostia limpia. Y es que nos encontramos ante un álbum donde el Mathcore y los guiños al Powerviolence de antaño han mutado en un maelstrom de tecnicismo disonante que les catapulta inequívocamente junto a popes del terrorismo vanguardista como PortalUlcerate o los citados Deathspell Omega. No necesitan los galos más de 35 minutos para dejar claro su posicionamiento actual, y ya de paso reventarte en mil pedazos con uno de los ejercicios de furia sonora más demoledores que hayas escuchado en mucho tiempo. En lo que sí hay continuidad y les sigue diferenciando de sus compañeros de viaje es que mientras Portal se elevan hacia ignominiosas dimensiones lovecraftianas y Deathspell Omega abrazan a su amado príncipe Lucifer, Plebeian Grandstand son asfalto furibundo, y el escapismo del que hacen gala los nombrados aparece en ellos no como un medio sino como una meta, la consecución última de su misantropía intransigente. En este aspecto tendrían más en común con el Grindcore o las bandas de Crust/Punk/Black Metal estadounidenses, pero la forma que envuelve a False Highs, True Lows supura tal cantidad de bilis que termina por elevar el álbum muy por encima de lo terrenal.

Porque no se puede racionalizar la interpretación vocal de Adrien Broué ni sus iracundos esputos fatalistas en Oculi Lac o Low Empire en términos de sociología o psicología, ni la cirugía demente que Simon Chaubard lleva a cabo con su guitarra en Tributes and Oblivions como mera teoría musical, ni siquiera el maratón de furia epiléptica que el batería Ivo Kaltchev se casca durante la media hora larga que dura el álbum como mera elección de estilo. No, Plebeian Gransdstand son un cerebro privilegiado emitiendo desde las entrañas, vísceras conscientes de sí mismas y desangradas por la úlcera de ser conscientes de todo lo demás, e incluso cuando el álbum respira en cortes como Volition Tame The Shapes lo hace como un pulmón devorado por el carcinoma. Con un control hercúleo de la entropía y una brújula capaz de guiarles por los imposibles senderos de lo caótico, el cuarteto consigue saltar por encima de lo masturbatorio, pretencioso o autoindulgente para mostrarnos un tapiz cuya visión es al mismo tiempo hiriente y necesaria, una mirada al futuro que merecemos y que ninguna de nuestras inútiles llamadas a la razón ni la fraternidad podrá evitar. Porque somos pasto de la Nada, y Plebeian Grandstand están aquí para acelerar la cosecha…