Por Rafa Diablorock


Siempre se dice que un grupo cierra un ciclo tras editar un disco en directo. En 2017 Foo Fighters venían de editar un trabajo en vivo muy especial, Skin and Bones (2006), en el que dejando aparcado su lado mas salvaje exploraban su cara tranquila y acústica, protagonista del 50% de su anterior LP de estudio, el doble In your honor(2005). Se podría suponer que en su siguiente disco Foo Fighters tratarían de fundir sus dos vertientes en una, y es lo que pasó en gran parte de este Echoes, Silence, Patience & Grace(2007). La elección de productor también nos adelantaba que este no iba a ser un disco de “venga, enchufa la guitarra y ponte a gritar”… el extremadamente perfeccionista Gil Norton, parte responsable de la eclosión estilística de Foo Fighters en su segundo disco, The Colour and the Shape (1997), volvió a hacerse cargo de la producción del sexto álbum de la banda. Pese a que Dave Grohl había rechazado públicamente el método detallista y estresante del productor de Los Angeles, acudió de nuevo a Norton confiando en que su forma de trabajo era la que mejor se adecuaba a los nuevos temas, un acierto absoluto una vez comprobado el excelente resultado.

Echoes, Silence, Patience & Grace” tenía ese par de mega-singles radiables que la banda siempre acierta a colar en sus discos, las dispares “Long Road to Ruin”  y “The Pretender”, que revolucionaron con sendos videoclips todo el panorama alternativo. Lo cierto es que este trabajo destaca en general por una serie de canciones en las que encontramos a unos Foo Fighters definitivamente maduros, confiados en una formación consolidada…  aunque estas creaciones que dotan de personalidad al álbum no trascendieron tanto comos los singles de cabecera. El excelente sonido ofrecido por Norton nos permitió ver a una banda mostrándose más elegante que nunca gracias a un nuevo aporte clásico (incluso sureño en ocasiones), sin fórmulas fáciles y con cierta pausa; digamos que ya nada les impedía levantar el pie del pedal de aceleración… ni del de distorsión. Por primera vez vemos una manifiesta influencia The Beatles, como “Statues”, con un genial piano y la voz más McCartney que habíamos oído en Grohl hasta entonces. Quizá es un disco demasiado meditado, con una estructura in crescendo muy similar en muchos temas, como “Let it Die” (sobre a la relación de Kurt Cobain y Courtney Love), “Come Alive” o “But Honestly”; geniales piezas con un patrón muy parecido a la genial “New Way Home”, publicada diez años atrás en The Colour and the Shape, trabajo que por cierto tiene muchas similitudes con este.

Muchos fans esperaban un disco más rotundo, similar a lo que la banda parecía adelantar en su primer single, la intensísima The Pretender, pero lo cierto es que “Echoes, Silence, Patience & Grace” consiguió aglutinar todos los elementos que dieron forma a los actuales Foo Fighters, que bien podrían haber firmado este disco en 2017 sin que nadie hubiese visto una vuelta atrás en su sonido.