Crítica por Jaime Taboada.


En estos hiperactivos tiempos que nos ha tocado vivir la información fluye deprisa. La actualidad de hoy es olvidada muchas veces en cuestión de días, cuando no de horas. Y en la materia que nos ocupa, la música, sucede algo similar. Oleada continua de novedades en materia de giras, publicaciones de discos, reediciones, etc. Y como es habitual en estos casos de abundancia, se habla mucho de algunos eventos y lanzamientos, mientras que otros, por varios motivos, pasan más desapercibidos. Y en este último grupo se encuentra la publicación de un disco que posiblemente no copará la listas de ventas ni llenará páginas de prensa, pero que merece ser muy tenido en cuenta.

The Wild Sounds Of Lords Of Altamont ha sido publicado hace un par de semanas pero podría haberlo sido hace quince años. El retorno a la primera línea de Jake «The Preacher» Cavaliere y los suyos, tres años después de la publicación de Lords Take Altamont, es un brillante trabajo más que añadir a una ya amplia discografía. Se ha acusado a Cavaliere de inmovilista y conservador. Algo que me atrevo a decir que le resbala. Su reloj interno se paró posiblemente en 1970-71. Y en el 2017 no va a sorprender a nadie con su nuevo disco. Por supuesto que tampoco lo pretende. Lo suyo es darle duro a lo que de verdad le gusta. El resto, simple y llanamente, no existe para el. Su receta es mezclar high-energy, garaje punk y unas pinceladas de psicodelia y heavy blues para completar una combinación que los Lords manejan de fábula. Todo ello envuelto en ese ambiente de serie B siempre tan presente en esta banda.

El disco se grabó en Los Angeles y ha sido publicado por el sello Heavy Psych Sounds. Nombre que podría ser una perfecta definición del estilo de Cavaliere y compañía. Con una aguerrida producción, el comienzo es brutal. El riff inicial de Like A Bird no es un preludio de la tormenta de que se avecina, sino que es la tormenta en sí, sin preámbulos ni introducciones que valgan. Been Broken y Going Downtown continúan en esa línea de contundencia que solo da un mínimo respiro al llegar a Take A Walk en el que la banda se escora hacia la psicodelia. Toma el relevo Evil, una buena versión de Willie Dixon que sin embargo me parece inferior a la que incluyeron en su día Monster Magnet en Superjudge. It ain´t Revolution es otro tema oscuro mas lento y machacón, al que sucede un pepinazo como Dead On The Highway, que podrían haber firmado Hellacopters veinte años atrás. El tramo final del disco, como el inicial, se desarrolla a toda velocidad. Cuatro temas rotundos, veloces y contundentes entre los que destacan en mi opinión, I Said Hey y el espectacular Where Did You Sleep con gran protagonismo del órgano de Cavaliere y que cierra el LP de manera espectacular.

11 canciones. 35 minutos de puro rock´n´roll sin adornos ni postureos. Un disco que no va a cambiar la vida de nadie y que quizás no esté ni siquiera entre lo mejor del año. Pero que en ningún caso decepciona, rezumando además honestidad y credibilidad por los cuatro costados. El grupo se encuentra en estos momentos de gira por España y si tenéis la oportunidad no dejéis escapar su incendiario directo. Mientras no llegue ese momento bueno será subir el volumen al máximo, enfundarse en cuero negro y rockear duramente con estos Wild Sounds of Lords Of Altamont.