Exquirla
Granada – Sala Prince. Viernes 3 de noviembre de 2017.
Texto y fotos: Rafa Diablorock
Una lluviosa noche Granadina daba la bienvenida a varios cientos de personas que nos acercamos a disfrutar de un proyecto difícil de ver en directo, Exquirla, quienes por primera vez actuaban en Andalucia. Meses después de la publicación de su excepcional debut, Toundra y Niño de Elche cuadraban agendas este otoño en media docena de fechas en las que llevarían Para Quienes Aún Viven a los escenarios; en este caso, a la excelente Sala Prince de Granada. Sin banda previa, la banda subía al escenario justo después de un pequeño acto promocional de Cerveza Alhambra, en una sala llena hasta la bandera. Daban inicio las primeras notas que empezaban a hechizarnos, y Paco, Niño de Elche, comenzaba Canción de E con un ejemplar del libro de poesías La marcha de 150.000.000 en mano, para recitar los primeros versos de Enrique Falcón que abren el disco.
Es un momento reconfortantemente tenso presenciar una actuación en vivo tan atípica, y en la que no sabes muy bien cómo actuar. La solemnidad del momento hacía dudar si los habituales gritos, aplausos, levantar de brazos o sacudidas entre el público eran adecuados… de manera que simplemente éramos embaucados por la atmósfera única de su música, que nos golpeaba en directo de una manera sobrecogedora, con un sonido nítido y potente que emanaba de un escenario bellamente iluminado. Todo era nuevo, una liturgia que nos mantenía emocionados aunque algo agarrotados. En la cumbre del segundo tema, Destruidos Juntos, a media sala nos fue imposible permanecer mudos, y gritamos: «Porque nada sé de ti… y la sala se vino abajo. Emoción desatada entre el público y sobre el escenario, con un Esteban a la guitarra que respondió con una enorme sonrisa a todos, gesto de agradecimiento y con el que nos indicaba que podíamos romper ese protocolo autoimpuesto.
Tras ese momento guardé la cámara, decidido a dejarme llevar a lo que pudo ser uno de los conciertos más emocionantes a los que he asistido. Los temas fueron cayendo uno a uno, con diferente orden al del álbum, y cada uno era un nuevo pulso emocional. Quedamos sorprendidos por el carisma de Niño de Elche, poseedor de unas tablas muy diferentes a las que estamos acostumbrados en un frontman, sin ademán rockero alguno, pero dejándose llevar por las mágicas notas de sus compañeros de un modo casi contagioso. Por muy vanguardista que seas, si te quieres dedicar al flamenco tienes que tener una voz prodigiosa, y eso es justo lo que demostró tener «El Niño», con una potencia y unos agudos excepcionales en todos y cada uno de los muchos climaxs que se vivieron, en los que Paco conseguía sobrepasar el volumen de la banda, incluso cuando la tromba sonora sonaba más poderosa. Es muy interesante la diferente dimensión que cobraban los temas en vivo, percibiéndose mucho mejor el vital impulso de la base rítmica, y con la ventaja de poder ver la diferente ejecución de cada uno de los dos formidables guitarristas.
Creo que todos los que vimos a Exquirla aquella noche podemos afirmar que, ese equilibrio que descubrimos hace meses en este proyecto, se terminó por convertir en magia. Terminando la actuación no me preguntaba de qué estilo era el simpar concierto que acababa de ver, sino por quién había tenido más suerte. ¿Niño de Elche por encontrar a una banda poseedora de tal lenguaje musical tras años como banda instrumental? ¿Toundra por dar con una voz tan excepcional, capaz de dotarlos de esa personalidad? La respuesta es clara, los que más suerte tenemos somos nosotros, el público.
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