Hoy toca disfrutar de una de nuestras actividades favoritas. Como si de Marty MacFly se tratara, vamos a viajar en el tiempo. Él utilizaba un automóvil convenientemente tuneado con un condensador de fluzo. Nosotros haremos uso de nuestros recuerdos y por supuesto, de buen rock´n´roll. Y no viajaremos al futuro, sino que retrocedemos al pasado, concretamente a 1982, año en el que el entorno del gran Ozzy Osbourne generaba dos destacables noticias. Una de ellas muy triste, el fallecimiento de su guitarrista y por aquel entonces mano derecha Randy Rhoads. Otra, la publicación de un nuevo trabajo del Madman.

Del trágico fallecimiento de Rhoads ya hemos hablado en el pasado (Flyin´high again. Ozzy Osbourne & Randy Rhoads.), por lo cual hoy nos vamos a centrar en aspectos más positivos. Y es que se cumplen 35 años de la publicación de Speak Of The Devil. Y en Diablorock, eso es motivo de celebración; y por todo lo alto, ya que no hablamos de un artista cualquiera, sino del único, inimitable, impredecible, irrepetible y genial cantante de Birmingham. Volvamos momentáneamente a 2017, Ozzy es una leyenda viva, reverenciado por todo el mundo y de permanente actualidad. La gira de reunión y despedida de Black Sabbath ha sido un gran éxito, vuelve a retomar su carrera en solitario asociándose de nuevo con Zakk Wylde y será cabeza de cartel en multitudinarios festivales. Su nombre ya se asocia con todo merecimiento al status de leyenda viva. Precisamente, todo el equipo de colaboradores de Diablorock lo hemos elegido semanas atrás como el número 1 entre los artistas vivos más grandes de la actualidad. No sé si lo más increíble es que tras tantas décadas continúe en la cresta de la ola o el mero hecho de que esté vivo, desafiando a la biología y dejando alucinado al gremio médico. Y ahora regresemos a 1982, año en el que el bueno de Ozzy estaba en la cima del mundo, además de seguir vivo por increíble que pudiese parecer en plena época de salvajes excesos llevando un estilo de vida casi suicida.

Tras el inicio de su carrera en solitario con dos exitosos y excelentes discos en solitario, a finales de año Ozzy se había quedado sin banda. Rhoads había fallecido y la sección rítmica, compuesta por Lee Kerslake y Bob Daisley, había sido despedida por Sharon Osbourne de manera fulminante debido a desavenencias económicas. Además de eso nuestro protagonista le debía un disco al sello Jet Records para quedar liberado del contrato que le ataba, y ni corto ni perezoso decidió finiquitar el asunto cuanto antes. A falta de temas nuevos, se decidió que el disco que sellaría la libertad contractual sería un trabajo en directo. En el universo Osbourne, por lo general, abundan la situaciones bizarras y estrambóticas además de las decisiones sorprendentes e inesperadas. Y en 1982 todo lo que rodeó a Speak Of The Devil fue un absoluto sinsentido ideado en medio de un completo caos.

Ozzy había reclutado a Rudy Sarzo y Tommy Aldridge para los puestos de bajista y batería respectivamente. Y tras el breve paso de Bernie Torme como guitarrista, finalmente Brad Gillis fue quien se hizo con la plaza. Con este respaldo, y tras una serie de conciertos para foguearse y compenetrarse, se tomó la decisión de grabar un disco en directo. Pero para sorpresa de propios y extraños se decidió que fuera de versiones… ¡de Black Sabbath! Una idea con muy mala leche ya que Sabbath anunciaban por aquellas fechas la publicación de un disco también en directo, aunque en su caso, lógicamente, con Ronnie Dio de vocalista. La razón oficial era que deseaban ser respetuosos con el legado de Rhoads y que no consideraban correcto lanzar un directo con sus canciones tocadas por otro guitarrista habiendo fallecido Randy tan recientemente. Las malas lenguas aseguran que lo único que pretendían Sharon y Ozzy era tocar las narices a sus ex compañeros, y de paso tratar de desacreditar las interpretaciones de los clásicos de Sabbath con la voz de su sustituto.

No contento con esta maniobra de provocación y/o diversión, se incluyó en la crew de la gira un roadie con enanismo al que bautizaron… Sí, lo habéis adivinado… Ronnie. Como se puede ver, todo era amor, fair-play y mutuo respeto entre Ozzy y sus antiguos colegas. Pasando ya al plano técnico y musical, lo primero que podemos decir es que el disco en directo.. ¡no es tal! O al menos no en su totalidad. Los famosos discos dobles en directo de bandas de rock arrastran una leyenda negra acerca de que tienen poco de grabación en vivo y mucho de arreglo en estudio. Discos como Live & Dangerous de Thin Lizzy o Unleashed In The East de Judas Priest son dos de los casos más comentados, pero hay muchos más. Y como no podía ser de otro modo, estando Ozzy y Sharon por medio, Speak Of The Devil es una obra en donde la genialidad y la chapuza van de la mano. Lo curioso es que a pesar de ser un disco trucado, la operación a nivel comercial y de marketing salió bastante bien, siendo considerado durante mucho tiempo como el directo que Black Sabbath nunca habían logrado publicar.

Los miembros del grupo habían logrado aprenderse el repertorio en un tiempo récord, sobre todo Brad Gillis, último en incorporarse. El sello Jet no había facilitado un presupuesto demasiado holgado para la grabación. La idea de llevar una unidad móvil de grabación durante la gira había sido descartada, por lo cual se decidió que se grabarían dos conciertos en el Ritz de New York los días 26 y 27 de septiembre de 1982. Por si las moscas, el productor Max Norman decidió que uno de los días la banda tocara el repertorio completo en directo pero sin público, para tener una bala en la recámara. Posteriormente tocaron en directo real con público. Pero escuchando los resultados, Norman decidió que salvo cuatro o cinco canciones (nunca ha concretado cuales) que realmente se grabaron con público, el resto del material sería escogido del show sin audiencia, añadiendo gritos del público posteriormente. Resulta que Ozzy no quedó satisfecho con su voz y hubo que regrabar y retocar casi todas las partes vocales en el estudio. Entre Norman, el ingeniero de los estudios Record Plant y el cantante hicieron una concienzuda labor de cortar, pegar y reconstruir. Finalmente el disco vió la luz a final de noviembre y la reacción del público fue muy positiva.

Musicalmente el disco no solo dio el pego, sino que además mostraba a Ozzy y los suyos muy motivados ejecutando el repertorio Sabbath con convicción y contundencia, pero sin imitar los originales. Gillis, Sarzo y Aldridge no tenían demasiados puntos en común con IommiGeezer Butler o Bill Ward, pero respondieron perfectamente al reto y salieron mas que airosos de la situación.

En cuanto al listado de temas, poco se puede decir que no se haya dicho ya. La historia del metal se asienta sobre muchos de ellos y el ex Sabbath jugó sobre seguro. No fue su intención desenterrar rarezas o dar cabida a canciones poco conocidas. Tiró de éxitos de manual y pocas pegas (ninguna, más bien) se le pueden poner a himnos como Sweet Leaf, NIB, Paranoid, War Pigs o Snowblind ( “A song about cocaine” como la presenta el cantante). Desde la inicial Sympton Of The Universe hasta el cierre con Paranoid, tenemos la sensación de estar ante un directo de la banda de Birmingham. Sus antiguos colegas publicaron de manera casi simultánea el directo Live Evil, un disco que logró también una gran repercusión pero que no llegó a conseguir que los fans lo indentificaran como un legítimo directo de Black Sabbath.

Ronnie Dio era un excelente cantante, pero hacer olvidar a un tipo como Ozzy era sencillamente una tarea imposible. Hasta ese momento, los británicos sólo habían publicado un disco en directo, Live At Last, trabajo que no les hacía justicia, y por ese motivo Speak Of The Devil fue aclamado por muchos seguidores como el directo que se echaba en falta de la legendaria banda. Todo ello treinta y cinco años atrás, cuando la relación entre público y artistas era diferente. En un principio nadie dudaba de la autenticidad del álbum, y muchos de los fans compraban el disco o el cassette a ciegas para escucharlo en equipos domésticos solamente preocupados por vibrar sin fijarse demasiado en la producción, mezclas u otros engorrosos aspectos técnicos.

Posteriormente se descubrió el pastel, pero a diferencia de lo que ha sucedido con otros artistas que han sido crucificados por apaños de ese tipo, a Ozzy ese asunto no le ha pasado factura. Simplemente se ha considerado como otro episodio ridículo y esperpéntico en una biografía profusa en este tipo de situaciones. El álbum logró una gran respuesta de público. Como anécdota, reflejar que inicialmente en Gran Bretaña, la primera tirada del LP vió la luz con el título de Talk Of The Devil. Y fue el primero y último con Gillis a la guitarra. Tras la gira, fue sustituído por Jake E.Lee y nuestro protagonista comenzaría otra exitosa etapa de su carrera con el disco Bark At The Moon.

Speak Of The Devil fue reeditado en CD a final de los años 80 aunque sin el tema Sweet Leaf que desapareció sin que nadie diera explicación alguna. En la edición de 1995 si que figuraría el listado de temas completo hasta que finalmente, con la aparición de los numerosos rumores de ser un directo más falso que una moneda de madera, Sharon Osbourne decidió cortar por lo sano y descatalogarlo (aúnque se puede escuchar en plataformas como Spotify). Visto desde la perspectiva de hoy no deja de ser una chapuza superlativa, pero a nuestro comedor de murciélagos favorito se le perdona casi todo. El hecho de estar todavía vivo (desafiando a la lógica médica), en la cresta de la ola, y haber vivido riéndose de todo, de todos y sobre todo de sí mismo, hace que esté muy por encima de estas consideraciones. Además, cada vez que ponemos el disco dejamos nuestro cerebro en “modo headbanger” y volvemos a vivirlo como adolescentes. Han pasado varias décadas, mucho ha cambiado el mundo, pero afortunadamente poco lo ha hecho para Ozzy. Olvidemos todas las leyendas por unos momentos, vibremos una vez más cuando escuchamos el riff de Sympton Of The Universe, y como él mismo gritaría: GOD BLESS YOU ALL!!!!!