Five Finger Death Punch.
Madrid, Wizink Center.
11 de diciembre de 2017.
Bandas invitadas: In Flames, Of Mice & Men.
Promotora: Live Nation.

Fotos: Daniel Cruz.
Crónica: Fernando Orte.


Con tanto dinosaurio liderando las giras y festivales más importantes de nuestro país, aparecen pocas oportunidades de comprobar si las bandas de nueva generación son capaces de exhibir músculo, justo lo que pudimos comprobar en uno de los últimos grandes tours de este año, encabezado por Five Finger Death Punch e In Flames.

El concierto se abrió con la banda californiana Of Mice & Men, los cuales comenzaron con un público reducido de unas 300 personas. Poco a poco la gente se fue animando y uniendo al grupo de apasionados por el metalcore. Era muy notable la falta de iluminación en ciertos momentos, que sólo te dejaba percibir a los integrantes del grupo durante milésimas de segundo. No disponían de pantallas de iluminación y el único fondo era un cartel grande con el nombre del grupo.  La gente comenzó a saltar y a mover sus cabezas con el último tema, Warzone, que hizo resaltar el gran torrente de voz de Aaron Pauley, así como la claridad en las partes más melódicas de la canción.


Era el turno de In Flames, que empezó cubriendo todo el escenario con un telón con el nombre del grupo, que dejaron caer al “explotar” el primer tema con el que empezaron. Una vez se pudo ver a los integrantes, llamó la atención la distribución de cada uno de ellos, con el batería Joe Rickard y los sintetizadores en un piso muy superior al resto de la banda. Por detrás de ellos, unas pantallas led mostraban una serie de imágenes y colores que enfatizaban cada canción.
El vocalista principal, Anders Fridén, se notó en algunos temas algo limitado, enmudeciendo en algunas ocasiones, y muy por debajo de la fuerza vocal mostrada por Of Mice and Men y 5FDP. En alguna ocasión, sus característicos sonidos electrónicos no tuvieron la presencia que encontramos en estudio, en virtud de una enorme fuerza en las guitarras y batería. Instrumentalmente sonaron bestiales, e hicieron saltar a todo el público en sus temas más conocidos de su actual etapa.


Five Finger Death Punch venían a demostrar que su vigor sigue intacto y que sus problemas personales son cosa del pasado. Ivan Moody regresa muy fuerte, durante todo el concierto no se ha notado que su periodo de ausencia le haya afectado directamente a la voz. Sabía que se le iba a analizar con lupa, y se mantuvo firme durante la hora y media de la actuación sin vaguear en ningún momento. De hecho, fue capaz de cantar una canción totalmente a capella sin ninguno de sus compañeros en el escenario. El espectáculo fue impresionante, repleto de luces, laser y el ya conocido fondo de la gran calavera con los bates de béisbol. Moody pidió a varios espectadores del público subir al escenario para compartir el espacio con la banda, tradición que sigue sin perderse en los conciertos de la formación americana. Por otro lado, y para dar algo más de espectáculo, Ivan invitó a dos cantantes para dos temas diferentes, Ain’t My Last Dance con Aaron Pauley de Of Mice and Men, y Burn MF con Tommy Vext de Bad Wolves, quien reemplazó a Moody durante su ausencia. Tanto Aaron como Tomy hicieron gala de voces realmente potentes, que pudieron hacer sombra en algunos momentos a un sonriente Moody. Hubo varios momentos divertidos que dejaron claro que la banda ha superado el bache personal, como cuando el guitarrista Jason Hook tuvo algún que otro error que Moody subsanó con un “What the fuck was that?” entre risas. Durante las pausas entre canciones, además de pedir disculpas por su ausencia en el anterior tour y cambiarse de camiseta para casi cada canción, Moody se atrevió a improvisar un Crazy Train the Ozzy y un Enter Sandman de Metallica con Jason, quien volvió a meter la pata en este último tema. En definitiva un gran concierto de una banda que demostró saber manejar a la perfección los grandes recintos. Five Finger Death Punch tienen mucho por decir en este lado del charco, cada visita es un triunfo y el gran público se está dando cuenta que hay banda para rato.