Por Jaime Taboada.
A veces el mundo del rock nos proporciona muy gratas sorpresas. Entre avalanchas de novedades que vienen a ser más de lo mismo, de vez en cuando descubrimos con agrado títulos y trabajos que sobresalen por encima de la media y en los que percibimos mucho mimo y dedicación. Además, por supuesto, de mucho talento. Uno de estos casos es el de Doctor Voltaje, banda afincada en la zona de Valencia que ahora debuta con un potente disco lleno de buen rock´n´roll y que deberían dar mucho de qué hablar.
El grupo es el resultado de la unión de cinco músicos con un largo recorrido por la permanentemente underground escena del hard rock nacional. Y tanto la experiencia como el bagaje a sus espaldas se revela una ventaja. Perros viejos en esto del rock que no pretenden ser lo que no son, ni tratan de dar gato por liebre a nadie. No vivimos en 1974 ni las calles de España son como Sunset Strip. Y el error de algunas bandas es tratar de recrear ese ambiente, perdiendo su personalidad. Algo que no hacen Doctor Voltaje, conscientes de la época y el lugar en el que viven adaptan su música a la realidad del día a día, tanto el suyo como el de sus fans. Sus letras no hablan de Cadillacs ni de simbolismos americanos. Y ni siquiera su cantante trata de impostar un forzado acento de inglés americano. Francis Sarabia utiliza el castellano sin con ello perder fuerza, garra o autenticidad. Todo lo contrario, al ser la lengua que domina, su voz gana en seguridad y empaque.
Son este tipo de detalles lo que hacen que el disco homónimo de Doctor Voltaje no sea uno más. Ni inventan nada ni lo pretenden, pero a la vez logran imponer su personalidad por encima de sus modelos y referentes. Podríamos ahora caer en la tentación de mencionar muchas bandas para tratar de definir al grupo, pero creo que sería una injusta comparación además de algo totalmente innecesario. La formación opera como quinteto y la inclusión de un teclista en sus filas hace que su sonido se diversifique y el disco no caiga en ningún momento en la monotonía. Pero realmente todos los integrantes de Doctor Voltaje hacen un gran trabajo; la sección rítmica con Wally y Carlos Sánchez se muestra sobria y efectiva, sin afán de protagonismo pero con la contundencia necesaria. Arropa al guitarrista Eloy Ibáñez, capaz de pasar de la melodía al mas hard rockero de los riffs con total naturalidad y que interactúa brillantemente con Suzuki Samurai (curioso nombre) quien a las teclas realiza una labor excepcional. Todo ello conjugado con la voz de Francis Sarabia, cantante de la vieja escuela que sabe transmitir sin tener que recurrir al grito o a efectismos vocales.
Lógicamente de poco vale el talento y el virtuosismo si no viene apoyado por composiciones sólidas, y de esas hay para dar y regalar. Brillante el grupo en ese aspecto, no hay relleno ni nada que se le parezca. En el plano musical, el disco se compone de 8 temas más una intro. Noches de Rock And Roll ha sido escogido como single y es una perfecta elección. Melódica (que no blandengue) y con un gran estribillo es una canción con gran potencial. Bueno, en realidad, todas lo son. Desde temas con mas raíces en el hard de los 80 como Circo del Horror o La bebida y el amor (ojo a ese Hammond al principio!!!!) a medios tiempos como Huérfano de lo Extraño o el excelente e intenso Medianoche en París. Y en mitad situaríamos canciones con mucha influencia de la música negra, clara raíz en el rhythm & blues y con vocación de himnos como He bajado al infierno o Tengo una bala para ti, cargadas de boogie y rock´n´roll old school, que son dinamita pura y que nos trasladan directamente a la época dorada cuando el rock y el soul iban de la mano.
Un gran balance entre estilos que hacen que el álbum suene muy fresco, variado y nada repetitivo. Grabado en Valencia, ha sido autofinanciado (el signo de los tiempos) y autoproducido. En lo referente a lo segundo, destacar que el grupo ha realizado una gran labor en ese sentido. Grabado en el estudio The Room, propiedad del bajista Carlos Sánchez, el disco goza de una labor de producción encomiable, puliendo lo justito el sonido pero siempre conservando la crudeza necesaria, sin caer en la tentación de inundar las canciones con docenas de arreglos. Se opta por la filosofía de “menos es más”, lo cual, teniendo en cuenta la clase y el nivel de estos cinco músicos, me parece una acertadísima decisión.
En definitiva, los amantes del classic rock estamos de enhorabuena ya que podemos añadir un nuevo nombre a la lista de bandas a seguir. Que el proyecto tenga o no continuidad dependerá de varios factores, pero es innegable que estamos ante una obra que dejará poso. Uno de los debuts del año.