Por Jaime Taboada.
Es un caso curioso el de Dani Nel.Lo. Tras haber debutado en el mundo de la música hace décadas con Los Rebeldes, es ahora cuando goza no solo de popularidad, sino también de un respeto ganado a pulso tras años de recorrerse España saxo en mano desplegando todo su talento por los escenarios; bien como lugarteniente de gente como el enorme y añorado Nick Curran o bien como miembro de Los Mambo Jambo. La época de los éxitos radiofónicos al lado de Carlos Segarra y compañía ya no volverá, pero tras aquello y tras proyectos como Dani Nel.lo y La Banda del Zoco es ahora cuando quizás ha encontrado su sitio definitivo. Sacrificando la comercialidad es en la actualidad uno de los abanderados de la escena del rock instrumental. Y en su caso, de la faceta más ruda, cruda y “vintage”.
Para este hombre el tiempo se paró varias (muchas) décadas atrás y no se molesta en ocultarlo o disimularlo. En los últimos quince años, más o menos, su música ha dado un salto cualitativo. En calidad, ha sido un gigantesco salto adelante. En cuanto a sonido lo ha sido hacia atrás y ahora, cual celoso albacea de una herencia musical de valor incalculable, se dedica a reivindicar el saxofón como instrumento básico dentro del rock´n´roll y el rhythm & blues de los años 40 y 50. Algo que ya se percibía con claridad en su anterior entrega discográfica, Sax-O-Rama. Y bajo esa premisa, desde hace unos meses se ha embarcado en una gira por todo el país, apoyado por su disco Los Saxofonistas Salvajes. Gira que recalaba en Vigo el 15 de diciembre, y siendo viernes, no se me ocurría mejor plan que disfrutar de una noche de puro y salvaje rock´n´roll.
Había visto a Nel.Lo anteriormente con Los Mambo Jambo en varias ocasiones, pero nunca al frente de su propia banda. Aunque más o menos imaginaba lo que iba a encontrarme, la realidad superó mis expectativas previas. Del formato cuarteto de su banda “madre”, se pasa ahora a todo un septeto. La sección rítmica se compone, nada más y nada menos que de un batería, un percusionista y un bajista. Y además, el grupo se compone de dos saxofonistas y dos guitarristas. Qué se puede decir de un combo así, en el que además, al lado de Nel.Lo figuran musicazos de la talla de Dani Baraldés o Anton Jarl (increíble labor la suya a la batería), pues que es como ver a Los Mambo Jambo supervitaminados y multiplicados por dos. Como esta gira va de homenaje a músicos y reivindicación del instrumento, el grueso del repertorio se compone de versiones. Y salvo escasos momentos de una cierta tranquilidad, la velada transcurrió a todo gas.
Al no haber un cantante, Nel.Lo asume el papel de frontman y lo hace con acierto, aplomo y la seguridad que da la experiencia. Presenta brevemente algunas de las canciones y se ve claramente como ejerce su liderazgo en el seno de la banda. Y durante una frenética hora y veinte minutos se suceden a velocidad de vértigo temazos como Flying Home Mambo, Hot Tamales o Sands Of Sahara. Y sobrevuelan la sala los espíritus de King Curtis, Noble Watts o Red Prysock. Nombres, injustamente olvidados pero que contribuyeron decisivamente con sus saxos a que artistas como Little Richard o Sam Cooke consiguieran el sonido que les hizo legendarios.
Finalmente, la velada tuvo el punto culminante en una espectacular versión del Nigh Train de James Brown rebautizada para la ocasión como Night Train Mambo. Inmejorable colofón. Y aunque pueda parecer un concierto corto en duración, fue abundante en intensidad y no hubo tregua alguna en ningún momento. Entre tema y tema, no sucedían más de unos segundos; tras finalizar uno, unas breves palabras del saxofonista… el 1,2,3,4 de rigor y… ¡zapatilla de nuevo! A lo largo de la noche, se pudo comprobar que la banda disfrutaba tanto como nosotros (o sea, muchísimo) y según sonaba una u otra canción, podía uno teletransportarse mentalmente a algún humeante y sudoroso antro en 1952 o bien meterse de lleno en una de esas oscuras películas de cine negro. Todo ello mientras el escaso pero entusiasta público, bailábamos como si no hubiera un mañana.
En definitiva, una noche para gozar de un sonido que, por muchos años que pasen, continúa teniendo plena vigencia. Y con alguien como Dani Nel.Lo manteniendo viva la llama del rhythm & blues, la seguirá teniendo por mucho tiempo. Por mi parte, poco más que añadir. En esta ocasión fuimos pocos. En la próxima espero que seamos muchos más. Tener la oportunidad de presenciar un bolo de esta categoría no es algo frecuente. Lustra tus zapatos, atusa el tupé y… ¡¡a rockear muy duro!!
Fotos de Ana Castro.